El Primer Secretario de la Unión de Jóvenes Comunistas entregó la condición Jóvenes por la vida a muchachas y muchachos de la CPA Abel Santamaría Cuadrado. Autor: @acosta_diosvany Publicado: 17/10/2020 | 11:56 pm
SANTIAGO DE CUBA.— Para ellos el camino está claro y bien trazado, andan casi siempre campo adentro, desentrañando los misterios del surco y los animales, hurgando por hacer más, por que haya más... Las intensidades más fecundas y disfrutables de sus vidas se cuentan de sol a sol, pues es ese el intervalo más apasionado, en el que ponen todo el corazón para que lata la tierra junto a ellos, y se multipliquen los frutos de todas las labores que realizan.
En la cooperativa de producción agropecuaria Abel Santamaría Cuadrado, de Santiago de Cuba, el trabajo es fuente de entusiasmo para los más jóvenes, quienes encaran hoy el desafío de producir alimentos, en busca de la comida que hace falta llevar a la mesa. Y aunque esa misión implica no pocos sacrificios, entre los bisoños de este centro santiaguero no hay miedo ni desaliento, sino más bien fuerzas para entregarse cada día más.
Por la vida
Justamente, para reconocer el desempeño de las nuevas generaciones, recientemente el primer secretario de la Unión de Jóvenes Comunistas (UJC), Diosvany Acosta Abrahante, entregó la condición Jóvenes por la vida a cinco muchachas y muchachos de la CPA Abel Santamaría Cuadrado, por su participación destacada en el enfrentamiento a la COVID-19. Se le confirió también a esta CPA el reconocimiento de Centro por la vida, que igualmente otorga el Buró Nacional de la UJC.
Acosta Abrahante elogió la entrega de los galardonados en distintos frentes de trabajo, en la actual circunstancia impuesta por el virus, en la cual el bregar de la juventud se ha hecho sentir más en nuestra sociedad.
Según comentó Vladimir Pérez, presidente de la CPA, su principal cantera la constituyen los jóvenes, pues van a la vanguardia en cada tarea que se les encomienda, «jamás dicen que no. Son emprendedores, valientes, creativos. Estoy orgulloso de ellos».
La CPA cuenta con 57 socios, de ellos 11 son jóvenes y siete, militantes de la UJC. Para conocer sobre el funcionamiento del comité de base conversamos con su secretario, Joendy Rodríguez Silva, quien expresó: «Los jóvenes que trabajamos aquí nos levantamos a las cuatro de la madrugada. Tenemos el sentir del cooperativismo y del campesino nato, y sentimos la cooperativa como nuestra casa. Es importante decir que aquí hacemos el crecimiento para formar parte de las filas de la UJC con todo el rigor con que debe realizarse. Impulsamos la producción de leche y de hortalizas. Estamos convencidos de que no nos podemos detener, porque sabemos que de nosotros depende la alimentación del pueblo».
Los esfuerzos que se realizan en la Abel Santamaría Cuadrado hacen posible que año tras año este centro marche a la vanguardia dentro del movimiento cooperativo y campesino en la misión histórica de producir más alimentos para el pueblo, y como hacedores principales de este sacrificio están los jóvenes.
Cuando el futuro es hoy
Como parte de su intercambio con trabajadores de la Abel Santamaría, el Primer Secretario de la UJC aseveró: «El objetivo de nuestra visita por estos días a varias provincias del oriente del país es recorrer centros donde tenemos a los jóvenes como protagonistas, y estamos haciendo una exhortación a que la juventud se involucre en las principales tareas encomendadas por la Revolución, a que tengan mayor producción, más eficiencia y que lo hagan con creatividad, con frescura.
«Estos son momentos en que la imaginación y la racionalización hay que ponerlas en práctica; hay que colaborar con las tareas de ahorro y dedicarnos con energía al trabajo.
Explicó además que por estos días se han seguido reconociendo a jóvenes que se han involucrado de manera directa en la producción de alimentos, como es el caso de esta CPA, en donde los más nuevos saben que su futuro es hoy, que ellos son el presente.
Estar siempre en algo
Giselly Cruz Santos es veterinaria y diputada a la Asamblea Nacional del Poder Popular, como joven modesta no quiere hablar a esta reportera solo de su trabajo y dice: «Nosotros no tenemos horario para llegar a nuestras casas. Estamos aquí hasta la hora que haya que estar. Y como trabajamos sin descanso, no tenemos tiempo para aburrirnos. Siempre estamos en algo, y algo productivo, útil.
«Trabajamos en la recogida de mango y de todas las frutas sin dejar de perder una. Las llevamos rápido para la minindustria de la finca La verdolaga. Por ejemplo, la muchacha de la fábrica, ahora con la Covid-19, ha desempeñado un papel muy importante, pues la producción ha tenido que venderla ella misma en los poblados. Va sola en una carretilla.
«Tenemos dos lecherías en la loma y un joven allá, que se encarga del ordeño y trae el queso también hacía acá, para su posterior comercialización.
«Asimismo, nos integramos a proyectos técnicos junto con la ANAP y estamos involucrados en la construcción de viviendas, pues tenemos que cumplir el compromiso que hicimos con el Partido de entregar dos casas por mes. Hacemos rondas para velar la manada de ganado y evitar hechos delictivos. Nosotros los jóvenes detuvimos en una ocasión un robo de ganado.
«Estamos en todo, somos como hormigas que nunca dejamos de trabajar. Una parte atiende el ordeño, otra la ceba de toros, otra la producción ovino-caprino, otra la minindustria y algunos tenemos responsabilidad en la junta directiva dentro de la cooperativa.
«La CPA jugó un papel decisivo en la etapa más compleja de la COVID-19. Se incrementó la producción, pero además llevamos lo que producimos a las casas de las personas que más necesitaban ese apoyo. Eso fue algo muy importante. Y no solo nos hemos quedado ahí, en lo productivo. También hacemos manualidades para los moradores de los poblados de Sigua y Siboney», comenta Giselly.
El trabajo que se hace en la Abel Santamaría con los jóvenes es acertado, coherente y, sobre todo, bien intencionado, de modo que la entidad ha sido cantera de dirigentes tanto de la Juventud como de la ANAP.
Pasión por el ordeño
Jeinki Galbey Moya tiene 20 años y es el integrante más joven de la CPA Abel Santamaría. Ordeña a las seis de la mañana y a las dos de la tarde un total de 40 vacas diarias, con las que obtiene cerca de 280 litros de leche.
Luego de terminar el Servicio Militar Activo fue ubicado en la CPA. Anda con sus botas siempre llenas de estiércol vacuno y suele mostrar con orgullo sus manos toscas de tanto ordeñar. De pocas palabras, pero eso sí, muy laborioso.
«Estar aquí es lo mejor que me ha pasado en la vida. Siento mucho amor por mi trabajo, me encanta extraer la leche de las vacas, son animales muy inteligentes, saben cuándo lo estás haciendo con ternura o para salir del paso. Da gusto ver cómo cuidan y defienden a sus hijitos…
«Mi vaca preferida es Boma, muy tranquila y obediente. A veces con solo un gesto me entiende. Siento compromiso con mi profesión porque sé que con esta leche que aporto se alimentan varios niños y ancianos, y de ella hacemos además el queso que gusta tanto a la gente», cuenta alegre.