Ante los elevados niveles de gastos que tiene la empresa, trabajan con créditos bancarios para capital de trabajo e inversiones, con la certeza de que honran la deuda siempre en el plazo establecido. Autor: Rafael Fernández Rosell/ACN Publicado: 23/07/2024 | 09:39 pm
PINAR DEL RÍO.— Lo que más satisface a Ray Leonard Sánchez Ramírez es que en la empresa jamás le han truncado una idea. «Siempre me han escuchado, incluso cuando llegué recién graduado. Y no solo a mí, fuimos varios en mi año los que llegamos a este centro de trabajo, que es muy grande; sin embargo, siempre han tenido un espacio para nosotros», refiere este joven que es ahora director de Tecnología y Calidad de la empresa pesquera industrial La Coloma (Epicol), y que en breve asumirá como director adjunto.
Junto al salitre, a la brisa que te despeina a la orilla del muelle en el que atracan los barcos de La Coloma, al sur de Pinar del Río; junto al quehacer constante desde la madrugada cuando empiezan los primeros procesos, habitan en este centro las ganas de trabajar.
La producción de alimentos es una de las tareas estratégicas para el país. En el sector, varias empresas tienen en su encargo estatal fundamentalmente las exportaciones, una vía de adquisición de las divisas necesarias para desarrollar este y otros frentes.
De la pesca a la industria
Bien sabe Yordan Nogueira Tapia, director general de Epicol, lo que es tener a su cargo unos 900 trabajadores vinculados con la producción, entre pescadores y otros que realizan labores en la industria. «El trabajo es fuerte. Estamos organizados en cuatro unidades empresariales de base (UEB) extractivas, más la de Puerto Esperanza que es ahora una empresa filial, una de industria, la de aseguramiento y una casa matriz. Todas las vinculadas directamente con la pesca son langosteras, excepto la de Puerto Esperanza».
El resto de las UEB extractivas se dedican indistintamente a la captura de langosta para la exportación, en diversas presentaciones, de especies de escama, de bonito, cangrejo y de otros dos rubros exportables: el cobo y el pepino de mar, este último muy bien cotizado en el mercado internacional.
Agrega el joven que también incursionan en el maricultivo con dos parques ostrícolas.
Hasta la fecha los planes de captura de la emblemática entidad reflejan 1 252,6 toneladas (t), de las cuales se han capturado 862 t. Los niveles de incumplimiento se deben fundamentalmente a las especies de escama, pues la langosta se cumple al 160 por ciento.
Nogueira Tapia recalca que la empresa no escapa del déficit de combustibles, pero no solo a ello se deben estas cifras, sino también a días de «mal tiempo» y a la disponibilidad técnica de las embarcaciones.
Tras haber perdido cuatro de ellas en los embates del huracán Ian, Epicol trabaja en la recuperación de su parque, pues la intención es sustituir los Cayo Largo, que son las boniteras de madera, por embarcaciones plásticas, cuyos mantenimientos son más prolongados, menos costosos y la disponibilidad técnica del equipo es mucho más amplia en el año.
Una de las producciones que no cumplen es el pepino de mar, ahora en veda. De un plan de 7,3 t, solo han capturado 2,1. Esta, al igual que el cobo, es una especie que se captura por cuota.
Para ello los científicos del Centro de Investigaciones Pesqueras hacen una prospección y determinan la población que hay en la zona de pesca. La captura se hace de noviembre a diciembre y desde enero hasta mayo.
No obstante, los frentes fríos provocan fondos revueltos y la pesca es por buceo. A veces las condiciones del tiempo no permiten salir al mar y, además, la técnica requiere de una tecnología que no es la preferida por los pescadores.
Al detalle cada proceso
Al frente de la planta de langosta está Luis Alberto Chaveco Valle, quien lleva diez años en la empresa y asegura haber aprendido en cada tarea.
Gran relevancia otorga a que cada año se hace un curso de capacitación en el mes de junio, justo antes del levante de la veda de la langosta el 1ro. de julio.
