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Altruismo #DeCorazón joven

Una iniciativa de estudiantes cubanos para la donación y el intercambio de medicamentos ratifica que nuestros valores son el mejor antídoto contra cualquier crisis

Autores:

Odalis Riquenes Cutiño
Santiago Jerez Mustelier

La ansiedad de una madre con su niño enfermo en brazos, la desesperación de una hija que no tiene los 400 o 500 pesos que le piden en la calle por el antibiótico en falta que devuelva la salud a su madre, la inseguridad de personas con padecimientos crónicos.

Y hasta la angustia, muchas veces compartida en las redes sociales, de aquel pedido urgente de una donación de sangre específica, han encontrado en los últimos cuatro meses sosiego, satisfacción, desde el sentido humano y la voluntad fraternal de un grupo de jóvenes cubanos.

Tal es la huella profunda y generosa que ya deja en el alma de muchas personas agradecidas el proyecto De Corazón, una iniciativa promovida por estudiantes universitarios santiagueros para la donación y el intercambio de medicamentos, que hoy se extiende a 26 municipios de todas las provincias, incluyendo el municipio especial de Isla de la Juventud.

Madres solteras con tres hijos, una niña con colostomía y ancianos, infantes y jóvenes necesitados de algún fármaco para sus padecimientos o tratamientos en salas hospitalarias, escuelas especiales y en los barrios han recibido «el bombeo» de un proyecto que, al decir de sus hacedores, constituye un acto espontáneo y humano.

«De Corazón es una red de grupos de WhatsApp que se propone donar e intercambiar medicamentos, promocionar la medicina tradicional, los servicios de las farmacias; rescatar valores como la solidaridad, el altruismo y servir de estímulo para gradualmente disminuir la especulación de medicamentos en Cuba», apunta Grettel Gómez González, estudiante de 3er año en el Instituto de Relaciones Internacionales y coordinadora de la red nacional.

El primer latido

Los impulsos para la creación nacieron justamente en esas historias nobles, de gestos voluntarios y amor, necesarias de replicar, que se sembraron por la Patria durante los días más aciagos del azote de la COVID-19.

Grettel y su amiga Margarita Montes de Oca, que estudia el 5to. año de Medicina en la Universidad de Ciencias Médicas santiaguera, se preguntaron, a través de conversaciones por WhatsApp, por qué no emprender acciones de este tipo. Y más que interrogante, aquello se convirtió en un llamado para unir voluntades y ayudar al otro.

De Corazón suma sus primeros signos vitales el 18 de agosto pasado, con la creación de un grupo en Santiago de Cuba. Hoy, como detalla Rosana Isel Monier de Armas, administradora en la ciudad heroica, la red nacional alcanza aproximadamente unas 8 000 personas.

Y, al igual que ella, existen otros 50 gestores, en su mayoría estudiantes de secundaria, preuniversitario;  alumnos de Medicina y otras carreras universitarias, y también jóvenes profesionales y trabajadores por cuenta propia.

«Hasta el tercer grupo no teníamos el nombre definido, recuerda Grettel Gómez; pero como nos dimos cuenta de la amplia divulgación que estaba teniendo, decidimos ponerle De Corazón; en primer lugar por el llamado que nos hizo nuestro Presidente, Miguel Díaz-Canel Bermúdez, de ponerle corazón a Cuba y en segundo, porque completaba la frase: donamos de corazón, agradecemos de corazón».

Red de cariño y solidaridad

Demostrando que WhatsApp también puede ser una red de cariño y solidaridad, el proyecto surgió y late sobre todo en el entorno virtual de la popular aplicación de mensajería.

Según precisa Gómez González en Santiago de Cuba, provincia con el mayor número de grupos, las responsabilidades se han distribuido entre los siete administradores, de manera que cada joven atiende uno o dos y asume tareas específicas como las donaciones, la casa almacén, el registro de donaciones, los mensajeros, la red nacional o la colaboración internacional. Cada uno de los restantes territorios tiene iniciativas propias de organización, aunque comparten los objetivos.

De Corazón cuenta con páginas en varias plataformas de socialización digital, donde la amplia comunidad de seguidores contribuye al sostenimiento del proyecto. Fotos: Cortesía del Proyecto

«Al pertenecer a uno de los 41 grupos que poseemos en el país, las personas necesitadas de algún fármaco, pueden hacer la solicitud, explica Maria Anna García Dzenzelevskaya, administradora en Santiago; en muchos casos reciben respuesta de otros integrantes con los que de forma directa hacen la donación o el intercambio, pero también pueden ponerse en contacto con alguno de los administradores y si tenemos la disponibilidad del medicamento, realizamos la entrega.

