Los muchachos buscaban ansiosos las notas de sus pruebas. Foto: Abel Rojas Barallobre Autor: Abel Rojas Barallobre Publicado: 10/03/2022 | 08:52 pm
A Rosmery Rojas Paz se le nota algo conforme mientras conversa con sus compañeros de 12mo. grado en el preuniversitario Saúl Delgado, sobre el recién finalizado examen de ingreso de Historia de Cuba. Su sonrisa tímida, tal vez satisfecha con esa última «línea de fuego» antes de conocer si obtendrá la carrera de Medicina, refleja el cansancio por las horas de estudio y la tranquilidad de quien culmina un trayecto tan rocoso como lo ha sido este curso docente.
Según comenta esta muchacha habanera, para la prueba que menos preparada se sentía fue en la que mejor salió: Matemática. «Pero en la práctica estos resultaron unos exámenes bastante acordes con la situación que hemos vivido durante los últimos dos años de pandemia».
Como ella, sus demás compañeros caminan aprisa por los pasillos del preuniversitario en busca de los largos listados que contienen las notas de Matemática. Y al parecer, igual que Rosmery, una mayoría de estos jóvenes se sorprende por las buenas calificaciones en la difícil materia.
En realidad, toda alegría lleva implícito un motivo superior, y en opinión del estudiante Daniel Alejandro García, esta fue una etapa complicada, porque las pruebas de ingreso estaban muy cercanas en fecha y había que garantizar el contenido con prontitud. De ahí que todos se sorprendan con las notas, agrega.
Y es que el curso docente recién culminado resultó para alumnos y profesores del 12mo. grado todo un reto frente a la adversidad que impuso la pandemia. La innovación y el trabajo a distancia se conjugaron como alternativa —no en todos los casos deseados—, pero sin dudas indispensables para que los jóvenes vencieran las pruebas de ingreso de Matemática, Español e Historia de Cuba, que concluyeron este martes.
El propio Daniel afirma que fue uno de los cursos más afectados a lo largo de los años porque, a decir verdad, 11no. lo terminaron en apenas dos meses y el 12mo. estuvo marcado por su intensivo devenir. Por su parte, Flavia Tabío Saristán también concuerda con la idea de que su año puede considerarse como uno de los menos preparados, ya que durante la pandemia dejaron de dar varias de las unidades de estudio, algo que comprimió muchísimo el curso docente.
Si algo salvó a los muchachos del Saúl Delgado, según reconocen ellos mismos, fue que les acompañaron en el proceso de preparación buenos profesores y pudieron avanzar con mejor paso. En el caso de Tabío Saristán, con las teleclases no entendía mucho los contenidos y, ya en el aula, pudo evacuar dudas e inquietudes con los profesores.
«Desde que llegamos al preuniversitario en octubre, la preparación fue bastante rápida. Los maestros, por suerte, supieron llevarla bien y existió un vínculo estrecho con nosotros tanto para las pruebas finales como para los propios exámenes de ingreso», acotó.
Según explicó Idalmis Díaz Batista, subdirectora docente del Saúl Delgado, el porcentaje de estudiantes presentados a las pruebas en el centro fue de un 94 por ciento, y de ellos en la de matemática, por ejemplo, aprobó el 88 por ciento, un indicador que posiciona a la escuela junto a la Vocacional Lenin y por encima de la media provincial.
Además, expresó que los resultados no son fortuitos, sino gracias también a una preparación intensa durante cuatro semanas donde se aprovechó cada detalle. «A los alumnos los atendían de manera general sus profesores en la sesión de la mañana, mientras en la tarde se veían los casos específicos que aún no habían vencido el contenido».
Poco a poco el trabajo y estudio en el preuniversitario se fue haciendo arduo y, los resultados positivos se vieron reflejado en jóvenes como Flavia, quién a pesar de la presión, comenta haber salido muy bien en los tres exámenes de ingreso a la Educación Superior. Y muchos dijeron a este reportero que su mayor deseo no es otro que conquistar un nuevo escalón en su vida.
El afán de crecer siempre
A más de 800 kilómetros de la capital, en Santiago de Cuba, sus estudiantes también recogen los frutos de una preparación que entre teleclases, repasadores, grupos de WhatsApp y el desvelo de sus profesores, les ha demostrado que contra el interés personal y el afán de crecer en la vida no hay obstáculo que pueda.
Tal es el caso de Adelis, quién a pesar de las tensiones de rigor para quien se enfrenta, por primera vez, a un examen que decidirá su futuro, entró seguro a su aula en el preuniversitario Rafael María de Mendive y cuatro horas después su sonrisa amplia en la plaza de la escuela, era clara señal de victoria sobre su mayor rival: las Matemáticas.
La alegría de Adelis fue también la de Alicia, Irán, Yipsi, Carlos y muchos más de los 2 545 alumnos de los nueve municipios santiagueros que se presentaron aquí a las pruebas de ingreso. Son mayoría entre los 4 064 educandos que concluyeron el 12mo. grado en la oriental provincia y sienten que han crecido, pues se impusieron a una pandemia que les mantuvo en pausa y bajo riesgo.
Así lo reafirma también la especialista del Citma en Santiago de Cuba, Marta Despaigne Bonne, a quien hasta ahora marzo le ha traído estrés y emociones encontradas pues, Carlitos, su único hijo, se empina hacia el sueño de hacerse ingeniero en aulas del preuniversitario Cuqui Bosch.
«Este ha sido un período muy estresante, de mucha preocupación para toda la familia; días de no dormir, de ir al trabajo y hacer poco, de pensar mucho en el futuro de mi hijo —advierte Marta—; pero al propio tiempo es bonito y emocionante saber que nuestro hijo llegó a la etapa final, que ha dado un salto cuantitativo y cualitativo».
Por eso el 1ro. de marzo, en que se realizó el siempre temido examen de Matemáticas y el resto de los días, estuvo temprano entre el grupo de padres que compartieron el frío en el estómago y los nervios a flor de piel en el parquecito de Ferreiro aledaño al Cuqui. Y aunque afirma que si tuviera que vivir otra vez una experiencia como esta quizá la salud no le alcance para aguantarla, insiste en resaltar la belleza de estos días.
«La COVID-19 nos dañó, pero también nos potenció porque los estudiantes aprendieron a estudiar y a salir adelante ellos solos. Para mí ha sido maravilloso enfrentar con mi hijo estos días; hemos estudiado mucho los dos, estoy orgullosa de lo que ha logrado, y espero que su esfuerzo tenga el premio de la carrera a la que aspira».
Esa seguridad de Marta compensa el desvelo de los colectivos pedagógicos de cada uno de los centros preuniversitarios santiagueros, donde tras el reinicio del curso han sido naturales las jornadas de preparación intensa y atención a las diferencias individuales.
El propósito, ha asegurado a la prensa por estos días la Máster en Ciencias Mariela Douglas Taylor, jefa del departamento de la Enseñanza Preuniversitaria en el territorio, es obtener resultados favorables que ratifiquen el segundo lugar a nivel de país en cuanto al número de alumnos que aprueban las tres asignaturas, que hoy exhibe la provincia, antecedida por Pinar del Río.
Lo vivido en estos días de marzo que deciden el mañana, demuestra con creces que los grandes triunfos nacen de imponerse a las adversidades. Por lo pronto, padres y alumnos agradecen certezas como que la totalidad de quienes concluyeron el 12mo. grado tienen garantizada una plaza para su continuidad de estudios en las distintas universidades, incluidas las carreras de técnicos de nivel superior.
Foto: Abel Rojas Barallobre