Velada político-cultural en homenaje a Fidel. Autor: Abel Rojas Barallobre Publicado: 25/11/2020 | 10:57 pm
Queridos jóvenes:
Compañeras y compañeros:
Cuando desafiar la injusticia y el oprobio eran las palabras de orden de una generación, Fidel vino a esta escalinata; cuando parecía que la memoria del Apóstol se extinguiría para siempre, Fidel, desde este mismo lugar, prendió la antorcha que iluminó el camino a un futuro distinto y digno.
Cuando la victoria fue cierta y el odio de los enemigos acudía tratando de apagar la obra de la Revolución, él regresaba a este sitio, se fundía con los jóvenes y al frente de ellos desafiaba los retos.
Aquí se hizo revolucionario y aquí estamos hoy y estaremos siempre, multiplicando su fuerza y su verdad. Este no es un homenaje para un héroe ausente, ni es un tributo póstumo cargado de dolor o tristeza, es una demostración de vida, porque su presencia es unánime y permanente.
En estos tiempos complejos y cargados de importantes desafíos, acudimos a Fidel y de sus sabias reflexiones, de su obra cargada de sueños y empeños, nos nutrimos y encontramos la fuerza y la inteligencia necesaria para salir adelante.
Los cubanos hemos sido y seremos dignos de su legado. En ningún momento se ha dejado de hacer lo que en cada momento ha sido necesario, con firmeza y sin pensar ni un segundo en la rendición o en traicionar la gloria que nos legaron los que, como él, comprendieron la importancia del deber y el sacrificio por el bien de Cuba.
Cuando acudimos, consternados y estremecidos, a su partida física aquel 25 de noviembre de 2016, sabíamos bien que no solo era un mar de pueblo despidiendo a su líder, aquella demostración de amor y agradecimiento, era el más extraordinario juramento de fidelidad que alguna vez asumimos los cubanos.
El clamor multiplicado, en la ya histórica consigna de ¡Yo soy Fidel! encerraba el compromiso de llevar la Revolución hacia el futuro, de actuar y comportarnos a la altura de su ejemplo.
Hoy podemos decir, cuatro años después de aquellas memorables jornadas, que hemos sido Fidel y lo seguiremos siendo. Cada uno en su puesto, en su tarea, en su disposición de hacer el bien para Cuba y para el mundo.
Allí donde se combate por la vida y nuestros médicos llevan salud y esperanza, está Fidel; allí donde se deja el sudor en el surco para producir los alimentos que el pueblo necesita, está Fidel; allí donde los estudiantes y jóvenes se convierten en protagonistas de su tiempo, está Fidel; allí donde no se duerme en la trinchera con el fusil alerta, está Fidel; en nuestros laboratorios donde ciencia es vida, está Fidel; en el alma del artista comprometido y firme, está Fidel; en el aula siempre abierta, está Fidel; en el pecho del atleta junto a los colores de la bandera de la estrella solitaria, allí está Fidel.
Si algo podemos decir con total convencimiento en un día como este, es que nunca se apartará de nosotros ni de los cubanos que vendrán en el futuro, su legado de profundo humanismo, ese que nos trasciende y va más allá de las fronteras de Cuba.
Tiempos hubo y habrá que ponen a prueba la firmeza y la determinación de los cubanos, muchos serán los retos, grandes los desafíos, pero en todo momento nos acompañará la fe inquebrantable en la victoria que aprendimos de Fidel esa que hoy sostiene la mano firme de Raúl y la continuidad segura de Díaz-Canel.
¡Viva por siempre el ejemplo de nuestro invicto Comandante en Jefe!
¡Viva Raúl!
¡Viva la Revolución!
¡Patria o Muerte!
¡Venceremos!