«Podemos tener lo nuestro con mucho orgullo», expresó en la mañana de este lunes el Presidente de los Consejos de Estado y de Ministros, Miguel Díaz-Canel Bermúdez, durante la reunión de balance del Ministerio de Industrias, la cual tuvo lugar en la sede de ese organismo.
En un encuentro que puso la mirada a lo realizado en 2018, el Jefe de Estado afirmó que en Cuba, con el talento que hay, más la base industrial existente —aun cuando esta deba superar obsolescencias tecnológicas—, pueden hacerse muchas cosas, pero para eso es fundamental liberar el pensamiento, sacudirlo de lastres que impiden aprovechar al máximo todo tipo de potencialidades.
A sabiendas de que en ese Organismo de la Administración Central del Estado no faltan las ideas, ni la motivación ni el interés, Díaz-Canel Bermúdez convocó a reemprender producciones que Cuba ostentaba incluso en años difíciles de los noventa del siglo XX, e instó a desmantelar con esfuerzo y creatividad esa costumbre que se ha ido incrustando en muchos lugares de la Isla de importar bienes que podríamos hacer nosotros mismos.
De que todo esfuerzo lleve el sello de la calidad, y de tener presente un enfoque de desarrollo sostenible —que incluye las dimensiones económica, social y del medio ambiente— habló el mandatario en un encuentro que contó, además, con la asistencia de los miembros del Buró Político del Partido, el Comandante de la Revolución Ramiro Valdés Menéndez, vicepresidente de los Consejos de Estado y de Ministros; y Ulises Guilarte De Nacimiento, secretario general de la Central de Trabajadores de Cuba. También de Alfredo López Valdés, ministro de Industrias, así como con directivos y trabajadores de este organismo.
El Ministerio de Industrias —puede leerse en el informe que sirvió de apoyo a distintas intervenciones en la reunión— trabaja en las políticas aprobadas, las cuales abarcan actividades importantes como envases y embalajes, reciclaje, máquinas herramientas y equipos. Se ha dado atención, en difíciles condiciones, al sistema empresarial de este organismo, al tiempo que se han dedicado esfuerzos al análisis de los problemas que deben ser superados.
Al explicar las prioridades con vistas al 2019, el titular López Valdés hizo alusión a seguir trabajando en la política de cuadros (con esmerada atención a los jóvenes); atender algo tan importante en Cuba como la recuperación de materias primas; defender la actividad de mantenimiento como parte básica de los procesos productivos; trazar estrategias para el desarrollo industrial; desarrollar programas de información, automatización y comunicación; ir más allá en los planes de exportaciones (donde el concepto de la calidad es vital); y defender el control como una premisa sagrada.
En sus palabras conclusivas el Presidente Díaz-Canel hizo énfasis en dar la batalla contra la burocracia, contra quienes son especialistas en complicar y enlentecer todos los procesos. Y subrayó la necesidad de modernizar las maquinarias existentes —en consonancia con el criterio compartido por varias voces—, de que a veces es preferible un gasto más pequeño en poner tecnológicamente «al día» una herramienta de producción, a tener que acometer grandes inversiones.
El mandatario también desarrolló análisis sobre la necesaria interrelación con las universidades —poner al servicio de esos centros de altos estudios la capacidad innovadora del ministerio—; habló sobre la comunicación social y la informatización (sin las cuales no puede desarrollarse entidad alguna); sobre fortalecer los equipos económicos para tomar decisiones más acertadas en asuntos vitales para el país como las inversiones, así como sobre el valor de encadenar la actividad productiva del organismo con la economía nacional, con ámbitos como el turismo o la inversión extranjera.
Especial interés, y más de una opinión, motivó el tema de acrecentar la capacidad exportadora. A veces, comentaba el Presidente de los Consejos de Estado y de Ministros, es preferible importar la materia primera y encadenarla a procesos productivos nacionales, a tener que pagar por productos terminados; pero decisiones tales pasan por pensar todos los días en el bienestar del país, y hacerlo creativamente, sin obviar que, si alguna riqueza tenemos, es justamente una de las más preciadas en el mundo: la inteligencia, esa cultivada en tantos años de Revolución.