Mapá, una de las más hermosas colecciones para niños y niñas, publicada por la Casa Editorial Abril, se enriquece cada año con las ocurrencias de Alejandro. Del mundo de ese pequeño nacen los poemas de Chamaquili, Chamaquili y Buenos días, Chamaquili. Ambos títulos, escritos por Alexis Díaz-Pimienta, y deliciosamente ilustrados por Jorge Oliver (Oli), son el inicio de una serie que convida a soñar y reír con las travesuras de un chiquilín que se esconde entre los besos.
Mediante un juego de palabras ingenuas pero reflexivas, el autor de estas historias revela las ocurrencias de Chamaquili, el niño que anhela una casita en el teléfono para estar cerca de la abuela y establece una especial relación con la ovejita María, el Coco, la nana, el sol. Muchos de los niños y niñas que han tenido la suerte de aproximarse a estos textos aprenden de memoria cada uno de los versos y se identifican con el protagonista, de quien muy pronto tendremos un nuevo libro: Chamaquili y la lámpara luna.
En declaraciones a JR, el conocido escritor y repentista Alexis Díaz-Pimienta aseguró que está lista la tercera entrega de la colección. En un encuentro reciente en el Centro Hispanoamericano de Cultura, poco después de la presentación de Bueno días Chamaquili, Pimienta adelantó que Chamaquili y la lámpara luna verá la luz en la próxima Feria Internacional del Libro Cuba 2008.
«Es un poemario, es muy plástico, con todo un juego real inspirado en las expresiones de Alejandro y en su relación con la luna. En él la luna se convierte en la lámpara de la mesita de noche de Chamaquili y sustituye la voz de la madre y el padre», explicó el también profesor universitario y subdirector del Centro Iberoamericano de la Décima.
Se refirió igualmente al modo en que emergieron los primeros poemas de la colección: «Desde que mi hijo más pequeño nació (Alejandro) yo le digo Chamaquili. Un día me di cuenta de que las frases que él decía a veces tenían la música de muchos de los versos del español. Y empecé a convertirlas en pequeños poemas.
«Luego tuve la suerte de que la Casa Editora Abril y Oliver, el creador de los dibujos de esta serie, se enamoraran del personaje, que intenta ser un resumen de todos los niños de uno a siete años, sin importar el lugar donde vivan. Con Chamaquili pienso llegar a diez historias, que para mí es un número mágico: redondo, cabalístico, espiritual.
«Todo aquí se teje en una especie de progresión creativa. Escribo los textos y se los entrego a Oliver con poco tiempo, ya cuando se van a publicar, para que conserve la fuerza del descubrimiento, de la novedad.
«Creo que tardé mucho en escribir para niños, niñas y jóvenes por un absoluto respeto, por lo difícil que es y las grandes obras que existen. Lograr lo que me ha pasado con Chamaquili, que los lectores se aprendan los textos de memoria y hagan suyo el libro es un regalo que cuesta. He conseguido entrar en la piel de un niño, que en este caso es el mío. Pero aun así, sigue siendo un reto».
Con una amplia producción para niños, niñas y jóvenes que incluye títulos como El extraño caso del niño que acusaron de morder la luna y En un lugar de la Mancha, este literato no solo crea para los más pequeños de la casa, sino también para el público adulto, al tiempo que ha incursionado en casi todos los géneros literarios.
«Vengo del mundo del repentismo, y aprendo y me nutro lo mismo de un cantor, un poeta oral, que de un libro de los grandes escritores de la lengua. Creo en la literatura y he bebido de las dos fuentes (la escrita y la oral). Allí donde tenga algo que decir me aventuro. Y me da igual que sea novela, cuento, ensayo o poesía», concluyó.