Fidel a su llegada a La Habana tras salir de prisión. Autor: Tomada del sitio Fidel soldado de las ideas Publicado: 15/05/2022 | 02:40 am
NUEVA GERONA, Isla de la Juventud. — La excarcelación de Fidel Castro y los demás asaltantes a los cuarteles Moncada, en Santiago de Cuba, y Carlos Manuel de Céspedes, en Bayamo, el 15 de mayo de 1955, del mal llamado Presidio Modelo en la otrora Isla de Pinos, abrió también en la historia nacional una nueva etapa de lucha, organizada durante 22 meses de injusto encierro.
A 67 años de aquel suceso, el pueblo de Isla de la Juventud conmemora este día de recuerdos, reflexión y compromiso; de agradecimiento por vivir en un país que convirtió el Presidio Modelo en Palacio de pioneros, lugar además para acercar la historia a los jóvenes, con el fin de que crezcan como verdaderos revolucionarios y defiendan los más genuinos valores e ideales de la libertad y la soberanía plena de los pueblos.
La celebración, a la altura del significado histórico de los sucesos, es a la vez una motivación para impulsar planes productivos, la higienización y embellecimiento de los centros de estudios y laborales, y el afianzamiento de la identidad local.
Los pineros, en representación de todo el pueblo de Cuba, festejan este día, entre otras razones, por el triunfo de las ideas que asaltaron el Moncada, la victoria popular del 15 de mayo de 1955, el desembarco del Granma y por la lucha insurreccional en la montaña y en el llano, que concluyó con el triunfo de enero de 1959.
Gracias a aquel suceso es posible hablar hoy de la concreción de los sueños nacidos entre las rejas del Presidio Modelo, donde la Revolución encontró fragua fecunda.
La salida
Según se recoge en el texto Monografía Pinera, era la 1:00 p.m. de un domingo que se presagiaba distinto. Un numeroso grupo de personas se aglomeraba en la posta uno del penal, en espera impaciente.
Se abrieron las puertas del presidio y por las amplias escalinatas descendió el primer grupo integrado por diez jóvenes. Media hora después, lo hizo el segundo grupo, de ocho compañeros, entre quienes venía Fidel. Por último, unos minutos más tarde, salió el resto.
El júbilo popular estalló: abrazos, risas, apretones de manos, palmaditas en la espalda. En varios vehículos trasladaron a los moncadistas hasta Nueva Gerona, donde se dirigieron a distintos lugares. Juan Almeida Bosque, con sus familiares, fue a la casa de Francisca Herrera («Tin Tan»), quien residía en Sierra Caballos.
Otro grupo de jóvenes, entre los que se encontraba Abelardo Crespo, visitó la casa donde vivió José Martí, en la finca El Abra. Fidel, con el resto de los compañeros, se desplazó hasta la casa de la familia Montané Oropesa, donde intercambiaron con familiares, amigos y periodistas.
A las 3:00 p.m., en el hotel Isla de Pinos (hoy en su lugar existe el parque 15 de Mayo), el líder revolucionario habló a la prensa, agradeció públicamente a todo el pueblo cubano por el apoyo y confirmó la decisión de continuar la lucha. En la noche, en el muelle donde se encontraba atracado el barco El Pinero, la población de Nueva Gerona se reunió para observar la partida.
Antes de salir, los moncadistas entonaron la Marcha del 26 de Julio. Este día, el ya histórico buque zarpó más tarde de lo acostumbrado y con una única carga, los jóvenes de la Generación del Centenario, liberados del horrendo reclusorio y listos para hacer realidad la libertad de Cuba.
Algunos historiadores coinciden en señalar el 15 de mayo de 1955 como una de las fechas más importantes del proceso revolucionario cubano. Cuando los moncadistas, liderados por Fidel, se trasladaron al reclusorio, los gobernantes pensaron que acababan con la historia de un grupo de revoltosos sin organización ni futuro. Poco después, la vida les demostró su equivocación.
Durante su estancia en el presidio, estos jóvenes cambiaron los fusiles por libros y profundizaron en las ideas marxistas, base ideológica de la Revolución. Allí también se habló de compañerismo y solidaridad con quienes no recibían ayuda de sus familias. Se ganó en argumentos y creció el sentido del deber con la Patria. Esa unidad y el aprovechamiento del tiempo fueron vitales en los años posteriores para la lucha.
De esa manera, la presión de la opinión pública obligó al régimen tiránico de Fulgencio Batista a firmar la ley que abrió las puertas a los revolucionarios el 15 de mayo de 1955.