Avatar, la nueva película de James Cameron, está destinada a revolucionar el mundo de los efectos especiales Autor: Internet Publicado: 21/09/2017 | 04:53 pm
El mundo entero se apresta, por lo menos esa parte del mundo que preferimos considerar «el mundo» cuando hablamos de industrias culturales y éxitos de taquilla, a ver la última superproducción de sorprendentes efectos visuales creada por el cine norteamericano. James Cameron (el director de Titanic, las dos de El Exterminador, la segunda parte de Alien, sin olvidar la memorable El abismo) ha retomado la megalomanía de superproducciones evasivas o futuristas con Avatar, cuya acción transcurre dentro de 150 años, y se ambienta en el planeta Pandora, poblado de alienígenas de color azul, y que posee un mineral capaz de resolver los problemas energéticos de aquella civilización.
Destinada a revolucionar la industria del entretenimiento y en particular el área de los efectos especiales, la película más cara de la historia del cine, y respaldada por expertos del género como Steven Spielberg, George Lucas y Peter Jackson, Avatar fue escrita hace 15 años por Cameron y luego guardada, hasta que la tecnología permitiera recrear estos universos y personajes. Cuando vio al Gollum de El señor de los anillos, un personaje cuya apariencia fue completamente generada en computadora, Cameron se percató de que era el momento de llevar el guión a la pantalla. De haberla filmado en 1999, hubiera costado alrededor de 400 millones, ahora “solo” se desembolsaron 237, a costa, sobre todo, de las cámaras especiales de alta definición (con dos o más filmaciones al unísono) que confieren sensación de profundidad a la imagen , y la generación por computadora del 60 por ciento de los escenarios y espectaculares acciones.
Además de que el género de la ciencia ficción ha regresado al pináculo de calidad y aceptación (está no solo Avatar, sino también la continuación de Star Trek y las excelentes Distrito 9 y 2012, dos filmes comprometidos a la par con el entretenimiento y con temas tan graves como la discriminación racial o el desastre ecológico), tampoco falta, en la muy variada temporada 2009-2010, un soberbio thriller antibélico y de acción sobre el trabajo de los militares y técnicos antibombas en Iraq (The Hurt Locker) que ha ganado el favor de la crítica en tanto, recalcan ellos, elude la perspectiva política y se concentra en los dramas personales, y en los miedos, de estos soldados perennemente amenazados por la muerte. En la cuerda antibélica, desde la farsa y el grotesco, como una especie de sátira al drama histórico convencional, aparece la muy elogiada Inglorious Bastards, donde Quentin Tarantino completa la crónica fantasiosa, desconcertante, extrañamente infiel a los anales documentados, de la participación norteamericana en la Segunda Guerra Mundial.
Menos aparatosas y espectaculares que Avatar, The Hurt Locker e Inglorious Bastards (utilizo los títulos originales en inglés porque varias de estas películas carecen de títulos en español) o en todo caso atentas a un tipo de visión menos extrema y pantagruélica, están Up in the Air —un taquillerazo ambientado en la época de la recesión y henchido de referencias a la actual crisis económica— que ya consiguió nada menos que seis candidaturas al premio Globo de Oro (George Clooney pinta ganador como mejor actor) y que compite en el renglón de mejor drama, aunque casi toda la prensa la clasificó como una comedia; el filme independiente ambientado en Harlem sobre las virtudes de la alfabetización y titulado Precious: Based on the Novel ‘Push’ by Sapphire, y el musical Nine, que fue postulado al Globo en cinco renglones (mejor musical o comedia, mejor actor para Daniel Day-Lewis y mejor actriz para Marion Cotillard, entre otros) y que, según cuentan, trae en plena forma a Rob Marshall, el director de la muy ponderada y sobrevalorada Chicago.
La entrega número 57 de los premios Globos de Oro tendrá lugar el 17 de enero y la participación hispana incluye a la española Penélope Cruz (ganadora del Oscar el año pasado por Vicky Cristina Barcelona) como mejor actriz de reparto por el musical Nine; mientras que Los abrazos rotos, de Pedro Almodóvar y La nana, del chileno Sebastián Silva, figuran en el apartado de mejor película extranjera. Ambas compiten con la crónica nostálgica Baaría, del italiano Giuseppe Tornatore (que veremos en enero gracias al ciclo de filmes que apoyará la visita del célebre realizador italiano); Un profeta, del francés Jacques Audiard y La cinta blanca, del alemán Michael Haneke, que recientemente venciera como mejor película, guión y dirección en los Premios Europeos de cine.
Meryl Streep, que ya cuenta con seis victorias en el Globo de Oro, compite este año consigo misma como mejor actriz de comedia con It’s Complicated y Julie & Julia. Pero no es Su Majestad la única intérprete con doble postulación. Similar hazaña registraron Sandra Bullock (sorprendentemente) y Matt Damon. La famosa comediante, hasta ahora especializada en torpezas y comedias sentimentales cada vez más parecidas las unas a los otras, fue mencionada como actriz dramática en la historia de fútbol estadounidense titulada The Blind Side, y como una jefa arpía que obliga a su asistente a hacerse pasar por su prometido en The Proposal. Damon encarna al denunciante de su propia empresa en la comedia The Informant! y hace papel de reparto en el drama Invictus, donde da vida a un astro sudafricano del rugby en esta suerte de biografía de Nelson Mandela por la cual está postulado Morgan Freeman en el papel titular.
He aquí una lista de los títulos que tal vez nos mantengan ocupados intelectualmente, o al menos entretenidos y desconectados, durante el año que llega. Cuando se exhiban en Cuba será el momento de evaluar la grandeza o la miseria de cada uno. Por ahora valga solo el conocimiento de que existen, y de lo que representan en un medio cada vez más repetitivo, competitivo y de invasiva seducción.