Pavel Morales Díaz ha podido hacer ciencia por el desarrollo sostenible dentro y fuera de Cuba. Autor: Cortesía del entrevistado Publicado: 26/12/2023 | 09:40 pm
Cuando en tercer año de la Licenciatura en Meteorología Pavel Morales Díaz presentó en un Fórum de Ciencia y Técnica un trabajo sobre manejo de zonas costeras, no imaginaba quizá que a eso dedicaría sus esfuerzos profesionales en lo adelante.
Hoy, con 35 años, es director de Investigación y Desarrollo de la empresa Inversiones Gamma S.A., perteneciente al Ministerio de Ciencia, Tecnología y Medio Ambiente (Citma) un espacio desde el que trata a diario de aportar al país en lo que considera su lugar de realización personal.
«Desde pequeño, en las escuelas por las que transité, me topé con profesores que, pese a las carencias de los años 90, dieron lo mejor para complementar las enseñanzas que ya recibía en casa por parte de mis padres, sobre todo mi madre, quien me enseñó a leer antes de entrar a la escuela y despertó en mí la pasión por la lectura».
Aquellos primeros años en su natal Quivicán, y luego durante su paso por el preuniversitario vocacional IPVCE Mártires de Humboldt 7, fueron perfilando al joven, quien además resaltaba como líder y buen ser humano, apasionado por las ciencias y defensor del autonomismo a la hora de buscar conocimientos.
«Así aprendí de principios y valores, a conocer más la historia del país, a interpretar los hechos y contextualizarlos siempre, a no asumir una sola vía de solución para cada problema, sino buscar otras, sin mecanicismos».
Con estas herramientas asumió la etapa universitaria, y aunque confiesa haber preferido más libertad de elegir qué contenidos le serían útiles para su formación, agradece lo aprendido en el Instituto Superior de Tecnologías y Ciencias Aplicadas, Instec, donde cursó su Licenciatura.
La vida profesional inició para Pavel en el Instituto de Oceanología, específicamente en el Departamento de Procesos Costeros. «Durante los dos años y medio que estuve allí pude participar en el control de autor de un vertimiento de arena en Varadero y en dos expediciones maravillosas como parte de un macroproyecto de la Agencia de Medio Ambiente para evaluar y pronosticar los efectos del cambio climático en Cuba.
«Gracias a eso pude conocer las maravillas naturales de nuestros cayos y costas. Fue una experiencia bella y útil, pues estos estudios sirven para delinear estrategias que permitan preservar nuestros recursos naturales, incluso en los peores escenarios, resultado de ese cambio climático a mediano y largo plazo».
La investigación, el camino
De aquella etapa entendió Pavel que su vocación era estar directamente vinculado con la aplicación concreta de los resultados de la ciencia en beneficio de la economía, la sociedad y el medio ambiente.
«No puedo demeritar la investigación, porque es la base de toda acción, estrategia o proyecto, pero yo quería también
aplicar los resultados, cerrar el ciclo, y decidí trasladarme para Gamma. Trabajé primero en la división ambiental y luego en la de ingeniería costera, encargada de coordinar el Programa Nacional de Recuperación de Playas».
Como parte de este equipo ha participado en la recuperación de playas en Jardines del Rey, Holguín y, sobre todo, en Varadero, donde dirigió su primer proyecto. «Fue la rehabilitación de la duna del Hotel Internacional, en 2016, un sector relativamente pequeño, de aproximadamente 300 metros. Para ejecutarlo se movieron unos 10 000 metros cúbicos de arena para reconformar el espacio donde estaba el hotel y devolverle al entorno sus valores naturales.
«Además de ser mi primer proyecto ejecutivo, he tenido la suerte de que este sector de playa fue seleccionado como el mejor de América Latina en la primera evaluación con base científica realizada por una red de expertos en manejo costero, una noticia que me llena de orgullo a mí y al equipo que participó en esa tarea».
Varadero ha sido el escenario principal de realización profesional de Pavel. «En 2019 estuve al frente del grupo que diseñó un nuevo proyecto para la recuperación de la playa mediante la aplicación de la alimentación artificial de arena con una draga moderna recién adquirida.
