IAgrop es un polígono experimental para uso de sistemas de riego y maquinaria agrícola. Autor: Otoniel Márquez Publicado: 12/05/2025 | 07:15 pm
ALQUIZAR, Artemisa.— Unir la sapiencia del campesino a todo aquello que desde la ciencia valida mayores rendimientos, como la buena semilla, las atenciones culturales, el riego necesario y los microorganismos eficientes, suele ser una fórmula que se traduce en más producciones, más allá de bloqueos, carencias de insumos y hasta temporales.
En este empeño andan desde hace mucho en Pulido, Alquízar, en el que las tierras fértiles se combinan con el saber y ponen a prueba allí varios sistemas de riego y maquinarias para evaluar su efectividad y luego extender los resultados a plantaciones de todo el país.
Hoy el camino es mucho más abarcador. Desde hace un año se constituyeron como mipyme estatal IAgrop S.U.R.L, cuyo socio único es el Instituto de Investigaciones de Ingeniería Agrícola (IAgric), del cual anteriormente eran una estación experimental.
El nuevo modelo, aun cuando no ha dado todavía los frutos esperados, debido en gran parte a las afectaciones del huracán Rafael, sí muestra indicadores favorables, y mucho ha incidido en la permanencia de un colectivo que ha tenido mejoras salariales y de las condiciones de trabajo.
El joven Reiniel Vallester Cruzata, especialista principal de Ciencia, Tecnología y Medio Ambiente en esta Mipyme, precisó que este cambio ha dado impulso, sobre todo, a la actividad científica.
«Estamos involucrados en varios proyectos y experimentos. Actualmente realizamos un estudio con cinco cultivos de yuca bajo diferentes tratamientos de riego superficial, y estamos inmersos en la cosecha de unas 30 variedades de frijol con diferentes tecnologías de siembra y riego, más otros proyectos de agricultura de conservación».
Asimismo, está en fase inicial un proyecto para el fomento de la tecnología para el cultivo de la vainilla, financiado por el Fondo de Medio Ambiente, y otro para la producción sostenible de viandas y granos, asumido por el Fondo Financiero de Ciencia e Innovación.
Aunque su objeto social es prestar servicio a su cliente principal, el IAgric, como polígono experimental para todos los proyectos del Instituto, buscan ampliarse a otros clientes y oportunidades para hacer ciencia.
«Tenemos vínculos con la Universidad de Artemisa, el Instituto Politécnico de Alquízar y la Dirección Municipal de Educación, para apoyar en la formación de los técnicos e ingenieros agrícolas. Ya desarrollamos un taller internacional para incentivar el cultivo de especies que sirven como condimentos».
Benito Faure, especialista del Instituto de Investigaciones de Granos, precisó al Presidente cubano Miguel Díaz-Canel Bermúdez, en visita reciente a IAgrop, cuánto puede aportar a la soberanía alimentaria la generalización del proyecto con frijoles. «Aquí escogimos variedades buenas, resistentes a nuestro clima, y hemos reducido la distancia entre los surcos, lo cual aporta más rendimiento en la misma área», detalló.
Benito Faure asegura que podemos producir todo el frijol que demandamos. Foto: Otoniel Márquez
Frente al campo, ya a punto de cosechar, mostraba a los visitantes la salud de las plantaciones y su productividad. Muy cerca, otro logro de esta última etapa: la instalación del equipamiento necesario para una estación meteorológica que aporte constantemente datos de humedad, precipitaciones y otros indicadores, necesarios también a la hora de evaluar rendimientos de cultivos.
Víctor Manuel Tejeda Marrero, director del IAgric, explicó que todo lo necesario para medir variables meteorológicas llegó por el proyecto Fortalecimiento de las capacidades para la gestión de los recursos hidráulicos en la República de Cuba, fruto de la colaboración entre los institutos cubanos de Recursos Hidráulicos y de Investigaciones de Ingeniería Agrícola y la Agencia de Cooperación Internacional de Japón (JICA).
Campo adentro
Con las botas puestas y doblados sobre el surco pueden verse a obreros e investigadores. A Orlando Félix Sarmiento, especialista de Investigación, lo encontramos en el vivero en preparación para fomentar el cultivo de la vainilla.
Desde junio de 1983 trabaja en Pulido, y son muchas ya sus investigaciones vinculadas con el riego y las necesidades hídricas de frijol, papa, garbanzos, maíz, malanga y otros. «Actualmente me vinculo con los proyectos de yuca, mango y aguacate, y además apoyo el proyecto de la vainilla. Los datos que recogemos aquí sirven para extender los cultivos al resto del país», confirmó, al tiempo que ponderaba las mejoras salariales y de atención tras la implementación de este nuevo modelo de gestión, al que poco a poco se van acostumbrando.
Dentro de la casa tapada varias mujeres acondicionaban los canteros en los que luego irían las posturas de vainilla. Yamilia Milanés Rizo, al frente de la brigada, explicó que se involucran en todos los cultivos, sobre todo en la limpieza y el riego. «Ya recibimos capacitación sobre las atenciones que lleva la vainilla, pues es una planta desconocida para nosotros. El salario es bueno y nos beneficiamos con la venta directa de los productos que se cosechan aquí».
Aunque la ciencia es la prioridad, producen alimentos que aportan al autoconsumo, al consumo social, y generan ingresos por conceptos de venta en ferias y mercados. En las condiciones económicas actuales de Cuba, con carencias de insumos y maquinaria agrícola, unidas a los efectos del cambio climático, poner la ciencia en función de las producciones y luego generalizar los resultados es tarea primordial para lograr la ansiada soberanía alimentaria.