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¿Solo un día 10 para respetar el derecho de todos?

El mundo aspira al ideal, a las normas institucionales y de convivencia que reconozcan, protejan y respeten la dignidad de los seres humanos, pero esas relaciones se violan una y otra vez, se manipulan, sesgan e imponen visiones selectivas, en detrimento de la inmensa mayoría de los terrícolas

Autor:

Juana Carrasco Martín

Es un bofetón a la conciencia humana que este 10 de diciembre, cuando el mundo debiera celebrar los 75 años de la Declaración Universal de los Derechos Humanos, un régimen reconocido como de apartheid está violando impunemente, y con la anuencia cómplice del país más poderoso, el primer y medular derecho, el de la vida. Israel y quienes son aliados cómplices —encabezados por Estados Unidos—, están cometiendo a diario crímenes de lesa humanidad.

Imposible hablar de una fecha en abstracto, sin ver lo esencial, pues no se trata de una entelequia para visibilizar apenas dos o tres aspectos de la cuestión, aquellos que a algunos poderosos les interesa aupar: derecho a la libre expresión, a una prensa «libre» y a una supuesta democracia como forma omnipresente de Gobierno.

Los derechos para los seres humanos son tangibles: tener una vivienda, comer todos los días, un empleo digno, estudiar, la salud, ser tratados como seres humanos en plena igualdad, sean cuales sean las diferencias y la diversidad. Y también tener un país con soberanía e independencia, en igualdad frente a otros que puedan ser más poderosos, por riquezas, tamaño o fuerza militar. Violentados estos, no puede hablarse de otros derechos, que por supuesto lo son también.

Sin embargo, cuando a bombo y platillo destacan —medios, organizaciones, políticos y otros—, el 10 de diciembre como Día Internacional de los Derechos Humanos, es en referencia a un documento aprobado ese día de 1948, en París, al que no pocos de esos «defensores» tratan como letra muerta.

Esto requiere su análisis crítico y obliga a la lucha permanente, a la búsqueda real de la dignidad, de la libertad con justicia, igualdad y equidad, camino seguro a la paz en la sociedad y entre las muy diversas naciones. Cuando no se cumplen esos requisitos, los tangibles y los inmateriales, estamos en presencia de la inestabilidad internacional.

La Organización de las Naciones Unidas creó un organismo para promover y proteger los derechos humanos en todo el mundo, en un intento intergubernamental de hacer cumplir los preceptos de la Declaración Universal. Su historia no ha sido precisamente signada por la equidad, al punto que debió ser transformado en busca del equilibrio de la justicia, y aun así, hay Estados que hacen caso omiso a sus advertencias y consejos.

Hablamos del actual Consejo de Derechos Humanos, ante el cual todas las naciones integrantes de la ONU tienen obligación de rendir cuentas
periódicamente. Allí se comprueba que ningún Estado es perfecto en el cumplimiento de la Declaración Universal; pero también que algunos son más irrespetuosos que otros, no solo con sus propios ciudadanos, sino por la prepotencia asumida para tratar al resto del mundo.

Cuba y la dignidad plena del hombre

Recientemente, el 15 de noviembre de este 2023, Cuba —agredida a diario desde hace más de 60 años por el arrogante vecino del Norte mediante un bloqueo económico, comercial y financiero que puede calificarse de sobra como una guerra económica y violación flagrante de los derechos de los cubanos— presentó su Informe Nacional al cuarto ciclo del Examen Periódico Universal del Consejo de Derechos Humanos (CDH), organismo del cual es uno de los 48 miembros integrantes.

Ese análisis expositivo de un empeño por seguir perfeccionando la sociedad para que en ella destaque el pleno disfrute de los derechos humanos del pueblo cubano, parte de un principio que es la Constitución de la República, imbuida en todo su articulado de la fórmula martiana: «Yo quiero que la ley primera de nuestra República sea el culto de los cubanos a la dignidad plena del hombre».

Además, deja claro que para Cuba es un firme compromiso defender los derechos de los humanos en todas partes del mundo.