«Fue mi primer proyecto ejecutivo de gran envergadura, pero la puesta en marcha del equipo implicó serios retos para su ejecución. La pandemia de la covid-19 y cuestiones técnicas obligaron a detenerlo en 2020, pero en lo personal ha sido de mucha satisfacción, porque logramos rescatar el sector de playa de Las Américas y Sol Palmeras, escenarios que sirvieron de vitrina para el relanzamiento del producto turístico cubano en la Feria Internacional de Turismo en 2022».
Gamma cumple sueños
Gamma es también una empresa exportadora de servicios científico–técnicos, de ahí que Pavel ha podido hacer ciencia fuera de Cuba. Primero estuvo en Bahamas en 2014, en una asesoría para el diseño de términos de referencia en el desarrollo de la minería de arena marina en la zona, con fines constructivos y de recuperación de playas, con un enfoque hacia una explotación sostenible.
Luego, en 2017, participó en un estudio de dinámica litoral en el puerto de Acajutla, en El Salvador. «Allí existía una situación con corrientes que dificultaban las operaciones de los barcos; realizamos un análisis integral y luego sugerimos una solución ingeniera a aquel problema».
Más reciente, en 2021 y 2022, tuvo la posibilidad de estar al frente, por primera vez, de un proyecto internacional. «Nuestra división de ingeniería costera fue contratada por la Asociación de Estados del Caribe para el diseño de tres proyectos de recuperación de playas en Panamá, Trinidad y Tobago y Antigua y Barbuda. A mí me tocó coordinar los trabajos en este último país».
Este año, en una nueva estancia en esas islas, representó al Citma en la búsqueda de vías para poner en práctica los compromisos de nuestro país con las naciones del Caribe y estrechar vínculos en lo que se refiere a investigaciones científicas y aplicación de la ciencia, en especial para enfrentar el cambio climático.
El otro investigador
Desde febrero de este año Pavel es director de Investigación y Desarrollo en Gamma y mantiene su vínculo con los proyectos de la División de Ingeniería Costera. «Fue una condición que puse para asumir el cargo directivo: mantenerme vinculado con la investigación, lo cual estoy haciendo ahora con el reinicio del monitoreo para la actualización del proyecto de vertimiento de arena en Varadero, que dejamos inconcluso en 2020.
Los retos de este joven hoy apuntan a seguir aplicando la ciencia en función de la economía, la sociedad y el medio ambiente. Pero también aspira a vincularse con la academia y realizar estudios de posgrado. Mientras intenta devolverle a la naturaleza parte de las bondades que el propio hombre y su accionar indiscriminado le han quitado, Pavel es feliz.
Vive desde el año 2006 en la capital cubana, pero mantiene vínculos con Quivicán, donde vive su abuela materna, esa segunda madre que le obliga a regresar allí, aun cuando en La Habana tenga a su progenitora, su esposa y su pequeña de cuatro años.
Ama las fiestas familiares y agradece que las buenas propuestas culturales de esa Habana que le rodea estén aún a un precio asequible para un profesional como él. Aunque disfruta del cine, el teatro, el ballet, los conciertos y la música toda, en especial el rock y la trova, ha calado mucho en él algo que ya se convierte en tradición familiar justo el día que finaliza el año: «Hacemos un karaoke y participan los vecinos. Es increíble como en un pequeño espacio podemos reunirnos tantos y pasarla tan bien».
También gusta de ver deportes. Fue corresponsal voluntario deportivo en su época estudiantil y estadístico del equipo de Quivicán durante una Serie Provincial de Béisbol. Incluso estudió locución en un diplomado del Centro de Estudios del ICRT, aunque nunca ejerció como tal.
Le encanta el ajedrez y lo practica como hobby. Lee mucho de historia y le apasiona ver filmes basados en hechos reales. Y aunque en muchas playas de Cuba ha dejado una huella ambiental positiva, para Pavel no hay mejor obra que su pequeña hija. «Ella es mi proyecto más importante, en constante crecimiento. No hay nada que supere el haber participado en su creación y ahora en su formación».
A ella aspira inculcarle el mismo optimismo y la pasión con que afronta cada tarea, sea grande o pequeña, y esa convicción de que entre todos se puede salir adelante aun en medio de la adversidad. Su propósito es demostrar que en esta situación tan compleja que vive Cuba es posible para un joven, no solo formarse integralmente, sino también desarrollar un proyecto de vida propio, sentirse satisfecho y realizado mientras retribuye a la sociedad lo mucho que ha recibido. Al menos para él, esa ecuación ha funcionado.