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Por siempre Fidel

Desde que el líder histórico de la Revolución hizo su entrada a Sancti Spíritus el 6 de enero de 1959, en esta tierra permanece presente su legado y, en especial, cuando en el aniversario 33 de la gesta del Moncada aseguró que esta provincia es «un ejemplo de espíritu, de avance y de progreso»

Autor:

Lisandra Gómez Guerra

SANCTI SPÍRITUS.— Hacía frío, el típico de los primeros días de enero. Una voz alertó sobre la noticia y la añeja villa del Yayabo se desbordó. «Los barbudos con Fidel al frente están llegando». La frase subió por todo lo que se conoce hoy como Consejo Popular Colón hasta el parque Serafín Sánchez Valdivia. Y con ella, un mar de pueblo.

Lo confiesa, pasados 65 años, Alcibiades Aguilar Rondón, integrante del grupo que, aún con olor a Sierra Maestra, veía cada vez más cerca este pedazo de Cuba.

«Fue mucha la gente que se concentró en diferentes puntos y luego caminó junto a nuestros carros para esperar las palabras de Fidel», cuenta quien luego decidió plantar bandera y sembrar familia aquí.

La noche profunda sorprendió a espirituanos de diferentes generaciones entre ovaciones, consignas y las notas del Himno Nacional. Nadie quería perderse la entrada del líder de aquella tropa victoriosa.

Alrededor de la 1:30 de la madrugada del 6 de enero de 1959 se cumplió el anhelo colectivo. Con sus botas y traje verde olivo, ascendió por las escaleras de la más bella construcción ecléctica de Sancti Spíritus, entonces Sociedad El Progreso. Fidel se posicionó en el balcón de la derecha y desde allí habló por espacio de una hora y 35 minutos.

Ovaciones, preguntas como dónde estaba Raúl, qué hacer con quienes reprimieron al pueblo, salieron como dardos desde quienes le escuchaban. Mas Fidel compartió, sin adornos, que sobrevendrían etapas complejas.

«Es importante que el pueblo sepa desde hoy y comprenda que la Revolución no podrá ser tarea de un día, ni de dos, ni de tres; que nuestros males no encontrarán solución de la noche a la mañana; que será preciso trabajar mucho… Con el triunfo de la Revolución —expresó finalmente— se ha cerrado un largo proceso de humillación y se inicia la dignidad definitiva de la Patria».

Regresos inevitables

Con el amanecer, la Caravana de la Libertad enfiló su proa hacia el Occidente y muchas acciones se sucedieron en Sancti Spíritus para cumplir con el Comandante en Jefe.

Nadie imaginó que el 12 de agosto de ese mismo año llegaría a Trinidad para echar por tierra una conspiración para derrocar a la Revolución Cubana, urdida por el Gobierno de Estados Unidos con la complicidad del entonces dictador dominicano Rafael Leónidas Trujillo. Justo el día en que cumplió sus 33 abriles, Fidel le regaló otra victoria a Cuba y precisamente desde esta provincia.

Le sucedieron muchas visitas: Jatibonico; la comunidad Dalia, cerca de Venegas, en Yaguajay, donde se suma a su team pelotero; Condado, en Trinidad; sur del Jíbaro, en La Sierpe… Poco a poco, auscultó el territorio.

Fiesta de rojo y negro

Dicen que el 26 de julio de 1986 en Sancti Spíritus, como varios días antes, amaneció con prisa. Se daban los toques finales a obras con olor a cascarón, se precisaba la imagen de la Plaza de los Olivos, en la ciudad del Yayabo, donde sucedería el acto con carácter nacional, y se esperaba con ansias el retorno de Fidel a la provincia.

En el gran espacio escoltado a ambos lados por edificios, por aquel entonces una de las más jóvenes áreas de la urbe del Yayabo, se plantaron 10 000 sillas. Minutos antes de la hora de inicio del acto, todas estaban ocupadas y detrás un mar de pueblo permaneció de pie.

Justo cuando a las seis de la tarde el reloj digital instalado en el edificio 12 plantas dejó escuchar un fragmento de la canción Pensamiento, del legendario trovador Rafael Gómez Mayea (Teofilito), arribó a la tribuna el entonces Presidente de los Consejos de Estado y de Ministros.

