Enrique Pineda Barnet. Foto: Calixto N. Llanes
Un fenómeno cultural y popular fue recordado con la cinta cubana El Benny. Jorge Luis Sánchez, su director, apostó por contar buena parte de la vida de aquel cantante que como nadie, ponía genialidad, voz y ritmo a las melodías. Es evidente que la música siempre ha encontrado un espacio en el cine cubano, de ahí que trasciendan a lo largo de los años filmes como La Bella del Alhambra, de Enrique Pineda Barnet, o Zafiros, locura Azul, de Manuel Herrera.«Si hay que ubicar a la música en alguna parte del cuerpo cinematográfico, diría que es el sentimiento de cada película», afirmaba este martes el propio Pineda Barnet, al terminar la jornada dedicada a La música y el cine, en el Simposio Internacional de la Feria Cubadisco 2007.
El Premio Nacional de Cine 2006 detalló que «cada largometraje necesita de un tratamiento musical distinto, al igual que cada género dramático tiene su sonoridad, y hay momentos en que la música adquiere un papel protagónico importante».
Algo que corroboró Cary Diez, vicepresidenta del comité organizador del evento, al reconocer el aporte mutuo que se han brindado estas dos manifestaciones en la Isla, «sobre todo en espacio, protagonismo y respeto. Incluso, en el Festival Internacional de Cine, la música ha sido destacada, y desde 1998, el Premio Cubadisco incluye el lauro a la mejor banda sonora de las películas realizadas».
Para Román Chalbaud, destacado cineasta venezolano, es sumamente significativo este espacio abierto en el evento para compartir realidades, unir a dos países como Cuba y Venezuela, y validar lo significativo que resulta la música en el séptimo arte.
«Les digo siempre a los jóvenes que ellos tienen la posibilidad de hacer un cine mejor que el que nosotros hacemos, pero deben estudiar mucho. Para lograrlo debemos ser como los hombres del Renacimiento: saber de todo. Conocer de pintura, teatro, ballet, literatura y música».
El director de la cinta El Caracazo, dijo al ser interrogado sobre la importancia del melodrama —tema que trascendió dentro de los debates—, que «los autores de un arte moderno, que parece que no depende de ninguna manifestación, quizá sean los que desprecien realmente ese género. Hago melodramas y estoy muy orgulloso de ello».
El también director de cine, el cubano Rigoberto López, añadió que muchas historias pudieran ser expresadas a través de una reconsideración crítica y válida de ese género, que está absolutamente en conexión con la tradición narrativa de este país, y va desde Cecilia Valdés hasta El derecho de nacer o La Bella de la Alhambra.
El Simposio Internacional hoy centra sus ponencias y debates en las casas discográficas alternativas o independientes como salvaguarda de la memoria musical de los pueblos, y contará con las intervenciones de destacados especialistas.