En los palacios de pioneros los alumnos encuentran sus motivaciones para el futuro profesional. Autor: Ricardo Tamayo Pérez Publicado: 14/05/2019 | 10:08 pm
EN su juego de roles, alumnas de la secundaria básica José Martí, del municipio capitalino de Centro Habana, se convierten en maestras y aprenden los métodos y prácticas necesarios para poder iniciar en el mundo del saber y el conocimiento a los más pequeñines de la escuela.
Para Marian Lucas Fuentes, Carla Rolo Martínez, Daniela Grandales y Naomi Pérez Gascón la vocación está definida, cuando terminen el 9no. grado continuarán estudios en la Escuela Pedagógica. Y para tomar esa decisión, de mucho ha servido el capitalino Palacio Central de Pioneros Ernesto Che Guevara, donde aprenden, crecen y se confirman en el camino elegido desde hacía varios años.
Por su parte, Lázaro Acosta Rodríguez, de la secundaria básica Augusto César Sandino, del municipio de Regla, asegura que estar en ese círculo de interés le ha mejorado sus resultados académicos. «Ahora respeto más la profesión de maestro, porque la conozco desde dentro y eso me aporta ser más disciplinado y estudioso».
Uno de los círculos de interés que más motiva es el dedicado a la elaboración de alimentos, siempre con una base saludable. Allí, la instructora Regla Manresa advierte que ese espacio permite elevar la cultura higiénico-alimentaria de cada uno de los alumnos.
Palacio que es ejemplo
Según comentó Margarita McPherson Sayú, viceministra de Educación, su organismo rige el trabajo de los palacios de pioneros desde 2010, y aunque la actividad vocacional se realiza también en las escuelas, por sus características y condiciones, estas instituciones tienen una importancia vital. «Hoy contamos con 118 palacios provinciales y municipales.
«El Palacio Central de Pioneros Ernesto Che Guevara es la institución rectora de todo el trabajo de formación vocacional y orientación profesional que se realiza en el país. Aquí se revisan los programas de cada círculo de interés que proponen los organismos de la Administración Central del Estado, y luego se realiza un recorrido por los otros palacios, para revisar el trabajo de cada área.
«No podemos decir que estamos al nivel que deseamos, pero hay un mayor seguimiento y atención por parte de los organismos; sin embargo todavía hay lugares donde existe inconsistencia en relación con la labor de los instructores», subrayó.
La Viceministra dijo que, a partir del trabajo vocacional, se ha logrado potenciar con mayor fuerza el pase directo a algunas especialidades, y argumentó que el hecho de que un estudiante desde la educación Primaria y luego en la Secundaria Básica esté vinculado con un círculo de interés de determinada temática implica que tiene una vocación, y por ello se está enfatizando en la entrega de una plaza para continuar estudios en ese oficio o profesión cuando termina el noveno grado.
Destacó además que, desde hace dos cursos escolares, se traen al Palacio Central estudiantes de otras provincias, lo cual tiene una doble intención, intensificar la formación vocacional de esos alumnos y también ofertarles un programa de recreación en la capital.
Cuando se piensa en el futuro
Dio gusto conversar con el adolescente Leonardo Cabrera, de Sancti Spíritus, y con otros que como él llegaron desde el centro del país motivados por conocer el mundo de los centrales azucareros. «Muchas veces no podemos entrar a un centro de este tipo por nuestra edad o porque nos queda alejado de la escuela, y aquí en el centralito del Palacio hemos conocido cómo funciona todo».
También varios padres —quienes han tenido la oportunidad de compartir con sus hijos en esta iniciativa que organiza el Grupo Empresarial Azucarero Azcuba, de traer a educandos que optan por sus especialidades a formarlos en el terreno— agradecieron la oportunidad y expresaron: «nos ayuda a nosotros a la hora de explicarles para que tomen una decisión sobre su vida futura».
María Carla González, estudiante de Secundaria Básica en Ciego de Ávila, afirmó que actividades como las realizadas «ayudan a ampliar las posibilidades de elegir mejor cuando culminamos la enseñanza media». Y añadió que urge que «estas iniciativas se multipliquen, que los organismos apoyen y existan recursos para realizar las labores prácticas».
A juicio de Rosa María Ramírez Montero, presidenta de la Organización de Pioneros José Martí (OPJM), la formación vocacional y la orientación profesional son acciones que se realizan en función de las necesidades del país para su desarrollo, más allá de la familiarización con una especialidad. Se trata de ponderar lo útil para el presente y el futuro de la nación, teniendo en cuenta también lo importante que resulta potenciar el valor del trabajo desde edades tempranas. Así lo aseguró en un reciente intercambió con alumnos de varias provincias que se vinculan con las actividades que en este sentido organiza Azcuba.
«Esta es una de las principales líneas de nuestro trabajo y que hemos reforzado a partir del 10mo. Congreso de la Unión de Jóvenes Comunistas, pues tenemos que lograr que la vocación de los niños y adolescentes se parezca más a la realidad del territorio, y en ello es fundamental que se integran los organismos, las instituciones, las organizaciones, así como la familia, la cual desempeña un papel muy importante en la decisión futura de nuestros hijos», apuntó.
Rosa María aludió a como también los palacios de pioneros deben parecerse a la vida del territorio, y como en ellos, los alumnos, además de tener la posibilidad de demostrar sus conocimientos y habilidades, pueden conocer la sociedad en que viven y sus procesos productivos. «Cada destacamento y colectivo pioneril tiene el deber y la oportunidad de diseñar espacios de intercambios, a partir de las sugerencias y demandas de los alumnos.
«En nuestros círculos de interés también formamos valores como la laboriosidad, el compañerismo, la disciplina y la responsabilidad. La palabra «formación» incluye muchas cosas, lo cultural, lo deportivo..., pero sobre todo inculcar el amor al trabajo. Desde estos espacios se sigue apostando por que mientras se juega, también se aprenda y se garantice el futuro».
Formar en las mejores prácticas
EL Palacio Central de Pioneros Ernesto Che Guevara se fundó el 15 de julio de 1979. Cercano a sus 40 años de existencia, mantiene viva la premisa que precisó aquel día Fidel que debía ser el hilo conductor de una institución de su tipo: «dedicarse a la formación de las nuevas generaciones».
Cada año lectivo el Palacio organiza tres cursos de ocho semanas, por los cuales pasan más de 40 000 estudiantes de las escuelas primarias y secundarias básicas de la capital y de otras regiones del país. Para ellos están diseñados círculos de interés de 140 especialidades de la producción y los servicios.
Nuris Concepción Perdomo, directora general del Palacio, precisó que para el buen desarrollo de la labor de esa institución es esencial el apoyo de los organismos de la Administración Central del Estado. «Son 18 ministerios que aportan los recursos financieros, materiales y humanos.
«Nosotros en el Palacio debemos velar por la calidad del proceso docente-educativo, porque el instructor, que es un conocedor de su oficio o profesión, no tiene una formación pedagógica y aquí se convierte en un maestro, con la particularidad de que debe motivar a sus estudiantes», destacó.
Igualmente, explicó que los estudiantes llegan al centro con diversas motivaciones y aquí «consiguen conocer el mundo laboral a partir de un medio participativo y desde edades tempranas, lo que permite que luego sean trabajadores responsables y acojan una profesión acorde con las necesidades del país.
«En algunas ocasiones continúan interesados en la propuesta a la que se acercaron aquí, y siguen ese camino, pero en todos los casos reciben una formación integral, se les amplía su cultura y se les incorporan habilidades, conocimientos y destrezas que los ayudarán a construir su proyecto de vida».