Un aroma inconfundible para Félix Yosbel

PINAR DEL RÍO.— A pesar de tener solo 31 años, Félix Yosbel Camejo Almeida, socio de la cooperativa de créditos y servicios Juanelo Casanueva, del municipio de Pinar del Río, conoce muy bien los secretos del tabaco, y sabe, según la dirección en la que sopla el viento, si el tiempo lo acompaña o no en esta labor que ha escogido para vivir.

Reconocido en la actualidad como uno de los grandes productores de la hoja en Vueltabajo con 26,30 hectáreas (ha) de sol y cinco ha de tapado, este muchacho se muestra aún inconforme con sus resultados. «No estoy satisfecho, a mí me gusta el desarrollo y voy por más. Sé que el millón de posturas que siembro es una varilla alta. En 2010 empecé a sembrar 80 000 posturas; cuando mi abuelo estaba al frente de la vega se plantaban 41 000, él no quería más en aquel momento».

Vecino del Kilómetro siete de la carretera a Viñales, Félix Yosbel —quien es técnico de nivel medio en Electricidad— confiesa que prácticamente terminó la especialidad y, «a empujones», el 12 grado. «Lo que quería era trabajar la tierra. Eso fue lo que me gustó siempre, y cuando me gradué vine para acá con mi abuelo.

«Nací en este lugar. Soy parte de una familia campesina; es una tradición. Cuando llegué a la vega, mi abuelo ya estaba enfermo, después que él falleció quedé al frente», comenta el joven mientras va deshijando unas plantas de más de un metro y medio de altura.

—¿Y no fue complejo dirigir la vega con tantos trabajadores siendo tú tan joven?

—Yo llevaba tiempo aquí, y aunque fuera el nieto, la forma de dirigir no era la misma, pero nos fuimos adaptando todos. Hoy tengo 50 trabajadores. De ellos, 32 son jóvenes, así, de mi edad y hasta de 20 años. No ha sido fácil, pero son mis amigos, y en esa amistad lo más importante que tiene que haber es el respeto y la disciplina. Sin eso no se logra nada.

«Aquí hay personas que cobran 50 pesos diarios, y otros hasta 150, según el trabajo y mis utilidades. No es una competencia, pero se crea un ambiente bueno. Dar el ejemplo es el otro aspecto que no puede fallar. Se labora de lunes a sábado, de siete a siete; en el tabaco tiene que ser así.

«Todos almuerzan y meriendan en un comedor que tenemos. Se trabaja desde que amanece hasta que oscurece, pero en época de campaña, como ahora, me levanto a las cinco de la mañana y llego a la casa otra vez a las 11 de la noche. En la vida las cosas se logran con mucho sacrificio».

—Entonces tú crees que la agricultura puede ser una fuente de empleo que aporte amplios beneficios…

—Creo que todo se alcanza si uno se esfuerza y tiene compromiso. La agricultura es dura, pero uno va logrando, si le va bien, tener ciertas comodidades. Yo no tenía nada, y hoy poseo las cosas básicas para vivir.

«Nosotros alcanzamos un salario que, si no es de los más altos, nos permite adquirir lo que se vende, es bastante significativo en correspondencia a como está la vida. Hay que tener dedicación. Esto es un sacrificio desde que se siembra el semillero hasta que se vende el tabaco, que es el momento más importante. Allí se pesa y se escoge y de ahí sale el precio final».

—¿Qué otras facilidades tienen quienes aquí laboran?

—Nosotros no solo sembramos tabaco. También tenemos cultivos varios: yuca, frijol, maíz… y todo es para el consumo mío y de los trabajadores. Aportamos el maíz a la cooperativa y parte de los frijoles, el resto es para repartir entre nosotros.

—La actual campaña tabacalera ya comenzó, pero tú has vivido ya otras…

—Empecé con el Habana 92, ese es el tabaco del guajiro, el que nunca te deja sin comer; digo eso, por su rendimiento y porque es saludable en el campo. Por supuesto, hay que hacer todo lo que lleva desde que se echa el semillero, para que después ocurran menos fallos, y no aparezcan plantas en mal estado. Lleva su limpieza, su guataca, y hay que echar los pesticidas y acaricidas que demanda.