«¡Fidel!, ¡Fidel!, ¡Fidel!», gritaron masivamente los espirituanos, clamor que se antojó más vibrante y sonoro que nunca antes, según rememora la memoria colectiva.

Dos horas y 42 minutos mantuvo la atención el pueblo que asistió a la plazoleta y los miles que siguieron su discurso desde sus casas gracias a la radio y la televisión. Felicitó al territorio por el decrecimiento en la tasa de mortalidad infantil, los nuevos servicios que se ponían a disposición de todas las generaciones y la buena salud de la agricultura.

También mostró, con su dedo al aire, su insatisfacción porque varios viales y presas permanecían pendientes de terminación o habían nacido en plazos exagerados y sin calidad. Sin embargo, una frase se volvió premio a tantas jornadas de entrega: «Hoy esta provincia es un ejemplo de espíritu, de avance y de progreso».

Cerró la noche a ritmo de Santiago espirituano. Al día siguiente, Fidel despertó en la ciudad yayabera. Inauguró el hospital provincial Camilo
Cienfuegos. Recorrió los pasillos de la entonces Facultad de Ciencias Médicas, áreas del tanque apoyado y la planta potabilizadora, la pista del aeropuerto, el hospital materno, la Escuela de Iniciación Deportiva Lino Salabarría y el paso superior sobre el río Yayabo.

Parte del pueblo

El año 1989 se distingue en la historia espirituana por vivir intensas jornadas en compañía del Comandante en Jefe. Asciende hasta Fomento, donde conoció de primera mano cómo el sector de la salud se expandía por el lomerío; pasa por la Autopista Nacional, donde pregunta por la construcción del puente que se levantaba sobre el río Zaza… Sumó a su periplo centros de Sancti Spíritus, Jatibonico y Taguasco.

Ante de la despedida del territorio se encontró con el pueblo en la Plaza Mayor General Serafín Sánchez Valdivia, donde dejó como buen aliento: «Se está trabajando muy serio y ustedes son parte de este esfuerzo… esperamos que Sancti Spíritus, al igual que nuestra Patria, tenga el futuro que merece».

Al mismo lugar, donde se honra al Paladín de las Tres Guerras, retornó en 1996 para presidir el acto nacional por el aniversario 36 de la constitución de los Comités de Defensa de la Revolución (CDR). Sabía que el pueblo se había quedado esperando en esa ocasión la celebración del 26 de Julio. «Realmente creo que ustedes se merecen cualquier reconocimiento… de modo que este acto es un reconocimiento a dos partes: a los CDR y a Sancti Spíritus».

No fue hasta 2002 que el Legendario del Tiempo volvió al área de Los Olivos, que ya había conocido en 1986. Tuvo lugar allí la Tribuna Abierta de la Revolución, de las más grandes que se registraron en el centro de la Isla. «Si patria es humanidad, como sentenció Martí —alertó mientras agitaba una bandera—, somos ciudadanos del mundo y hermanos de todos los pueblos del planeta».

El inevitable paso del tiempo no permitió que otra vez, físicamente, el pueblo contara con su palabra y presencia. Mas estuvo en el acto central por el 26 de julio de 2016, presidido por el General de Ejército Raúl Castro Ruz, entonces Primer Secretario del Comité Central del Partido y Presidente de los Consejos de Estado y de Ministros.

«Preparando este discurso —expresó José Ramón Machado Ventura, entonces segundo secretario del Comité Central del Partido y vicepresidente de los Consejos de Estado y de Ministros— volví a su discurso de 1986. Le ratificamos el compromiso de seguir siendo fieles a las ideas por las que ha luchado a lo largo de su vida y de mantener siempre vivos el espíritu de resistencia, la combatividad, el pensamiento dialéctico y la fe en la victoria que él supo inculcarnos en primer lugar con su ejemplo».

El mismo que conducirá el encuentro este 26 de Julio, cuando espirituanos y espirituanas serán protagonistas de un momento en que inevitablemente, como ocurría durante las visitas de Fidel, se detendrá el calendario de este territorio.

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