La enseñanza del ajedrez en Cuba comienza desde edades tempranas. Autor: Abel Rojas Barallobre Publicado: 11/07/2020 | 09:35 pm
Los caminos de la alegría, la distracción o el deleite comienzan este sábado, pues el verano tocó oficialmente a nuestras puertas. Ha regresado el tiempo de tomarse un diez, de ir a un centro nocturno, un restaurante, una feria…, de ir a la playa, a los ríos, a los parques de diversiones, salas de juegos, bibliotecas… pero sobre todas las cosas de aprovechar las potencialidades existentes en el barrio y el consejo popular para disfrutar de esas y otras alternativas a las que apostamos en julio y agosto.
El verano 2020 ha llegado con un matiz diferente —a causa del nuevo coronavirus—, pero combinando esa alegría que nos acompaña y el optimismo de siempre. Todavía en no pocas familias ronda la idea de cómo festejar, aunque la clave está en hacerlo con disciplina y responsabilidad. Y, en ello, es esencial la comunidad, pues en esta pueden nacer diversos proyectos para vivir estos días de descanso en los que debemos tener en cuenta cada una de las fases de la pos-COVID-19.
Las propuestas de esparcimiento —como ha defendido la Unión de Jóvenes Comunistas al concebir esta etapa junto con varios organismos e instituciones— tienen que estar a tono con las tradiciones, costumbres y potencialidades de cada lugar, para que no sea el paseo en la calle y en el parque principal lo único que se disfrute.
Qué distinto sería todo si en cada consejo popular se aprovecharan los terrenos deportivos, las áreas al aire libre o los locales de determinadas instituciones. Sin ir muy lejos, sin tener que usar mucho dinero, sin organizar grandes concentraciones, se puede disfrutar de diversas acciones como juegos, competencias, maratones de películas…
Como explicó Diosvany Acosta Abrahante, primer secretario del Comité Nacional de la UJC, para ello se ha convocado «a nuestros instructores de arte, a los activistas del deporte, los maestros, al médico y la enfermera de la familia, en fin, a toda la comunidad a que generen ideas e iniciativas propias, y se rescaten en cuadras y barrios las tradiciones recreativas».
Se trata de un verano que fortalezca el sentido de pertenencia y el orgullo de ser cubano, así como de lograr un alto protagonismo juvenil en cada uno de los espacios que se desarrollen. Por eso, Acosta Abrahante aseguró que los movimientos juveniles han concebido un amplio plan de actividades de calidad y buen gusto, acercándolas sobre todo a lugares de difícil acceso y de mayor complejidad.
«Vamos a disfrutar, pero no vamos a dejar de trabajar, de producir alimentos, de aportar en las actividades de saneamiento, de la mensajería y de protección en el transporte para seguir venciendo la pandemia.
Algo queda claro: toca compulsar el disfrute y la distracción de nuestro pueblo, en especial de sus niños, adolescentes y jóvenes, de una manera ordenada hasta donde permitan las circunstancias, lo cual posibilitará activar la práctica cultural y social de vivir en comunidad.