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La Habana no le fallará a la Revolución

El Presidente de los Consejos de Estado y de Ministros, Miguel Díaz-Canel Bermúdez, asistió en la mañana de este miércoles al acto político-cultural en la Plazuela de Belén, en el municipio de La Habana Vieja, con el cual la capital celebró el aniversario 66 del asalto a los cuarteles Moncada y Carlos Manuel de Céspedes

Autor:

Alina Perera Robbio

«Felicidades, Habana…», de ese modo, bien temprano en la mañana, el Presidente cubano Miguel Díaz-Canel Bermúdez se despidió —para seguir dando cumplimiento a su agenda del día— de la Plazuela de Belén en el Centro Histórico de la capital, donde este miércoles tuvo lugar el acto político-cultural de la provincia por el aniversario 66 del asalto a los cuarteles Moncada y Carlos Manuel de Céspedes.

Ubicada donde se encuentran las calles Luz y Compostela, la Plaza ha vivido en estos tiempos la remodelación de diversos espacios aledaños, en consonancia con los esfuerzos que despliega la capital para ser más eficiente, limpia, ordenada y hermosa.

Allí, sobre adoquines, se unieron la música, la danza, los vivos colores de nuestra bandera y la del Movimiento 26 de Julio, en una celebración que también contó con la presencia del Presidente del Parlamento cubano, Esteban Lazo Hernández, del Secretario General de la Central de Trabajadores de Cuba (CTC), Ulises Guilarte de Nacimiento, el primer secretario del Partido en la capital, Luis Antonio Torres Iríbar, el presidente de la Asamblea Provincial del Poder Popular, Reinaldo García Zapata, así como representantes y dirigentes del Partido y el Gobierno en La Habana y todos sus municipios, y vecinos de la zona.

La gesta del Moncada —expresó el primer secretario del Partido en el municipio de La Habana Vieja, Rodolfo Cándalo Quintana— enseñó a los cubanos el valor de una doctrina, la fuerza que habita en las ideas, y el valor de convertir, como tantas veces hemos hecho, los reveses en victorias. «Desde sus raíces históricas la Habana Vieja vence», afirmó el dirigente que quiso, además, recordar que José Martí es hijo de esa patria pequeña que es la parte antigua de la ciudad.

Por su parte Luis Antonio Torres Iríbar resaltó que, como en una ocasión expresara la periodista cubana Marta Rojas, si el Moncada fue cuna de la Revolución, La Habana fue la cuna del Moncada. Recordó entonces que la ciudad fue refugio y escenario para la preparación de los futuros asaltantes. Y mencionó ejemplos de cuánto significó La Habana para la lucha revolucionaria.

No pasó por alto la impresión, por primera vez, del documento La historia me absolverá en una imprenta en la plaza de Vapor, la constitución en 1955 de la dirección del movimiento 26 de Julio en un punto de la vieja ciudad, el asalto al Palacio Presidencial el 13 de marzo de 1957, los sucesos de Humboldt 7, la huelga de Abril, o el ajetreo en la oficina del Partido Ortodoxo…

Iríbar evocó también a héroes caídos en la lucha clandestina; entre ellos, Gerardo Abreu Fontán, Ñico López, Sergio González (el Curita), Guido Pérez, Machaco Ameijeiras.«De esta, nuestra Habana, también son Manolito Aguiar, Fulgencio Oroz, nuestro Camilo Cienfuegos, y nuestro querido Comandante Almeida, por solo mencionar algunos», dijo.

La Habana es grande como su historia, como su mar, como su gente (…) En La Habana lo pequeño es grande; cosas pequeñas determinan grandes acciones, destacó el dirigente, quien dijo que los principales indicadores de la economía territorial muestran resultados positivos y mejoran lo alcanzado en el pasado año.

Se ha trabajado, detalló, en prioridades como la producción de alimentos, la agricultura, la industria, el aumento de los productos y servicios para la exportación, así como la sustitución de importaciones por medio de la producción nacional; y se ha ido acrecentando la eficiencia en los encadenamientos productivos.

Igualmente hizo referencia a la reparación y remodelación de sitios y centros, que van desde las instalaciones imprescindibles para el desarrollo de la vida social en la educación, la salud pública, el deporte, la cultura, la prestación de los servicios en actividades gastronómicas, la alimentaria y una correcta comercialización, hasta la remodelación de espacios públicos, paradas de ómnibus, parques, puentes, todo eso acompañado de un proceso inversionista en la esfera del turismo y en la construcción de viviendas por diversas vías, de las cuales ya hay más de 3 mil terminadas.

Elogio especial, en voz de Luis Antonio Torres Iríbar, recibieron los trabajadores del sector hidráulico, en cuyas manos está culminar una obra de envergadura que tendrá un positivo impacto en la población. De igual modo fue reconocido, durante la celebración, el esfuerzo de entidades destacadas de la provincia, y de municipios como Regla, 10 de Octubre, Guanabacoa, Habana del Este, San Miguel del Padrón, y el Cerro.

Al Historiador de la Ciudad, Eusebio Leal Spengler, Iríbar extendió su gratitud en nombre de muchos, por ser alguien que hace todos los días un poco por La Habana Vieja, por enseñarnos a amar la identidad. Sobre una ciudad que merece toda la belleza posible, Torres Iríbar mencionó el reto, para instituciones, decisores y pobladores, de expandirse para seguir restaurando entornos como el de la Plaza de Belén, en un espíritu que debe abarcar a todos los municipios y territorios de la provincia. «La Habana no le fallará a la Revolución», declaró.

Un electo artístico de lujo acompañó la jornada. El cierre, alegre y conmovedor, contó con las entregas del cantautor Gerardo Alfonso y con la interpretación del pianista Frank Fernández acompañado en un momento final por la orquesta del Instituto Cubano de Radio y Televisión (ICRT), al frente de la cual se desempeñó el Maestro Miguel Patterson.

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