«También recibimos donativos de forma presencial de amigos que confían en nosotros; gracias a eso, al menos en Santiago de Cuba en los dos primeros meses del proyecto se favorecieron  más de 120 personas».

Para la joven periodista Gretchen Gómez González, otra de las administradoras en tierra indómita, el hecho de que las redes sociales sean hoy el principal escenario de esta idea entraña oportunidades y amenazas.

«Los entornos virtuales nos han permitido comunicarnos expeditamente a pesar de las distancias físicas. De hecho, lo que en principio surgió para la ciudad de Santiago de Cuba, en menos de 72 horas ya tenía en La Habana y Villa Clara jóvenes interesados en crear sus grupos.

«También es una amenaza, porque no se ve a las personas y pueden aparecer oportunistas, aunque hemos alertado de ello a los donadores, para que, como los administradores, cuando hagan entregas desde la casa almacén, pidan los tarjetones o recetas médicas».

Dona, no vendas

En las crisis, con el la escasez, afloran los más sublimes y ominosos sentimientos. Por ello Tamara Sánchez Sánchez, administradora en Guantánamo, es enfática cuando afirma que «nosotros no vendemos, no lucramos con los medicamentos. Nuestro principal objetivo es que las personas los obtengan por donación o intercambio. Somos capaces de mover cielo y tierra para que los medicamentos que recolectamos lleguen a las manos de los destinatarios».

De ello dan fe una veintena de mensajeros que en la ciudad heroica, por ejemplo, a pie, en moto, bicicleta o con sus medios propios, lo mismo dentro de la urbe que en los poblados, bajo el sol o la lluvia, llevan los envíos hasta las casas de aquellos que los necesitan con urgencia y que por alguna razón no pueden ir a buscarlos.

Cada pulsación del proyecto es entrega sin dobleces ni ingenuidades, que sus miembros realizan de manera simultánea con sus responsabilidades estudiantiles o laborales y su cotidianidad. «Tenemos un registro donde incluimos todo lo que recibimos en la casa almacén con la firma de las personas que entregan y reciben, y otro registro digital con las donaciones que se hacen, detalla Naira Paisán Moreira, administradora en Santiago de Cuba. Además, publicamos periódicamente lo que se recibe por los administradores y lo donado desde la casa almacén».

Manos prestas y normas bien establecidas aseguran que las medicinas lleguen a los más vulnerables, explica Lauren Luis Acosta, administradora de La Habana. «Como parte de las reglas de los grupos se exige explicar de forma concreta qué se necesita, con qué urgencia y las condiciones de la persona que precisa esas medicinas. Partiendo de eso, los administradores nos ponemos en contacto para verificar y coordinar la entrega».

Un proyecto tan altruista  nunca escaparía a la complicidad de las instituciones nacionales, por eso Margarita Montes de Oca, administradora y una de sus artífices principales, no puede dejar de agradecer ese apoyo.

«Desde que comenzamos hemos podido contar con la ayuda de diversas instituciones. La primera fue la Unión Nacional de Arquitectos e Ingenieros de la Construcción de Cuba (Unaic), que nos brindó su sede como casa. Eso nos dio mucha fuerza, porque nos permite contar con un espacio para la colecta de medicamentos y días de donaciones que hacemos todos los meses.

«También recibimos  la colaboración de Arte Santiago y la Universidad de Oriente, que nos han ayudado con la imagen e identidad, y en estos momentos tejemos alianzas con organizaciones como los CDR, con la aspiración de poder llevar los medicamentos a ancianos y a otras personas vulnerables que hoy no tienen acceso a las plataformas digitales. Hemos tenido, además, el acompañamiento del Partido, el Gobierno, la UJC, la FEU en la provincia y de las autoridades de salud en el país y el territorio, a quienes expusimos nuestros objetivos».

Una de las peculiaridades de esta obra común es su batalla contra la especulación y la venta descorazonada de medicamentos, por medio de una campaña cuyo eslogan es: «¿Y si fueras tú? Dona, no vendas».

Juntar saberes

Como todo grupo con una composición heterogénea, multidisciplinaria, en De Corazón los noveles juntan no solo su ímpetu y energías, sino también los conocimientos de cada una de sus especialidades por el bienestar común.

