Para asumir las responsabilidades de una nueva plaza es imprescindible el asesoramiento de personas con experiencia en ese trabajo. Autor: Maykel Espinosa Rodríguez Publicado: 22/05/2021 | 09:35 pm
Cuando Marian Solano Morales estudiaba para ser sicopedagoga tenía clara su pasión por los niños. Aunque desde sus prácticas laborales se relacionaba con ellos, anhelaba convertirse en licenciada e ir a una escuela a sentir la algarabía propia de esa institución. El contacto directo con los pequeños y las dinámicas con otros docentes serían perfectas para desarrollarse como profesional, pero le tocó graduarse en medio de una pandemia, y llegar a su centro laboral fue distinto a lo que imaginó.
Esta joven —graduada de la Universidad de Ciencias Pedagógicas Enrique José Varona— encontró su primer empleo en la escuela primaria Rafael María de Mendive, de La Habana Vieja. Allí interactúa, una vez a la semana, con una infancia con necesidades educativas especiales, para lo cual se apoya en la experiencia adquirida con el proyecto Escaramujo, que trabaja con niños, niñas y adolescentes en situaciones de vulnerabilidad social.
Según nos cuenta, tiene a su favor el apoyo del claustro de profesores, en especial de la directora, que la ha orientado mucho, aunque siempre es «difícil para un recién graduado adentrarse en el mundo laboral. Ahora ha sido tremendo el desafío: primero para terminar la universidad y luego para incorporarnos al trabajo.
«Si siempre la profesión exige más conocimientos, porque no es suficiente lo que aprendemos en la academia, imagina en medio de estas condiciones atípicas. Otro punto aparte es que tienes que llegar a tu centro laboral a desarrollar una actividad totalmente diferente al estudio», asegura la muchacha de 23 años.
Y añade que en esos primeros encuentros es donde se crean los cimientos para el futuro laboral y «se ajustan las expectativas que uno trae de su puesto de trabajo. Este es un proceso complejo que exige de todos intercambio de experiencias, socialización y hasta cierta cultura para que el joven pueda adaptarse y desarrollar con calidad su trabajo».
Por esa razón, Marian siente que la situación generada por la pandemia la ha limitado a la hora de ejercer su profesión; incluso llega a sentirse —en ocasiones— un poco desmotivada, porque no puede desarrollarse como quisiera, ya que para los educadores la interacción continua con los niños es imprescindible. «Esa es otra de las consecuencias que ha traído esta peligrosa enfermedad», reconoce.
La preocupación de esta joven puede ser la de muchos de quienes se han incorporado a la vida laboral en la nueva normalidad signada por la pandemia y la aplicación del trabajo a distancia y el teletrabajo. Y lo es porque en este contexto se ha requerido de cambios sistémicos: de estilos de trabajo, de condiciones laborales e infraestructura tecnológica, de relaciones jefe-subordinados, de modelos de dirección y evaluación del trabajo…
Como hemos dicho, llegar oficialmente a un trabajo nunca es fácil; por ello el Estado cubano promueve un proceso de preparación y acompañamiento de parte de empleadores, tutores y personal con experiencia, que puedan dar a los jóvenes las «mieles» de su profesión. En la actual situación esto se mantiene, pero ¿se afecta su crecimiento profesional? ¿Qué experiencias han vivido en este nuevo contexto? Tras esas y otras pistas anduvo Juventud Rebelde.
Ubicación anticipada: ¿Un buen camino?
La inserción al empleo de los egresados del curso 2019-2020 estuvo en correspondencia con la situación que tenían las entidades en el momento en que estos llegaron, por lo cual recibieron el mismo tratamiento que el resto de los trabajadores y otros jóvenes que se encontraban cumpliendo el servicio social, afirma a este diario Ingrid Travieso Rosabal, directora de Empleo del Ministerio de Trabajo y Seguridad Social (MTSS).
Fueron ubicados más de 10 521 graduados del Curso Regular Diurno de las universidades adscritas al Ministerio de Educación Superior, respondiendo a las prioridades establecidas por el Gobierno, como son la defensa y orden interior, la industria biofarmacéutica, los programas alimentario y energético, la ciencia y la tecnología, desarrollo ferroviario, la construcción, el turismo y la educación superior, acota la especialista.
Sobre el tema, al intervenir recientemente en una Mesa Redonda, Reynaldo Velázquez Zaldívar, director general de Pregrado del Ministerio de Educación Superior, señaló que se califica de positivo el proceso aun cuando el período lectivo terminó seis meses después de lo habitual y de que «este año, además, tuvo la particularidad de que se ubicó a egresados de dos planes de estudios: el D, de cinco años y el E, de cuatro años; por lo tanto el trabajo fue arduo.
«Tuvieron que actuar de manera muy coordinada las comisiones de ubicación laboral de las universidades con las direcciones provinciales de Trabajo para que el proceso pudiera tener éxito», puntualizó el directivo, quien señaló que todavía «es preciso perfeccionar la demanda de los organismos empleadores, pues suelen solicitar a estudiantes con los cuales han tenido vínculo durante años y cuando llegan con su ubicación argumentan que no tienen plazas para ellos».
