Promover la joven vanguardia artística es la misión de la AHS. Foto: Ibrahim Boullón El Consejo Nacional de la Asociación Hermanos Saíz (AHS) concluyó este miércoles en la capital, con la conciencia de los presidentes provinciales de que todavía quedan barreras por derrumbar para que la organización cumpla con su rol: promover la joven vanguardia artística.
Han sido dos jornadas intensas de intercambio de experiencias a partir de los encuentros que sostuvieron estos creadores con Waldo Ramírez, vicepresidente del ICRT, y con Fernando Rojas, viceministro de Cultura, entre otros funcionarios.
Una vez más, la radio y la televisión estuvieron en el centro de los análisis, al ser esenciales en la promoción de los artistas y escritores agrupados en la Asociación.
Ellos piensan que no se aprovechan óptimamente las verdaderas potencialidades de las nuevas emisoras, de los telecentros municipales y provinciales y de las corresponsalías.
Quedó claro que tanto la radio como la televisión están en la obligación de establecer estrategias y jerarquías, y para ello requieren de un personal calificado, que se supere constantemente, después de las urgencias en la necesaria formación.
Estos espacios, a veces, son víctimas de la «enfermedad de las vacas sagradas», con insuficiente nivel profesional, señalaron. Sin embargo, ocupan las plazas que están negadas a los graduados, quienes se sienten desprotegidos. Una vez más la evaluación profesional fue mirada con suspicacia al ser usada en muchas ocasiones para decidir solo el salario que devengará el trabajador.
Se criticó asimismo la que debiera ser una televisión comunitaria, aunque en verdad no existe una metodología a seguir. Por tal razón, quienes menos se ven reflejados en la pantalla son los espectadores a quienes van dirigidos los diferentes productos audiovisuales.
Hoy son los telecentros los que posiblemente estén mejor equipados, lo cual podría ser muy provechoso, sobre todo para los estudiantes de nivel superior de la carrera de audiovisuales, cuyas facultades carecen de tecnología, sin embargo, los asociados se quejan de que tampoco allí pueden completar su preparación.
Se reconoció que aunque van apareciendo los espacios donde se ejerce la crítica y se propicia el debate, todavía son insuficientes. Y cuando existen hay una resistencia a que se reflejen los problemas a escala nacional, porque, dicen, «esto podría influir en la emulación».
Esto no se gana con un programa aislado, esclareció Waldo Ramírez, sino cuando el análisis de la realidad del país forme parte de toda la programación, que debe sustentarse en el abordaje crítico de los problemas, pero no desde la posición del francotirador.
«Hay que provocar un pensamiento dialógico en la televisión, donde el modelo vertical le ceda paso al horizontal, al participativo. No se trata de “hacer talco”, sino de criticar para debatir, para dialogar, para abrir la sociedad».
Los asociados también se refirieron a la manera en que algunas instituciones territoriales con las cuales ha trabajo históricamente la AHS, se han ido desentendiendo de ella, a partir de la adquisición por esta de personalidad jurídica como parte del proceso de legalización que la ocupa. Esto ha conducido a que, de momento, algunos proyectos, como la reparación de las Casas del Joven Creador, queden en tierra de nadie.
La relación entre la Asociación y la Brigada José Martí también fue revisada. Y es que el objetivo no es que los instructores de arte integren esa organización, sino que en ella aparezcan los que en verdad son representativos del movimiento por su quehacer artístico de probada calidad. Por ende, lo que debe ocurrir es que los asociados se conviertan en asesores, en profesores de los diferentes claustros, que contribuyan a su constante superación.
Velar porque la programación cultural sea pensada por la AHS desde la calidad de las propuestas artísticas, desde la excelencia, fue el llamado de Fernando Rojas. «La Asociación no puede perder el sentido de selectividad, el sentido de arte de vanguardia que siempre la ha distinguido», dijo, una idea que fue otra vez aprobada por consenso.
Con la visita a las escuelas Cubanacán, en proyecto de restauración, concluyó el Consejo Nacional de la AHS, que dedicó buena parte de su tiempo a discutir los planteamientos de los jóvenes artistas de cara al VII Congreso de la UNEAC.