No tengo anotada la fecha exacta en que ocurrió por última vez una jornada de cine polaco contemporáneo en la Cinemateca de Cuba, pero probablemente haya que remontarse a los últimos años 80, o los primeros de la década de los 90, para localizar en el tiempo el más reciente ciclo consagrado a ponernos al día a ese respecto. Sí recuerdo que para los cinéfilos de entonces (todavía no tenía la suerte de haber «colado» un trabajo en alguna publicación periódica ni especializada, y por tanto no pasaba de ser «simple» espectador) era una fiesta la semana polaca, como le llamábamos a esos días de banquete para la inteligencia, compartidos con las jornadas de la Unión Soviética, Hungría, Checoslovaquia y otros países socialistas esteuropeos, cuya amistad con Cuba, o al menos con nuestras pantallas, no resultó ser tan inquebrantable como entonces parecía.
Todavía recuerdo que entre mis películas favoritas de los años 70-80, de las cuales casi todas procedían del joyero audiovisual que ha sido la Cinemateca, destacaba un buen grupo de películas polacas, casi todas dirigidas por Andrzej Wajda (Bodas, Tierra prometida, El hombre de mármol, Las señoritas de Wilko, El director de orquesta) aunque no solo. Ahora regresan los polacos con filmes muy recientes —la fecha de realización oscila entre 2003 y 2005— para contar cómo sobrevive aquella cinematografía a la caída del muro, a la disminución sustancial del mecenazgo estatal, al creciente y rampante comercialismo, y a la hegemonía globalizadora del entretenimiento a lo Hollywood. Advertimos a los nostálgicos que en la semana no hay títulos de Wajda, lo cual parecía imposible hace 20 o 30 años, pero no faltan obras de otros consagrados (Zanussi, Falk) amén de varias propuestas tentadoras. (Para los interesados, les cuento que Wajda ha seguido filmando, con todo y encontrarse frisando los 80 años. Ya veremos si en otra ocasión contactamos con lo último que ha hecho).
El reconocido realizador Krzysztof Zanussi dirigió en el año 2005 la película Persona non grata. Figura también eminente del cine polaco, líder del cine llamado «de la preocupación moral» en los años 70 (Estructura de cristal, Mimetismo, Espiral, Constante), maestro del drama psicológico con pertinente reflexión social, Krzysztof Zanussi dirigió Persona non grata de la cual es coproductor y protagonista el descomunal actor y realizador ruso Nikita Mijalkov, quien establece sensacional tour de force actoral con ese histrión del cine polaco que es Zbigniew Zapasiewicz, al cual se añaden otros expertos de la actuación como Jerzy Stuhr y Daniel Olbrychski, cuyos títulos magistrales llenarían media página de JR. Según aseguran los promotores, Zanussi ha realizado y escrito una película sobre «la amistad, la lealtad, el amor, la sospecha y la reconciliación, que alcanza una de sus más altas cotas de creatividad, demuestra magnífico estilo narrativo, y lo consagra como eminente director de actores».
El filme aborda el reencuentro en Uruguay (donde se rodó la película) de dos viejos amigos, uno polaco y el otro ruso, en el momento cuando se agrietan los ideales que defendieron fervorosamente en la juventud, ante una realidad cuyos paradigmas éticos parecen haber cambiado por completo. Víctor, el embajador polaco en Uruguay, está muy apenado por la repentina muerte de su amada esposa. De visita en su país de origen, se encuentra con Oleg, el viceministro de asuntos exteriores de Rusia, un viejo amigo desde hace 20 años. Sin embargo, esta amistad está cargada de sospechas políticas y sentimentales. Víctor hace un balance de su vida, tanto en el plano sentimental como el político. Empieza a pensar en la posibilidad de que su mujer lo hubiera estado engañando con el simpático compañero ruso.
Amigo personal de Mijalkov, Zanussi le ha regalado buenos momentos en esta obra, puesta también al servicio de la reflexión sobre la vida diplomática y sus problemas y, más que todo, sobre las no siempre apacibles relaciones entre la católica Polonia y la ortodoxa Rusia. Otros artistas consagrados —y se nota en la película la pericia con que desempeñan sus profesiones— se encargan de la fotografía (Edward Klosinski) y de la música (Wojciech Kilar).
En la edición número 30 del festival de cine nacional que ocurre todos los años en Gdynia, se concretó el encuentro triunfal de varias generaciones del cine polaco. El jurado, presidido justamente por Andrzej Wajda, confirió su Premio Especial a Krzysztof Zanussi, por Persona non grata, filme sobre el cual recayó el galardón por el mejor actor secundario (Nikita Mijalkov). El premio máximo de esa cita fue para otro título que veremos en la muestra, El recaudador, de Feliks Falk, que cuenta la historia de un funcionario de Estado quien, en el curso de su carrera, cambia su sistema de valores y pasa de una intransigencia feroz a la más total compasión por el prójimo. También fueron premiados el guión (Grzegorz £oszewski), la fotografía (Bartek Prokopowicz), el mejor actor protagonista (Andrzej Chyra, uno de los mejores de la joven generación) y la mejor actriz secundaria (Kinga Preis) en El recaudador, la segunda película más taquillera de Polonia en 2006. También alcanzó el premio del jurado ecuménico del Festival Internacional de Cine de Berlín, y fue la propuesta polaca para la candidatura a los Oscar en la sección de la mejor película en habla no inglesa.
A juzgar por el párrafo anterior estamos ante una gran película, pero los premios no siempre son entregados a quienes los merecen. Atendiendo a lo que se ha dicho sobre el filme, tal vez podamos asegurar que veremos una obra destacable en muchos sentidos, drama oscuro, inexorable, profesionalmente puesto en escena. Contada con más detalle, para motivar al lector, puede decirse que la acción se concentra en torno a Lucek Boheme, el mejor recaudador de Walbrzych. Él aprovecha el poder que le otorga su trabajo para arruinar la existencia de la gente que le rodea con una arrogante frialdad. Pero en tan solo 48 horas se producen dos acontecimientos que le cambian la vida por completo: intenta conseguir, sin suerte, el instrumento musical que pertenece a la hija de la que había sido su gran amor, y se entera de que otra víctima suya se suicidó ante la puerta de su oficina.
Entre los filmes que intentamos promover hay otro que fue premiado en esa misma edición del festival nacional del cine polaco. Alcanzó los galardones a la mejor fotografía (empatada con El recaudador), el premio del público y a la mejor música (compuesta por Michael Nyman, a quien se deben las portentosas bandas sonoras de El contrato del dibujante, El marido de la peluquera, El piano y Carrington). Se trata de Soy, dirigida por Dorota Kedzierzawska, la cual se une a las comedias «distintas» que son Giordano, el ángel enamorado y La boda, además de los dramas Palimpsesto y Zurek, para completar una nómina bien atractiva. Pero sobre estos últimos títulos no puedo añadir ni una palabra. Ya consumí el espacio.