Para evitar contradicciones como esas, el MTSS realiza una ubicación anticipada, que favorece el vínculo de los estudiantes de años terminales con las empresas u organismos donde trabajarán una vez se hayan graduado y donde, además, pueden realizar su ejercicio de culminación de estudios y promover la solución científica de los problemas identificados por la entidad.
Según comentó Travieso Rosabal, esa modificación de hace dos años ha sido un buen paso para minimizar en cierta medida los niveles de insatisfacción de no pocos jóvenes cuando llegan al empleo, como también los despachos que se efectúan con los organismos previos a la elaboración del plan de distribución, para asegurar que la ubicación laboral se corresponda con los estudios cursados por los jóvenes.
Así fue como Amanda Terrero Trinquete empezó su relación con el capitalino Centro de Estudios Che Guevara, el cual se ha convertido en algo más que un lugar para poner en práctica los conocimientos adquiridos en la carrera de Ciencias de la Información. Para esta joven, dicho sitio es un hogar, el espacio perfecto para conjugar saberes con nuevos retos.
«Comencé a trabajar en el Centro cuando realizaba mi tesis de licenciatura, y desde entonces me acogieron con los brazos abiertos. Por esa razón, al empezar a laborar la transición fue mucho más sencilla. Conocía a las personas que trabajan allí, a mi jefa y las dinámicas de trabajo», precisa la joven de 23 años, quien se graduó en la Facultad de Comunicación de la Universidad de La Habana.
«En lo que respecta al asesoramiento de mis tutores todo ha sido genial; desde el primer momento parte de mi contenido de trabajo ha estado en función de familiarizarme con las labores del centro, sus resultados investigativos y lo que yo seguiría haciendo vinculada con la obra del Che», comenta la joven, quien enfatiza en que la institución le ha permitido desarrollarse y crecer.
Una de las ventajas que Amanda disfruta de este lugar—al cual asiste unos días a la semana y los otros en modalidad de teletrabajo— es la importancia que brindan al trabajo en equipo y al aprendizaje colectivo. Sin embargo, lamenta que debido a la pandemia no pueda laborar de manera presencial todos los días y tener una vida más activa como trabajadora.
De teletrabajo y aprendizaje
Según la máster María Josefa Luis Luis, investigadora auxiliar del Centro de Estudios sobre la Juventud (CESJ), quienes se inician en el mundo laboral en medio de la situación epidemiológica actual lo hacen en condiciones de muchas carencias materiales y de interrupción y cambios en el tradicional funcionamiento de las instituciones.
«Está por estudiar el real efecto que tiene en los jóvenes acceder al primer empleo en estas condiciones y las implicaciones futuras. No obstante, atendiendo al significado de este momento, es necesario adoptar medidas para minimizar los efectos negativos», plantea la también Coordinadora Nacional de la Red de Investigadores sobre Juventud.
Eso es también lo que piensa Mario Sergio Mora Rodríguez, ingeniero en Automatización, quien recientemente ha comenzado como Especialista A en Asistencia técnica en la corporación Copextel S.A. Resalta que aunque ha llegado a su puesto de trabajo durante la pandemia ha sido maravillosa la acogida que le han dado sus compañeros.
Para el joven de 26 años, sus principales inquietudes y sinsabores se relacionan con el tema del teletrabajo y los mecanismos que se emplean. «Aunque los directivos tratan de que los medios e insumos estén en manos de los trabajadores para ser utilizados cuanto antes, no existe un mecanismo eficaz de flujo de trabajo a distancia.
«Muchos piensan que el teletrabajo es tener conexión a internet y una computadora solamente, y no se preocupan por los canales de comunicación, ya sea para trabajo en equipo o para comunicarse con los supervisores», argumenta y considera que el momento exige de la creación de equipos de especialistas encargados del diseño de un plan efectivo,basado en la búsqueda de software que apoye esta modalidad y en la preparación del personal para su uso.
Sobre el tema la Directora de Empleo del MTSS detalla que el trabajo a distancia es una forma de organización necesaria para el país debido a la situación actual, a partir de las ventajas demostradas, tanto para el trabajador como para el empleador. Así los jóvenes pueden entrenarse en el empleo en estas formas, en correspondencia con los cargos y las actividades donde sea posible aplicarlas y estén creadas las condiciones en la entidad.
«Ello, en correspondencia con la necesaria atención que deben recibir los nuevos trabajadores por parte de los directivos y tutores, quienes han creado mecanismos para mantener el vínculo, utilizando diversas vías de comunicación, mediante el uso de las tecnologías de la informática y las comunicaciones para cumplir con su rol de orientación y control a los jóvenes trabajadores».
Muchas han sido las personas que han comenzado a trabajar por esta vía, como la adiestrada Lizbeth Labañino Palmeiro, graduada de la Facultad de Sicología de la Universidad de La Habana, quien se incorporó como profesora en esta misma institución educativa, en la cual ya practicaba la modalidad online desde que era estudiante.
