Juventud Rebelde - Diario de la Juventud Cubana

Con el corazón

Con responsabilidad, disciplina, arrojo y protagonismo de los jóvenes, se logró controlar y luego extinguir el incendio en uno de los tanques de crudo nacional de la termoeléctrica Antonio Guiteras

Autor:

Hugo García

MATANZAS.— De nuevo se vivieron horas de mucha tensión en esta ciudad, apenas comenzaron a circular este viernes por las redes sociales las fotos del intenso humo negro que emanaba de la zona industrial. Ante el sonido de las sirenas de ambulancias, carros de bomberos y pipas de agua que se trasladaban hacia allá, muchos especulaban si algo ocurría de nuevo en la base de supertanqueros, escenario de un incendio de grandes proporciones en agosto de 2022. A los pocos minutos se supo que se había incendiado uno de los tanques de crudo nacional que abastecen a la central termoeléctrica (CTE) Antonio Guiteras.

Allí hubo una respuesta rápida y valerosa, primero evacuando a las personas que laboraban en la planta. Simultáneamente y con celeridad se activó la brigada contra incendios del centro, que empezó a enfriar el tanque siniestrado e intentó apagarlo. Muchos de los evacuados querían regresar para apoyar, muestra del altruismo de los cubanos en medio de cualquier situación.

Este sábado volvimos al lugar del incendio para conversar con algunos de los protagonistas. Allí todavía permanecían varios carros pipa de bomberos, numerosos trabajadores laboraban en diversas tareas y los sistemas de enfriamiento de los tanques de combustible continuaban activados y refrescándolos.

Los jóvenes primero

El soldador-pailero Yandy Rojas Greenidge no tuvo tiempo para asustarse. Todo fue imprevisto y rápido, como sucede en medio de emergencias, según él mismo nos cuenta.

Yandy insiste en reconocer a los numerosos jóvenes que se entregaron a la extinción del incendio. Fotos: Hugo García

«Estaba junto al director de la planta cuando sentimos una explosión y vimos la candela. Luego hubo otra detonación. Los dos corrimos y alertamos al operador de que activara el sistema contra incendios, y después avisamos a los otros operadores químicos para que activaran la casa contra incendios, que bombea la espuma», recuerda el joven de 35 años de edad.

«La candela apareció desde la primera explosión y se mantuvo hasta que llegaron los bomberos, que la contuvieron», precisa Rojas Greenidge, quien insiste en reconocer la actitud de los jóvenes. A pesar de los inminentes peligros, estos se unieron y entre todos se dispusieron a enfrentar el siniestro.

«Se activó la sirena de alarma y sacamos a la mayoría de los trabajadores fuera de la central. Fue un momento muy tenso, más por haberlo vivido nosotros mismos, de frente, muy de cerca y desde el primer instante», subraya el también secretario general del buró sindical de la empresa.

Rapidez contra el incendio

Con Nelson Torres Cardoso, jefe de Seguridad y Protección de la CTE, recorrimos todo ese entorno que ahora se higieniza para retirar los desechos provocados por el incidente. Nos explica que cada turno de trabajo tiene una brigada contra incendios, cuyos integrantes son los encargados de echar a andar el sistema contra incendios, que incluye los tres anillos de los rociadores exteriores de los tanques.

Nelson considera como sólido el sistema contra incendios que tiene la termoeléctrica. Fotos: Hugo García

«En estos casos no se puede esperar por los bomberos, porque en lo que se les llama, se activan y desplazan, pasan algunos minutos. Cuando llegaron, el hecho de que los sistemas contra incendios respondieran gracias a la agilidad de los jóvenes del turno favoreció que el fuego no escalara a una etapa más compleja», asegura Torres Cardoso.

Destaca que se usaron los hidrantes alrededor de los tanques, además de inyectarse espuma dentro del depósito, acción que ejecutaron los operadores del turno. Ya se ha repuesto la espuma, pues se consumió una gran parte de la almacenada en la unidad generadora.

Entre el temor y la incertidumbre

Michel Rivera Alquízar, director de Aseguramiento, estaba en su oficina, a unos cien metros del tanque, cuando sintió la explosión y enseguida empezó a evacuar a los trabajadores. Después iniciamos con el montacargas la evacuación de los objetos ubicados en los alrededores para facilitarle el trabajo a los bomberos, y preparamos el terreno y las condiciones logísticas, refiere.

«Verdaderamente, cuando sentimos la explosión y vimos las llamas tuvimos temor e incertidumbre ante lo que pudiera pasar. Las llamas eran altas y estábamos cerca, pero luego llegaron los bomberos y empezamos a sentirnos más seguros, disminuyó la tensión».

Sin dejar de generar

En medio de la tragedia, otros técnicos y especialistas permanecían en sus puestos y la Guiteras continuaba estable y produciendo 260 MW para el sistema electroenergético nacional.

Armando Medina Medina, jefe de taller de Mecánica, asiente que lo primero que pensaron fue evacuar a los trabajadores. «Después participamos en la activación de los sistemas de rociado, primero en el tanque apagado para evitar una propagación hacia él y después en el incendiado, para mantenerlos fríos. Con las mangueras de nosotros también lanzamos agua.

«Todos estábamos fuera del muro de contención hasta que llegaron los bomberos, con más eficiencia y mucha valentía, que se dedicaron con el corazón hasta su extinción. Primero lo controlaron y después lo extinguieron. Lo más importante es que la planta no dejó de generar, se mantuvo en 260 MW y no hubo nada que limitara la producción de energía», asevera.

Un cuerpo, una familia

El primer teniente Liuben Roche Martínez, con solo 28 años de edad, ha enfrentado numerosas misiones, la mayoría de alto riesgo, como el incendio de grandes proporciones de la base de supertanqueros.

«Yo estoy de vacaciones. Mi mamá me llama y me dice que había pasado algo en la termoeléctrica. Enseguida me dirigí al Comando 1 de Bomberos con algo de escepticismo porque no se sabía bien lo que pasaba. No es lo mismo estar en el lugar del hecho, ver el riesgo y apreciar uno a lo que se enfrenta, a que te lo digan», cuenta el integrante de la jefatura del Cuerpo de Bomberos en Matanzas.

Liuben acudió sin saber la magnitud del incendio, como parte de la familia de los bomberos. Fotos: Hugo García

«Claro, el precedente que tenemos —el de la base de supertanqueros— no es bueno. Intuíamos que el incidente en la Guiteras era menor porque las dimensiones de los depósitos de combustibles no son las mismas, pero igual existen los riesgos», nos dice este joven, que junto a otros combatientes aún este sábado permanecía allí.

No fui de los primeros, pero se realizó el despliegue combativo que incluyó los carros a distancia, con el sistema de enfriamiento que no ha parado, y se logró que no sucediera nada grave, añade Roche Martínez, quien ratifica que este es un oficio abnegado, valioso, y que cuando hay un suceso de este tipo muchos compañeros que ya no están activos se unen como voluntarios para apoyar, lo que los confirma como un cuerpo, como una gran familia.

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