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«Si antes padre era cualquiera, ahora ni “cualquiera” podrá ser papá». Con esta frase comienza mi amigo Floro su más reciente misiva, quizá aprovechando la fecha que celebramos este tercer domingo de junio para homenajear a los padres.
Floro, que es un magnífico papá, se expresa de esta manera porque teme que sus condiciones de padre de familia integral se desmoronen antes las diversas lecturas que han tenido algunos acápites del Proyecto de Código de las Familias. Y tras esta controvertida afirmación, argumenta:
«Estimado JAPE, no quiero poner en duda el trabajo que se ha realizado y que aún se realiza sobre el estudio del proyecto (que, dicho sea de paso, perece que se ha “enfriado” el tema en los medios), pero realmente hay cosas que me preocupan cuando analizo ciertos acápites, como por ejemplo el de la filiación de las personas nacidas por técnicas de reproducción asistida.
«Recuerdo que allá en el pueblo en que nací, fue un gran suceso el caso de “Manolo cara e’mulo” y “Emilia la gambá”, que luego de muchos años de matrimonio, y de que ella descubriera una infidelidad de su esposo, en una fuerte discusión le dijo a Manolo: “Y para que lo sepas, Manuelita no es hija tuya, ¡tarrú!”.
«Esto último no aporta nada, pero la frase anterior sí deja mucho que pensar. Lo cierto es que de manera sarcástica o de broma, algunas madres dicen: ¡Bueno, yo lo parí, yo sí sé que es mío! Sobre todo cuando la criatura no se parece a ella… ¿Y cuando no se parece al progenitor? Entonces sucede como en el popular merengue del dominicano Johnny Ventura, en que el padre rubio como la mantequilla tenía dudas de uno de sus nueve hijos que, a diferencia de sus hermanos, era negrito, y ante su cuestionamiento, la esposa le confesó que el negrito era el único suyo. Entonces yo me pregunto: ¿Hasta cuándo los padres tendremos que vivir con la eterna duda de nuestra procreación, sin que haya que hacer exámenes científicos que pudieran molestar a nuestra pareja por demostrarles desconfianza? Diga usted, amigo JAPE».
Estimado Floro, estás mezclando cosas que, aunque son referentes a la paternidad, no tienen que ver una con otras. Primero déjeme decirle que nadie duda de que usted sea el padre de Florita, ni siquiera Elena, su esposa, que siempre dice que en todo se parece a usted.
Sobre la paternidad o filiación que se asume ante la reproducción asistida, déjeme decirle que ante la voluntad de la pareja que decide procrear de esta manera existen códigos que establecen anonimato de la persona dadora de gametos, y total consentimiento de la pareja de que su hijo o hija nazca como resultado del uso de esta técnica. En otras palabras: No estamos hablando de que ella llegue al hospital con la libreta de abastecimiento en la mano, y como si fuera la cola del pollo, diga que quiere ser inseminada.
Creo, amigo Floro, que aún queda mucho por esclarecer en la infinidad de artículos de este Proyecto de Código de las Familias. Coincido contigo en que se ha «enfriado» un poco este tema en nuestra discusión social, dando paso a otras problemáticas de última hora. Te recomiendo que leas con más profundidad todo lo relacionado con la paternidad, sus derechos y deberes, porque tal como apuntas al comienzo de tu carta, pero con otro enfoque: Quizá ahora sí nos quede claro que padre, no puede ser cualquiera.