Pese a ello, su inserción en el mundo laboral ha sido exitosa, pues —aunque no puede interactuar físicamente con los alumnos ni con el claustro— ha logrado sentirse bien. «Nos comunicamos por redes sociales, y esto ha sido todo un reto, pues no es lo que idealizamos para comenzar en el mundo profesional. En esta modalidad depende mucho el empeño que pongamos los recién graduados en superarnos y autogestionarnos los espacios de aprendizaje».
Consciente de que el camino para cumplir sus expectativas como docente apenas empieza, ha mantenido el contacto con sus tutores y con los estudiantes. Pero piensa que el poco desarrollo de las tecnologías en el país limita los procesos de enseñanza. «Aun así, hemos sabido salir adelante con lo que tenemos, sin necesidad de detener el proceso de adiestramiento».
Acompañamiento necesario
Para comenzar con el pie derecho la etapa como trabajadores en medio del flagelo que azota al país y al mundo, es determinante el nivel de compromiso e interés de los egresados, pero también de la tutoría y apoyo que reciban de sus empleadores y compañeros de labor, y de las dinámicas y condiciones personales que puedan tener al interior de su hogar a la hora de asumir el trabajo a distancia.
Sobre la importancia de esa acogida que tanto se ha demostrado en diversas investigaciones del CESJ, la diseñadora Evelyn Corvea Benítez contó con una buena experiencia, pues ha tenido una atención excelente de sus tutores, que la han hecho sentir parte del colectivo sin distinciones «por ser la nueva y la de menos experiencia».
En el Centro de Obras por Encargo del Fondo Cubano de Bienes Culturales —donde fue ubicada— le han enseñado las maneras de hacer del lugar, y se han mostrado receptivos a las ideas frescas de la recién graduada de Diseño industrial en el Instituto Superior de Diseño.
Cuando comenzó a trabajar tenía la idea de que no podría desarrollarse plenamente, porque había escuchado que los recién graduados no encuentran su cabal realización durante el servicio social. Sin embargo, al llegar al centro se dio cuenta de que tenía la oportunidad de realizar proyectos de su interés, como los productos e interiores para empresas o artistas independientes que diseña.
Por lo vivido, considera que el Sars-CoV-2 no ha interferido mucho en su desempeño profesional. «Voy al centro un día a la semana a recibir los encargos y entregar los productos listos. El resto de los días trabajo desde la comodidad del hogar, algo a lo que los diseñadores estamos acostumbrados y nos beneficia, pues podemos gestionarnos mejor los tiempos para la creatividad».
Por otra parte, Denis Columbié Osorio, licenciado en Economía, comenzó hace dos meses en el Grupo Empresarial Ganadero, del Ministerio de la Agricultura. «Esta es una entidad con mucha carga laboral, y a nuestros supervisores y directivos, aunque tienen toda la disposición para ayudar a los nuevos, no siempre les alcanza el tiempo para darnos el acompañamiento ideal», comenta el joven, a quien la pandemia le impide viajar a provincias para mantener contacto con la base, lo que limita la retroalimentación.
En ese mismo Grupo Empresarial, la doctora en Medicina Veterinaria Aimelis Quesada Suárez añade que se ha mantenido la superación de los jóvenes a pesar del virus, pues varios de ellos se encuentran enfrascados en posgrados y maestrías. «Desde el comité de base de la Unión de Jóvenes Comunistas tratamos de guiar a los recién llegados y adentrarlos en este mundo que para algunos es desconocido.
«Muchos en sus estudios no tenían vínculo alguno con animales ni con otras ramas de nuestro trabajo. Pero es cierto que se debe mejorar en la atención a los de menos experiencia, porque no siempre tienen los conocimientos de las tareas que deben asumir y aun así se les exige», indica la también dirigente juvenil.
Lo decía la investigadora del CESJ: «Cuando el egresado llega a una entidad debe recibir la mayor información posible sobre el centro donde se inserta, sus dinámicas tradicionales y las adecuaciones debido a la pandemia. Debe tener contenido de trabajo y sentirse orientado y controlado, independientemente del lugar donde lo realice.
«Ello debe lograrse mucho más si lo hace desde el régimen a distancia o teletrabajo, ya que debe adquirir las habilidades para desempeñarlo, incluyendo, la disciplina, la planificación de su tiempo y el establecimiento de prioridades. Debe tener claridad de a quién o quiénes puede contactar para consultar, evacuar sus dudas y transmitir sus preocupaciones.
«Para los jóvenes es necesario mantener canales de intercambio sistemáticos sobre aspectos concretos del trabajo, opciones de superación, eventos, acontecimientos nacionales, internacionales y culturales, así como en asuntos de la vida cotidiana, mediante el uso de diferentes plataformas», asegura la investigadora Luis Luis.
Y precisa que mientras dure la situación epidemiológica actual, en los encuentros presenciales que se realicen con los trabajadores «se debe intencionar alguna acción que impacte favorablemente en la adquisición de la cultura del trabajo por los egresados y en el sentido de pertenencia hacia la institución».
Muchos jóvenes recién graduados lamentan no poder laborar de manera presencial todos los días debido a la pandemia.Foto: Maykel Espinosa Rodríguez.