El piano, uno de los compañeros de Idania en su expedición musical. Foto: Cortesía de la entrevistada CIENFUEGOS.— Idania, aquella niña que, por más de tres lustros, perteneció al grupo Ismaelillo, se ha convertido en una joven artista de 25 años con notables condiciones vocales, en una ascendente carrera musical.
En su breve tiempo como solista figura ya entre las voces cienfuegueras más reconocidas del país, y ganó recientemente el Gran Premio (y otros cuatro lauros) del Concurso Nacional de Música Mariana de Gonitch. De sus cargados días, la artista nos regaló una mañana, para conversar sobre su obra, afanes, gustos...
—¿Qué te reportó esta distinción?
—Significó algo muy especial, la realización de todos estos años de trabajo, la consagración de mi esfuerzo, un paso importante en mi superación.
—Destacas por tu versatilidad y eclecticismo...
—Desde mis inicios me propuse ser ecléctica. Mi primer maestro, Gonzalo Bermúdez, me formó para eso, y siempre estuve de acuerdo con él. Un reciente concierto por el 8 de Marzo, celebrado en Cienfuegos, fue una prueba: interpreté desde un popurrit en un simple piano, hasta un fragmento de la ópera Evita que precisó hacerse con montaje, escenografía..., en fin; de igual forma el homenaje a Lola Beltrán con El currucucú...
—Tengo entendido que Hugo Oslé es tu maestro ahora. ¿Cuáles son los beneficios?
—Comencé recientemente con él. La relación me va superbien. Oslé fue alumno de Mariana de Gonitch. Ya desde la primera clase —fueron fundamentalmente ejercicios— sentí que comencé a cambiar, desde la forma de respirar hasta todo.
—¿Cómo te preparas técnicamente?
—Todos los días me preparo física y vocalmente; y creo que eso ayudará a madurar algo que está todavía «medio pintón». Cada jornada realizo ejercicios de voz. A través de los años he tratado de corregir los defectos que iba detectando en las grabaciones de los conciertos; he explorado mi voz y aprendí a conocerla, a colocarla.
—¿Cuáles son tus temas preferidos?
—Lo que más me gusta cantar son cosas de sentimiento, feeling o bolero, lo que yo pueda sentir.
—¿Con qué sueñas?
—Sueño con tener un grupo acompañante, me gusta sentir la música en mí. Hacer espectáculos donde pueda demostrar mis diferentes habilidades, cantar, bailar, tocar la flauta, el piano, y toda la gama de la percusión.
—¿Qué te reporta espiritualmente la labor profesoral?
—Llevo tres años como maestra de piano. Imparto el instrumento en primero, segundo y tercer años. Es uno de los privilegios que me ha dado la vida. Ellos, los niños, con un gesto te pueden mostrar mucho. Un beso suyo fortifica el ánimo.
—Aparentas ser una muchacha de carácter serio.
—En el sentido de que me gusta hacerlo todo casi a la perfección, sí lo soy. Eso viene en mi mapa genético: mi mamá es superseria..., pero en realidad no me considero así si se asume el término como adusta, grave.
—Has desarrollado una intensa labor en la cobertura artística de actos políticos, de la mano de la Unión de Jóvenes Comunistas.
—Me gusta cantar y pienso que deben aprovecharse todos los escenarios, mejor aún si responden a una noble causa. Los actos patrióticos y otros de diverso tipo me alimentan, me brindan una necesaria espiritualidad. No pierdo la oportunidad de cantar. Estoy segura de que en mi día a día, la perseverancia y la incondicionalidad ante todo me ayudan a seguir creciendo».