Juventud Rebelde - Diario de la Juventud Cubana

Huellas juveniles marcan la historia

Este 2 de agosto se celebra el aniversario 45 de la Proclamación de Isla de la Juventud

Autor:

Roberto Díaz Martorell

NUEVA GERONA, Isla de la Juventud.—  Cuando el 2 de agosto de 1978, a la entonces Isla de Pinos se le cambió su nombre por el de Isla de la Juventud, largas jornadas de trabajo, esfuerzo y transformaciones antecedieron al suceso.

 La idea surgió de aquellos jóvenes que vinieron en la década de los años 60 y 70 a recuperar lo perdido tras el paso devastador del huracán Alma (1966) por el territorio pinero, y demostrar que merecían ese reconocimiento fue el reto que les planteó el Comandante en Jefe Fidel Castro Ruz el 12 de agosto de 1967, cuando durante la inauguración de la presa Vietnam Heroico, Fidel los convocó a revolucionar no solo la naturaleza, sino también las mentes, y lo lograron.

  «Y es por eso, compañeros y compañeras, que si todavía esta frase de “Isla de la Juventud” no tiene ese contenido, ¿por qué llamarla “Isla de la Juventud”? Llamémosla “Isla de la Juventud” cuando la juventud con su obra haya hecho algo grande, haya revolucionado aquí la naturaleza y pueda exhibir el fruto de su trabajo, haya revolucionado aquí la sociedad. (…). Y por eso nuestra
juventud, más que una isla suya, tiene delante la posibilidad de hacer suya esta isla.

 «Y si nuestros jóvenes están en esa actitud, podemos provisionalmente llamarla “Isla de la Juventud” (…) y en prueba de la confianza que realmente tenemos de que nuestros jóvenes serán acreedores al derecho —ya no provisional sino definitivo— de llamar a esta región de nuestro país Isla de la Juventud».

 Once años más tarde, el 2 de agosto de 1978 se cambió el nombre de Isla de Pinos por el de Isla de la Juventud. Entonces Raúl Roa, en su condición de vicepresidente de la Asamblea Nacional, al proclamar el cambio de nombre, bautizaba también el sueño de cientos de jóvenes cubanos que vinieron a esta ínsula para acelerar los programas de desarrollo atrasados por el devastador huracán Alma (1966).

 Aquel grupo de muchachas y muchachos acudieron entonces al llamado de la Unión de Jóvenes Comunistas (UJC) y cuando desembarcaron eran casi niños, pero en la mirada se les notaba el deseo de hacer. Venían de todas partes de Cuba y atrás dejaron familia, amigos, relaciones y proyectos.

 Fueron los mismos que trabajaron todo el día en los campos de cítricos y, en la tarde, se cuenta, reclamaban el derecho de ir unas horas después, con la noche por compañera, a construir la ciudad de Nueva Gerona, porque dar pico y pala era un mérito sin par.

 Son jóvenes de siempre, de cuyas manos nacieron la torre de televisión en Sierra Caballos, las carreteras y las presas, y muchas caballerías sembradas de toronja, naranja… en un ambiente de franca camaradería, solidaridad, compromiso y amor, y que hoy se rehúsan a dejar morir esa historia.

 A esta Isla cubana se le ofrecieron muchos nombres, algunos con acentos conquistadores, religiosos, marcados por la aventura, los tesoros y piratas, o por el horror del destierro y la represión. Pero uno triunfó sobre los demás, límpido y genuino. De la Juventud se llamó la isla, porque como en ninguna otra del mundo, manos de pocos años se juntaron para otorgarle bríos nuevos.

 Por ello, cada año, la UJC de este territorio homenajea a los protagonistas de aquel empeño, gracias al cual las tierras pineras asumieron hace 45 años su nombre actual.

 Lissette González Almécigas, primera secretaria de la UJC en Isla de la Juventud, subrayó que «los jóvenes tenemos el deber de dignificar el nombre de este territorio, sobre todo cuando se transforma el modelo económico cubano; y ser fieles al legado de aquellos que, con su empuje en las tareas de la Revolución, lograron proclamar la entonces Isla de Pinos como Isla de la Juventud, el 2 de agosto de 1978».

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