Yaquelín (a la derecha) enfrentó numerosos retos al asumir la dirección de la empresa donde había ido a trabajar de forma voluntaria. Autor: Naturaleza Secreta Publicado: 05/09/2024 | 11:21 pm
Las mujeres cubanas y, con orgullo, las mujeres transportistas, representan un ejemplo vívido de sacrificio y liderazgo. Invito a nuestros seguidores del sector a que miren hacia dentro de sus empresas e identifiquen a esa mujer que los enseña e impulsa hacia un mayor desarrollo personal y profesional. Serán muchas las que se identificarán. Una de ellas es Yaquelín Leyva Damason, directora de la UEB Occidente de Aerovaradero, quien llegó cuando más hacía falta.
En agosto de 2021 arribó procedente de la Empresa Cubana de Servicios Aeroportuarios (Ecasa), quizá en el momento más difícil de los últimos años en Aerovaradero, cuando todavía estaba enfrascada en la Operación Voluntad, también llamada La Contingencia.
Dicha misión fue constituida a partir de las demoras en las entregas de la paquetería de los años 2020 y 2021, debido al confinamiento que nos vimos obligados a pasar en nuestras casas por la pandemia de la COVID-19. En 2021, cuando abrieron las fronteras, se empezó a hacer una montaña de paquetes todavía más grande, con las nuevas cajas que entraban cada semana.
«El trabajo comenzó en enero de 2021, a partir de una ligera mejora en la cuarentena. Por aquí mandaban medicamentos, alimentos, aseo y otros paquetes importantes para las familias. Era una necesidad lograr entregar esos paquetes», asegura Yaquelín.
«Fue un período duro. Se abrieron dos modalidades. Estaba la presencial, en la que los clientes venían a la empresa a buscar su paquete; venían incluso de provincias. La otra modalidad fue la de puerta-puerta, que consistía en llevarle el paquete al cliente hasta la puerta de su casa, para evitar el tránsito de las personas en las calles sobrecargando el sistema de transporte público, y cumplir con las medidas de distanciamiento», recuerda.
Y añade que se iban a las tres de la mañana y a las seis ya estaban de regreso, porque los turnos eran de 24 horas. «Era mucha la paquetería que estaba acumulada. Eran horas y horas para el procesamiento de la carga. Una de las cosas que más nos golpeaba eran las reclamaciones, quejas e insatisfacciones de los clientes por toda la demora en la entrega de los paquetes. Nos empezamos a centrar en nuestros procedimientos, para poder darles respuesta a todas las reclamaciones».
Fue en noviembre de 2021 cuando finalizó la Operación Voluntad. Uno de los integrantes del equipo Desafío, Camilo Polanco, caminó por uno de los almacenes de la UEB Occidente y mientras conversaba con Yaquelín notó un cartel en una de las puertas que rezaba: «Faltan 25 días». Curioso por ello, la abordó y le preguntó. —¿Por qué 25 días, ¿qué fue eso?— a lo que ella miró detenidamente, y se le comenzaron a aguar los ojos.
«Ese cartel fue una campaña interna que hicimos cuando solo nos faltaban 25 días en el sistema de paquetería acumulada para poder cubrir todas las demoras. Después de haber trabajado mucho, solo restaba un poco más. Me da emoción porque, sin embargo, hubo momentos realmente duros. Abríamos algunas cajas donde estaba escrito el nombre del destinatario por supuesto, y su número de teléfono de la casa. Llamábamos y nos sorprendía la noticia de que había fallecido».
El intercambio constante con los trabajadores ha sido la brújula de Yaquelín para lograr resultados en su labor. Fotos: Naturaleza Secreta
En medio del diálogo, Yaquelín no podía contener las lágrimas. Recordaba el esfuerzo realizado tres años atrás, y que, en ocasiones, simplemente por lo contundente que es la vida, a veces era un esfuerzo en vano por personas que la COVID-19 se llevó.
Sin embargo, los retos no acabaron después de finalizada esa contingencia. Yaquelín fue nombrada en ese mes de noviembre de 2021 directora de la UEB donde había ido a trabajar de forma voluntaria. Algunas semanas después, la protagonista de la historia pasó por un momento complicado, el cual nos cuenta como una anécdota.
«Mi hija estaba terminando 12mo. grado, y tenía frente a ella la necesidad de tomar una decisión importante. Era la selección de su carrera universitaria. Tenía varias opciones. Debía estar para ella, para ayudarla a elegir la carrera. Siempre había permanecido a su lado durante toda su vida, pero aquella vez, cuando tenía que ir a las puertas abiertas de la carrera de Medicina, no pude acompañarla. Ese día no pude sentarme con mi hija para decirle que era buena su elección, que no estaba equivocada, que la apoyaba. Era la carrera que mi hija quería, y aunque se lo había dicho el día antes, ese día no la pude acompañar.
«Recuerdo que entré por las puertas de la UEB, y di un suspiro muy grande cuando me di cuenta de que habían delante de mí 540 trabajadores empeñados en que los paquetes salieran. Respiré profundo, me estaban esperando. Me subí, y comencé a explicarles qué íbamos a hacer a partir de ahora con la dirección de la empresa, qué yo tenía de mí para darles como directora, y qué necesitaba transformar de ellos para que verdaderamente la UEB sea lo que hoy representa, un logro de todos los trabajadores.
«Fue difícil porque no tenía experiencia de dirigir una División tan grande. Fue un reto grande porque los trabajadores estaban necesitados de que los apoyáramos y los enseñáramos a hacer. Lo que sucede hoy es un reflejo de lo conseguido en todos estos años de trabajo, con base en nuestra constancia y disciplina», dice Yaquelín.
Historias de sacrificio y liderazgo como las de Yaquelín no podían quedarse dentro de una caja, dentro de la paquetería familiar que recibe quizá usted o algún conocido suyo, teníamos que compartirlo con el mundo, para seguir reconociendo el trabajo incansable que realizan las mujeres transportistas, las de la aviación y, en general, todas las cubanas, por el desarrollo social y económico de nuestro país.
«Nosotros trabajamos aquí de 7:30 a.m. a 7:30 p.m. todos los días, no tenemos sábados, no tenemos domingos. Nosotros vamos a los desfiles del 1ro. de Mayo, y regresamos al trabajo, a continuar, para que no se pare el servicio. Es un sacrificio grande, es lograr que los sistemas de trabajo confluyan.
«Mi familia me apoya muchísimo, tengo un hijo que es médico, y siempre me dice: tienes que cuidarte. Es cansón. Pero me apoyan muchísimo. Hay veces que solo tengo los domingos para verlos. Es un puerto seguro a la hora de llegar, y están convencidos de la importancia de este trabajo. Voy a estar acá hasta que haga falta». (Tomado de la página en Facebook del ministro de Transporte, Eduardo Rodríguez Dávila)