Juventud Rebelde - Diario de la Juventud Cubana

Normalmente: los teams de Cuba

Comprender cómo la evolución de la tecnología va de la mano del comportamiento de las nuevas generaciones es vital en un país que apuesta con fuerza por la informatización de su sociedad

Autor:

Yurisander Guevara

EL overol que lleva puesto tiene un letrero inconfundible: Cupet. Asumo que se trata de un varón porque el pelo apenas se alza sobre la cabeza por unos milímetros, pero no puedo ver su cara. Los otros cuatro que lo acompañan visten igual.

Si estuviera en otro lugar no estaría tan «asombrado». Quienes observo podrían ser, por ejemplo, obreros, pero su tamaño y complexión indican que son adolescentes. Además, es sábado en la tarde y estoy en el Salón Rosado de La Tropical. Motivado por la curiosidad seguí la pista que un amigo me comentó en las redes sociales para ver cómo se recrean los jóvenes de hoy, especialmente aquellos que utilizan la tecnología como vehículo de reunión.

Y es que los más de 2 000 que se reunieron ese sábado en el Salón Rosado de La Tropical tenían algo en común: forman parte de un team, término prestado del inglés que significa equipo, y en estos tiempos de internet renombra a los grupos y «piquetes» de antaño, ahora con presencia virtual en redes como Facebook.

Es un hecho que las modas son cíclicas. También lo es que se reciclan. Tal y como lo vivimos quienes ya sumamos algunos años —que no tantos—, los más jóvenes acuden a los centros recreacionales en grupos, la mayoría de ellos preconfigurados de antemano: se conocen del barrio o la escuela, por ejemplo.

Acaso el mayor cambio en este tiempo es la influencia que reciben desde las redes de internet, algo «natural» en un mundo globalizado, que los llevó a crear los teams. Si estos tuvieran alguna definición, sería la de un grupo de muchachos con intereses comunes: marcas comerciales, el teatro, la danza, o simple afinidad geográfica, como compartir el mismo barrio y la misma aula.

En La Habana se ha hecho más visible el fenómeno luego del lanzamiento del servicio de internet por datos móviles. Precisamente con la red de redes como vehículo, Facebook sobre todo, fue que se pusieron de acuerdo un día centenares de estos muchachos para verse las caras.

Una familia

Tommy tiene 19 años y le gusta el teatro. En un grupo de actuación fue donde conoció a la mayoría de los que hoy conforman su team. Él lidera un grupo que se hace llamar Champari. Me aclara que es una marca francesa, y escogieron el nombre porque les gusta como suena. Entre los jóvenes los líderes de teams son reconocidos como «jefes», aunque ellos lo dicen en inglés: boss.

Para algunos estas denominaciones suenan raras. Cuando Tommy le contó a su abuela sobre el team Champari, ella creyó que se había unido a una pandilla.

«En Cuba no hay pandillas. Ni yo me uniría a ninguna. Lo que hacemos principalmente es reunirnos y compartir momentos agradables, somos como una familia», me aclara el joven. En Facebook los teams se dedican a «publicar fotos novedosas con temática urbana», como define Rannys, al frente de Gold white royalty.

Si uno hace una búsqueda en Facebook y encuentra a esos jóvenes, sencillamente aprecia la frescura de los años mozos: muchachos que gustan de estar a la moda —su moda—, y ahora tienen herramientas digitales para compartir esas preferencias con los demás mediante fotos en las que destacan sus habilidades para el modelaje.

La mayoría del team Champari es de La Habana, aunque a través de las redes comparten con amigos de otras provincias, y uno vive en el extranjero. Este comportamiento en redes aplica para todos los teams.

Sus nombres reflejan, además, la era globalizada en la que viven. Pedro, por ejemplo, es el líder del team Black Panther. Entre él y Tommy existe gran afinidad, especialmente por el baile. Desde que llegaron a La Tropical el sábado bailaron sin parar. También se divirtieron con los líderes de otros grupos: Eli Eli, Swag Style, Goldwhiteroyalty, Candy Krush…

¿Y no existe rivalidad entre los grupos, algún tipo de celos que lleve a la violencia?, pregunto a los muchachos, que están ahora a mi alrededor.

«Qué va, ataja Pedro. Nosotros somos una familia y nuestras “rivalidades” están en las redes, en las fotos que a ellas subimos».