Así lo ratifica la futura doctora Margarita Montes de Oca cuando explica cómo en Santiago de Cuba los estudiantes de Farmacia y Medicina aplican lo aprendido cada semana para preparar y publicar útiles consejos sobre las propiedades y modo de uso de las plantas medicinales, y los de las ciencias jurídicas cuidan de la legalidad de una iniciativa como esta.

Con similar optimismo, refiere, se vinculan con huertos urbanos y hasta una finca para la producción de plantas medicinales, que entregan a farmacias para la elaboración de jarabes y otros productos naturales, con la intención de donarlos también.

Lecciones de compartir

Y esa solidaridad de chispa joven revivida entre cubanos también genera la admiración de amigos del mundo. Desde el exterior, expone Amalia Rodríguez González, administradora en La Habana, nos apoyan el proyecto italiano Poniéndole Corazón a Cuba, y Por amor a Cuba, de México, además de ciudadanos españoles y de otras regiones.

Son universitarios de diversas carreras y perfiles los que lideran esta iniciativa. Fotos: Cortesía del Proyecto

Todavía la santiaguera Maria Anna García Dzenzelevskaya evoca emocionada, cómo con el donativo de 15 tipos de medicamentos recibidos en octubre pasado desde Italia y que incluía fármacos específicos e insumos, se pudo ayudar a un enfermo de cáncer con el Proscar, que cuesta cerca de 100 euros, y entregar las pilas para los aparatos de audición de niños sordos.

Para Michelle Curto, coordinador del proyecto italiano Poniéndole Corazón a Cuba, la iniciativa De Corazón evidencia  el protagonismo de los jóvenes en la sociedad cubana. «La mayoría está demostrando, como decía el Comandante en Jefe, que tienen sentido del momento histórico.

«La pandemia nos fuerza a definirnos como humanidad. Hay quienes acaparan vacunas o imponen sanciones como Estados Unidos con su injusto bloqueo a la Isla, y hay quienes comparten, como Cuba. Nosotros lo vivimos en Italia».

El también presidente de la Agencia para el Intercambio Cultural y Económico con Cuba opina que este proyecto ayuda en el momento en que la persona está contra la pared e invita a compartir lo poco que se tiene y no lo que sobra. Abandera la lucha contra el acaparamiento, pues se ha tratado de usar la fatiga del pueblo para dividir, estimular que las personas luchen unas contra las otras; «ante todo eso De Corazón buscar unir, compartir, solidarizar, entronizar el concepto de que estamos todos en un mismo barco(…) Aquí he recibido un aprendizaje acelerado sobre el concepto de compartir».

Satisfacción de ida y vuelta

Las santiagueras Leydis Marian Antunes Martínez y Adria Roselia García Rodríguez, tal vez no se conocen personalmente, pero están unidas por el mismo goce. La primera es administradora de un grupo De Corazón en Palma Soriano y ha sido protagonista de la entrega de medicamentos, bajo lluvia, a una madre que lo necesitaba para su hijo; sabe de los numerosos mensajes desde toda Cuba buscando referencias de lo que hacen y del deleite insuperable que produce el agradecimiento de los beneficiados.

La segunda, una jubilada, conoció del proyecto por un vecino, se integró impulsada por su deteriorada salud y hoy, dice, puede hablar del alivio de recibir auxilio y lo gratificante de poder ayudar. «Doné los medicamentos que usaba mi madre ya fallecida; confío en que serán entregados a quienes los necesiten», recalca.

Al decir de Diana Castillo Bocalandro, administradora en La Habana, visibilizar lo que hacen es reto diario. «La mejor forma de darnos a conocer es seguir trabajando y efectuando donaciones. Mientras tengamos impacto en la población, serán compartidas las experiencias y podremos llegar a más personas».

Para Alaydim Pérez Ruiz, de Villa Clara, De Corazón es útil porque forma valores de solidaridad, respeto, humanismo, generosidad, honestidad y amistad entre los miembros; cuando las personas se donan medicamentos, insumos médicos y hasta sangre para ayudarse unos a otros, hacen prevalecer el gesto solidario que caracteriza nuestra alma nacional.

Según esta muchacha la palabra más correcta  para describir lo que vivencian es satisfacción, esa que les ratifica que «contribuir De Corazón al bienestar de otros no solo es útil y necesario, sino que también reconforta y ennoblece».

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