Un nuevo cubículo en el Pediátrico apuesta por evitar el traslado a la terapia intensiva de enfermos entre cero y tres meses con enfermedades respiratorias. Autor: Alien Fernández Martínez Publicado: 10/03/2025 | 07:09 pm
SANCTI SPÍRITUS.— Después de dos noches sin pegar ojo porque la tos de su pequeño Lucas sonaba como un tambor hueco, Claudia López llegó al hospital pediátrico docente provincial José Martí de esta provincia. En sus brazos, además de su único hijo, cargó con media casa porque sabía que se lo ingresarían.
«Es su segunda vez aquí porque es muy alérgico. A los pocos días de nacido, estuvimos en la sala por otra afección respiratoria. Entonces, no existía el cubículo donde nos ubicaron. Realmente, me sorprendió, casi lo estrenamos. Tiene muy buenas condiciones», cuenta ya con el egreso de la institución en las manos.
Basta mirar a través del grueso cristal que separa el área de la Sala Respiratorio A, del hospitalito —como se le conoce aquí y fuera de los perímetros de este territorio al hospital pediátrico docente provincial José Martí, de Sancti Spíritus— para confirmarlo. Cuenta con capacidad para seis camas. Está revestido con grey cerámico y posee climatización artificial que favorece la eliminación de infecciones causantes de hinchazón y acumulación de moco.
«Se habilitó esa pequeña área para atender a menores de edad, sobre todo a menores de tres meses, diagnosticados con bronquitis grave, moderada y leve o que tienen otras enfermedades respiratorias agudas que, muchas veces, requieren de los servicios de la terapia intensiva. Ya con esto disminuimos la estadía en la sala de terapia intensiva y el riesgo de otras infecciones, así como mejoramos la calidad de la asistencia médica», explica Redelio Rendón Fernández, jefe del grupo provincial de Pediatría en Sancti Spíritus.
Para este experimentado galeno, quien ha auscultado a muchas generaciones de espirituanos, no resulta alarmante que por esta época del año esté ocupada casi la totalidad de las 37 camas del servicio respiratorio. Los padecimientos de este tipo son muy frecuentes y se encuentran entre los que más casos aportan cada año a la terapia intensiva de la institución sanitaria.
«Por ello, todo lo que se hace para ofrecer un mejor servicio nunca será suficiente. Tenemos dividida la sala en A y B. La primera con 18 camas para menores de un año de edad. La B, con 19 para mayores de ese tiempo de vida.
«Además, contamos con cubículos especiales. Uno, que funciona desde hace varios años, que fue la respuesta a un programa de la Revolución, de la llamada Batalla de Ideas, en que se atiende a pacientes con fibrosis quística. El otro con tres camas, donde se asiste a menores de un año que salen de las unidades de cuidados intensivos con problemas de salud todavía, pero que pueden estar en esas condiciones. Se ha habilitado con clima y baños independientes. Y ahora este, que es otro logro importante».
Y aunque solo tiene pocas semanas en funcionamiento, ya la nueva área confirma que resulta una idea necesaria y efectiva.
«A pesar de la situación económica que tiene el país, cuenta con dos aires acondicionados, se remodeló totalmente, se repararon los baños y ambos cubículos se rehabilitaron desde el punto de vista estructural y de pintura. Esta nueva área también tiene el mobiliario reparado, cuenta con los balones de oxígeno, los manómetros, todas las condiciones para brindar una asistencia médica continua. A pocas semanas de laborar hemos logrado que ningún pequeño haya tenido que ser remitido a la terapia intensiva. Eso para nosotros significa una victoria».
Signos vitales
Cuando se camina por los pasillos y salas de este hospital pediátrico, se reconoce a simple vista que no es un paraíso. Falta de medicamentos y otros insumos, no completamiento de la totalidad de su plantilla, huellas de falta de detalle en su construcción y rasgos de ausencia de limpieza e indisciplinas de familiares y enfermos que no cuidan el entorno, son realidades que resulta imposible esconder y negar.
Sin embargo, el colectivo de este hospitalito, que desde hace más de 55 años alivia la salud de las generaciones más jóvenes de Sancti Spíritus, ha sabido sortear esos y otros obstáculos para obtener resultados que lo ubican a la vanguardia no solo del sector de la salud a nivel nacional, sino internacional.
El ejemplo más concreto es que desde hace 25 años no se registran en sus estadísticas muertes por bronquiolitis, infección respiratoria aguda que afecta sobre todo a los menores de un año.
«En el mundo entero, incluyendo Estados Unidos, y los países desarrollados de Europa, ocurren. Se habla de uno, dos y hasta cinco por ciento de decesos por esa causa. Este es el único pediátrico cubano donde hemos olvidado que eso tiene lugar.
«Somos referencia nacional, además, en los programas de atención a la tuberculosis y a la fibrosis quística de páncreas. Somos referencia nacional en las unidades de cuidados intensivos y, sobre todo, en la supervivencia de los menores de edad que ingresan en estado grave. Este año rompimos el récord de mortalidad infantil para la historia de la provincia: 3,6, la más baja del país, y también para la historia de una institución del sector de la salud en Cuba».
Para este profesor y guía del servicio respiratorio en la provincia, no se trata de resultados casuales, sino hijos de un trabajo sistémico y de muchos desvelos.
«No son exclusivos de nuestro servicio. Son resultado del sistema multifactorial que como estrategia implementa el sector de la Salud en Sancti Spíritus, comenzando por la atención primaria y luego con la labor de este colectivo cuando los casos llegan a nosotros. Aquí hay mucha unidad. Todos estamos en función del paciente, desde el auxiliar general de limpieza, el técnico de laboratorio, el tecnólogo, la auxiliar de enfermería, la enfermera, los médicos, nuestros alumnos… Hablamos de un sistema».
Precisamente, la fusión entre los más experimentados con los menos ha sido fórmula efectiva para que los buenos aires alivien siempre en el hospitalito espirituano.
«Es seguir el proceso de continuidad con la guía de quienes ya vamos terminando. Desde hace muchos años, la estrategia de la Dirección Provincial de Salud en Sancti Spíritus ha sido el fortalecimiento de los servicios con la orientación verticalizada hacia áreas claves como la pediatría en respiratorio, la pediatría en terapia intensiva, la pediatría en enfermedades diarreicas agudas, la pediatría en neonatología… De ahí nuestros resultados de forma integral».
La fusión entre los más experimentados con los menos es una fortaleza en la institución hospitalaria espirituana. Foto: Alien Fernández Martínez