Sobre este asunto de velar por las normas, mucho pueden aportar las muchachas Danaly Lago Cruz, con ocho años de experiencia en la empresa, y Neyvis Bárbara León Fiol, ambas graduadas de Ingeniería Industrial.
La primera de ellas se desempeña como técnica de calidad en la línea de cola. Es su responsabilidad velar por la inocuidad de los productos y garantizar que lleven toda la información según los requisitos que demanda su comercialización a nivel internacional.
Por su parte, León Fiol es especialista B en gestión de la calidad, y se prepara para asumir como directora de Tecnología y Calidad. Por sus manos transita el sistema integrado de gestión, que regula todos los procesos de la empresa, los estratégicos y de apoyo, los de comercialización y ventas. Un área integral a la que no se llega sin antes haber pasado por la industria y conocer sus interioridades y funcionamiento.
Diversificar es palabra de orden
Tras el embate de la COVID-19, los precios de la langosta en el mercado internacional también se deprimieron. Un producto de «lujo» veía las puertas cerradas cuando la gente prefería quedarse en casa.
El desplome afectó también a Epicol. Tomar conciencia de que tenían un plan de la economía construido sobre precios a los que no llegaría el producto, hizo a la dirección de la empresa buscar alternativas.
Se hicieron entonces encadenamientos con empresas estatales y formas de gestión no estatal que llegan hasta hoy, para la compra de materias primas y la elaboración de producciones de valor agregado como hamburguesas, croquetas y masas, dedicadas al comercio.
«Esto nos dio la posibilidad de tener en el primer trimestre del año resultados positivos y un salario medio de 7 000 pesos», refiere Nogueira Tapia.
A la par, se intenta que cada embarcación que salga al mar sea más eficiente en la captura, y se trabaja además en optimizar la eficiencia industrial, indicador que garantiza los aportes del producto tanto a través de la exportación como por las ventas en frontera.
De cara a la comunidad
Para Yordan Nogueira, el joven que desde mayo pasado conduce la empresa, guarda especial valor la comunidad en la que está enclavada la entidad.
«Los problemas de la localidad son también de Epicol», refirió. De ahí que la empresa haya diseñado de conjunto con la Universidad de Pinar del Río Hermanos Saíz Montes de Oca, un programa de responsabilidad social, con acciones hacia sus trabajadores y el entorno.
La construcción de la casita infantil Barquito de Papel materializa una de las ideas que nace de esta proyección, así como la creación de un fondo de utilidad de 8 000 000 de pesos para la construcción de viviendas, pues tienen 38 trabajadores cuyas casas presentan problemas constructivos entre parciales de techo y derrumbe total. Los jubilados también se tienen en cuenta.
Lo más complicado ha sido—explica el Director— poder adquirir los recursos que hoy escasean a nivel de país, pero una vez en la mano, se entregan por las planillas de cada vivienda.
Amigables con el medioambiente
No podría existir si, a la par de desarrollar la industria, la pesca, de modernizar los centros de acopio y restaurar las embarcaciones, Epicol no trabajara en función de velar cada día por el impacto medioambiental de su gestión.
Por ello, al decir de Martalyn Gómez Vento, especialista en Desarrollo y Tecnología, se intenta cerrar ciclos y tener una economía circular.
En consonancia, han introducido un grupo de producciones alternativas que se generan de los subproductos de los procesos. La mayoría, destinados a la agricultura, hacen que hoy sea aprovechable lo que antes era desecho.
Además, mantienen el vínculo con el proyecto Mi Costa, varias veces al año convocan a un saneamiento del litoral costero y se vela rigurosamente por el uso adecuado de las artes de pesca no invasoras. Poseen también la licencia ambiental para gestionar desechos peligrosos.
De conjunto con la experiencia de quienes peinan canas en La Coloma, un grupo de jóvenes aprende los caminos para que esta siga siendo una entidad de prestigio dentro y fuera de Cuba.
El trabajo en equipo, la innovación, la aplicación de la ciencia a la solución de cada problemática, la escucha receptiva de las inquietudes de los trabajadores, así como de sus propuestas, hace de este un colectivo de espíritu siempre joven.