Estos grupos publican fotos que luego serán votadas por sus seguidores de los espacios virtuales. Generalmente la foto se compone de dos imágenes a modo de comparación, y se vota a partir de las reacciones de Facebook: Me gusta, Me encanta, etc.

Normalmente

A las cuatro de la tarde del sábado el Salón Rosado de La Tropical está prácticamente vacío. Dos horas más tarde es casi imposible transitar por la instalación.

«Normalmente, contigo voy a darme mi lugar, correctamente», trina en los bafles una canción de reguetón, y en la pista el coro, eufórico, no se hace esperar.

Resalta como componente novedoso en estas fiestas que ahora los jóvenes gustan de cargar con muñecos de peluche, desde el clásico oso Panda hasta el icónico Winnie The Pooh.

Desde el salón que domina toda la instalación, la vista es privilegiada: un amasijo de personas disfruta de cada canción que suena el DJ como si fuera la última de sus vidas. Así de alegre es nuestra juventud.

«Dice que más nadie va a mentirle, porque ella es la que va a decir mentiras. Que ella no está pa´ maltratar al corazón…», arranca otra canción, y a nadie parece importarle que llueva y sus cuidados peinados y ropas se mojen un poco.

Las vestimentas también recuerdan  los años 90: overoles, camisas estampadas estilo playeras y otras todavía con más dibujos, parecidas a las que en la última década del siglo XX fueron conocidas como «bacterias». El short es denominador común, sean muchachas o muchachos. También lo son los celulares inteligentes, la nueva «prenda» de vestir del siglo XXI.

Pero entre tanto colorido textil, hay algo hasta ahora no visto: gruesas enguatadas cubren las anatomías de no pocos jóvenes, especialmente a los muchachos.

«Aquí nos estamos “asando”, pero es lo que se usa», me dijo uno cuando pregunté si no se sentía algo incómodo con una prenda que esta geografía se reserva para contadas ocasiones en nuestros cada vez más exiguos inviernos.

Este tipo de elementos extranjerizantes parecen inevitables en la era de la información. También lo es la música de la que gustan. No solo es reguetón. Las paredes de La Tropical fueron igualmente estremecidas por acordes electrónicos, como guiño a las preferencias de estos jóvenes por la tecnología.

«Nosotros no somos malas personas, tampoco somos “raros”, dice Pedro. Somos sencillamente jóvenes que buscan divertirse». He aquí una esencia importante en este tipo de reuniones: hoy las opciones recreativas no suplen la demanda, especialmente para grupos de adolescentes y jóvenes.

«Honestamente tenemos que agradecerle a “la juventud” —acota Tommy en referencia a la Unión de Jóvenes Comunistas—, por haberse interesado por nosotros. Nos escuchan y comprenden, y hasta nos brindaron un lugar donde pasarla súper bien».

Encontrar a estos jóvenes en las redes tampoco es fácil. Para ellos el lenguaje no se ciñe a los caracteres latinos, y sus nombres se asemejan a jeroglíficos egipcios. Quizá es una tendencia para apartarse de los adultos y construir su identidad en un espacio que ellos entienden cabalmente.

Con quienes conversé aseguran que en La Habana hoy existen al menos 200 teams. Mi sobrina adolescente me confirmó luego que en su aula todos conforman un team. «Normal, tío, los que tenemos un perfil en Facebook chateamos por ahí y nos ponemos de acuerdo para salir juntos, hacer las tareas, dar “chucho”», me explicó.

Comprender cómo la evolución de la tecnología va de la mano con el comportamiento de las nuevas generaciones es vital en un país que apuesta ahora con fuerza por la informatización de su sociedad. Los teams de hoy pueden llamarse de otra forma mañana. Lo importante es ir a las esencias, más allá de estigmas y juicios negativos a priori, y acompañar desde la casa y la escuela a los pinos nuevos en su crecimiento. Normalmente, ellos lo van a agradecer.

Los jóvenes de hoy usan las nuevas tecnologías como vehículo de interacción para recrearse.

 

Comparte esta noticia

Enviar por E-mail

  • Los comentarios deben basarse en el respeto a los criterios.
  • No se admitirán ofensas, frases vulgares, ni palabras obscenas.
  • Nos reservamos el derecho de no publicar los que incumplan con las normas de este sitio.