El informe nacional presentado, dijo el canciller, Bruno Rodríguez Parrilla, «es resultado de un amplio y participativo proceso de consultas con instituciones estatales y organizaciones de nuestra sociedad civil» y aseguró que de 226 recomendaciones aceptadas en el anterior análisis de 2018, se habían cumplido 215, al tiempo que se avanzaba en los procesos de implementación de las 11 restantes para lograr «todos los derechos humanos para todos los cubanos».

Una etapa en la que, precisamente, en un referendo popular en el cual participó el 90 por ciento de los ciudadanos, el 86 por ciento del pueblo cubano adoptó, en 2019, una nueva Constitución, que amplió derechos y garantías para su ejercicio efectivo, y que fue acompañada por importantes leyes y normas jurídicas. Basta con citar y destacar el Código de las Familias, el Programa Nacional contra el Racismo y la Discriminación Racial, el Programa Nacional para el Adelanto de las Mujeres y una Estrategia Integral de Prevención y Atención a la Violencia de Género y en el Escenario intrafamiliar.

A ellas se unen la constitución de la Comisión Nacional para la aplicación de las disposiciones de la Convención sobre los Derechos de las Personas con Discapacidad y la creación de la Asociación Cubana de Personas en situación de Discapacidad Intelectual, así como la Política Integral de Atención a la Niñez, Adolescencia y Juventudes en Cuba.

Un informe enjundioso del accionar del Estado y del pueblo cubano que no podía dejar de mencionar la otra cara de la moneda, la de la coerción ejercida por Estados Unidos contra Cuba, el bloqueo recrudecido en igual etapa de rendición de cuentas con más de 240 medidas represivas unilaterales adicionales y la fraudulenta inclusión de Cuba en la espuria lista de países patrocinadores del terrorismo elaborada por el Departamento de Estado estadounidense.

Desde abril de 2018 hasta febrero de 2023, el bloqueo de Estados Unidos contra el pueblo cubano ha causado daños y perjuicios estimados, conservadoramente, en el orden de los 24 700 millones de dólares y a precios corrientes, los efectos acumulados en más de 60 años superan los 159 000 millones de dólares.

Una realidad que entorpece el pleno disfrute de sus derechos a cada uno de los cubanos.

Fueron incontables las ocasiones en que el Comandante en Jefe Fidel Castro se refirió a los derechos humanos. De ellas tomo una concisa y contundente definición pronunciada al clausurar la Conferencia Mundial Diálogo de Civilizaciones, el 30 de marzo de 2005, y que es prácticamente un decálogo que rige y debe cumplirse en el ejercicio cubano:

«(...) el primer derecho humano es el derecho a pensar, el derecho a creer, el derecho a vivir, el derecho a saber, el derecho a conocer la dignidad, el derecho a ser tratado como los demás seres humanos, el derecho a ser independiente, el derecho a la soberanía como pueblo, el derecho a la dignidad como hombre».

Una ONU Maniatada por El Imperio

La ONU proclamó los derechos inalienables que toda persona tiene como ser humano, independientemente de su raza, color, religión, sexo, idioma, opinión política o de cualquier otra índole, origen nacional o social, posición económica, nacimiento o cualquier otra condición. Su actual secretario general, António Guterres, dice que «debemos mantenernos firmes ante el aumento de la intolerancia y construir un futuro de dignidad, seguridad, justicia y derechos humanos para todos».

Ojalá así fuera, y que el texto, que puede leerse en más de 500 lenguas de los pueblos de este planeta, deje de ser letra muerta y todos los días sean 10 de diciembre, no por simple compromiso, sino por la concreción de una Humanidad con derechos en un mundo de nuevos y continuados desafíos.

Sin embargo, hace apenas dos días, el 8 de diciembre, cuando el ejército de Israel afirmaba que había bombardeado «450 objetivos» en Gaza y el Ministerio de Salud del enclave reportaba más de 300 muertos en ese lapso, volvió a expresarse el veto que paraliza al Consejo de Seguridad y garantiza la impunidad criminal al genocidio.

La resolución que pedía un alto al fuego humanitario inmediato quedó desmantelada: 13 miembros del Consejo votaron a favor, Reino Unido decidió abstenerse y Estados Unidos —otra vez, y son más de 50 ocasiones que lo ha hecho a favor del régimen sionista a lo largo de la historia—, con su poder de veto, bloqueó el derecho palestino a vivir en una paz con justicia.

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