Con más de 15 años, Sampling sigue sorprendiendo a quienes acuden, ya sea en conciertos o a través de su discografía, al ejercicio de escucharlos. Recuerdo hace años, exactamente en los años 90, cuando muchos proyectos vocales emergían con tanta fuerza y pujanza, que hubo quienes vaticinaban el fin del grupo, o siendo más tajantes, alertaban sobre el deceso de la moda y el estilo emprendidos por ellos. Esa moda, estilo, forma, corriente, o como queramos llamarla, consistía en la manera original en que estos músicos imitaban determinados instrumentos musicales como trompetas, trombones, guitarras, el bajo y la siempre importante percusión; modo que, indudablemente, le había traído y brindado notoriedad no solo en Cuba, sino en buena parte de los países que visitaban. En sus inicios, Sampling utilizaba la imitación como uno de sus platos fuertes, pero esto no sentenciaba de ninguna manera que se divorciaran a tiempo completo de la experiencia coral adquirida anteriormente, y que fue importante semilla en el surgimiento de la banda. Pero, sin dudas, eran más conocidos y etiquetados como «instrumentos vocales» por lo bien y magistral que hacían esta mímesis.
Tiempo después, el grupo sigue trabajando la línea vocal, incluso la va madurando a niveles mucho más experimentales, y ahora podría decirse lo que muchos no creían en los años mozos del grupo: Sampling cuenta con excelentes voces, capaces lo mismo de imitar un determinado instrumento, que de abordar cualquier género que se propongan, pues no les falta el timbre ni la seguridad.
He tenido la suerte de conocerlos, aun cuando ha habido en el grupo algunos cambios, pero en una u otra época, han sabido mantener un sonido y un sello bien propios y, por sobre todo, han respetado la música cubana además de saber hacerla magníficamente, tanto en recreaciones de temas antológicos de la trova tradicional, el son o la Nueva Trova como en canciones escritas por ellos. En esta línea recuerdo temas como Pirimpinpin, La fiesta ya empezó y Una forma más, y en el camino de las versiones ya son clásicas Fábula de los tres hermanos (Silvio Rodríguez), Bilongo o La negra Tomasa (Rodríguez Fife) y El tren (Rafael Cueto), esta última incluida en su nuevo fonograma, Akapelleando.
Sampling ha realizado quizá su mejor disco hasta el momento, salvando distancias y épocas, y sin demeritar para nada las anteriores producciones, que son varias. Este es una mezcla de todo lo acumulado hasta la fecha, el resultado de varios años encima de escenarios y, más que todo, de un intenso ir y venir por la música cubana y universal.
Aquí encontraremos esta paridad inusual, ese eclecticismo vocal con temas inéditos y otros conocidos, este enjambre de autores diversos. Abre precisamente el disco una canción titulada El almendrón, de René Baños, director de la banda. La misma anda por los senderos del son pero con la actualidad que impone la música bailable cubana, con buenos coros y un encomiable trabajo de los «metales».
Pienso que en resumen todo el repertorio de temas del disco es balanceado, mesurado y responde perfectamente a las exigencias vocales y retos, ¿por qué no? que asumen estos muchachos, aunque asomen algunas sorpresas, o mejor dicho, joyas que buscan su apoteosis en formas interpretativas llenas de originalidad. Tal es el caso de la versión de A mi manera (Marcelino Guerra), donde sobresale el interesantísimo solo de tres; también el agudo y atrevido cambio de armonía en la versión del clásico Lágrimas negras (Miguel Matamoros). Pero un tema que sin duda llama la atención de la gente, ya sea por su arreglo, por la interpretación o por el solo de guitarra eléctrica al final, es Hotel California, uno de los clásicos del rock internacional. Aquí Sampling mantiene parte de la estructura de la canción, como la conocida y progresiva introducción aunque no la hace tan larga como la original. La voz de Reinaldo Sanler llega como anillo al dedo a la versión, no solamente por el evidente dominio fonético del idioma inglés, sino por su estilo de cantar, desenfadado y desdoblado.
La estructura de la banda a la hora de abordar algunos temas es bien definida: gozan de buenos solistas, como Chaviano, Reinaldo, Julio César y René, cada uno con distintos timbres que se pueden moldear o adaptar a una determinada canción, estilo o tendencia, además del acople necesario a la hora de hacer cuerdas, metales o coros. Pero Sampling, además, posee una excelente base, armónica y rítmica, encargada a Porro y Abelito, quienes llevan la importantísima responsabilidad del tempo y la definición sonora, con énfasis particular en el concepto que sobre la música tienen ambos intérpretes, ya sea con la clave o con el necesario tumbao del bajo, sin mareos de ningún tipo, como suele decirse.
Reafirma y pondera el maestro Leo Brouwer, con sus notas en el disco, toda la maestría y perfección del trabajo de Sampling, y creo que a quienes se aventuraron en los citados años 90 a vaticinar el fin de una era musical liderada por Sampling en lo vocal, deberíamos hacerles llegar una copia de Akapelleando, no como signo de mera petulancia o altanería musical, sino como el convencimiento cabal de que estamos asistiendo a la madurez plena de un proyecto que tiene aún mucho por recorrer.
Enhorabuena también la EGREM, casa discográfica que ha tenido el tino de apostar por una propuesta auténtica, exenta de baratismo musical, y la cual, para beneplácito de muchos fue nominada a Cubadisco 2007 en las categorías de Música vocal, Grabación (Orestes Águila y Víctor Cicard) y Videoclip (con el tema Apretaíto pero relajao, del realizador Ian Padrón), obteniendo felizmente el premio en Música Vocal y el Gran Premio de dicho certamen.