«Cuando nos falla el pesticida y el acaricida, como en este año, pasamos muchas dificultades. Sin comida no hay puercos, y sin pesticidas no hay tabaco. Eso hay que tenerlo claro. Estamos haciendo el esfuerzo, porque considero que los productores buenos se crecen ante las dificultades.

«Este año lo que he recibido de recursos es para una tercera parte de lo que siembro; he hecho mi estrategia para ahorrarlo, limitarlo, y hemos utilizado otros inventos técnicos del campesinado para matar el gusano, pero no es lo que necesitan las plantaciones.

«Con medios biológicos resuelve quien siembra un pedacito de tierra, pero a quien siembra dos caballerías le es muy difícil emplearlos, porque habría que pasar diez veces por el mismo campo y eso es imposible en áreas tan extensas. A mí me gusta el tabaco; lo contraté y lo voy a cumplir, pero es complejo cuando no hay pesticidas».

—En 2018 alcanzaste rendimientos relevantes. ¿Para este año la campaña promete ser igual de satisfactoria?

—En la campaña anterior logramos tener 2,27 toneladas por hectárea. Sembré un millón de posturas de sol y cogí 1 300 quintales, que fueron 59,60 toneladas. Este año tengo también 150 000 posturas de tapado y se ve muy bien, gracias al esfuerzo de todos.

«Tengo una dificultad: no poseo cámara de curación. Le voy a hacer una cura natural, cuando el tabaco tapado se seca en cámara, se quema. La cura natural depende mucho del tiempo y eso es impredecible. Durante los primeros días de la campaña, el clima no fue bueno, pero ya después se ha comportado bastante bien. Llevo hasta la fecha una campaña mejor que la anterior; hay campos en los que estamos matando el gusano con la mano, hay que estar encima de ellos todo el tiempo.

«Dispongo de 40 aposentos y estoy construyendo una casa con otros 20; esta tendrá una modalidad nueva que trae portales a los lados. Con las lluvias del ciclón en octubre perdí alrededor de 300 canteros y se volvieron a regar; no esperé a que saliera el sol y la postura me dijera que estaba «borracha». Por eso es que estamos un poco atrasados, nos faltan 100 000 posturas de sol por sembrar que salen antes del 31 de enero. Hasta ahora ya tenemos más de 10 000 cujes ensartados».

Padre de cuatro hijos y con una familia que lo respalda en cada empeño, por sus resultados Félix Yosbel, recientemente, fue invitado al Pleno del Comité Nacional de la Unión de Jóvenes Comunistas, en el que se evaluó la atención a los jóvenes vinculados con la producción de alimentos. Este joven es de los que cree que «lo más importante es que te guste y te enamore lo que estás haciendo, lo mismo en el campo que en la industria. La agricultura para mí, dijo, es labor noble y necesaria».

Sí por Cuba desde el surco

Casi al finalizar la conversación este joven nos comenta: «Recientemente me han preguntado en varias ocasiones sobre la nueva Constitución de la República. Lo más importante es que cada uno de nosotros, cada trabajador, cada estudiante, cada campesino, y, sobre todo, cada cubano tuvo la posibilidad de participar en su construcción, en su diseño. Todos dijimos lo que consideramos necesario para mejorar el Proyecto inicial o aquello que debía estar, pero con otro enfoque.

«Estoy de acuerdo con el texto final porque es garantía para el futuro y el 24 estaré votando por el Sí, por la continuidad de la Revolución. Un voto que será previo al aniversario 60 de la Ley de Reforma Agraria, ese hecho que permitió la entrega del título de propiedad de la tierra a los campesinos, algo que se respalda en la Carta Magna».

Pinar del Río: la campaña tabacalera en datos

Plan de siembra: 20 000 hectáreas.
Sembradas hasta la fecha: más de 19 400 hectáreas.
Comenzó la recolección de las hojas en todos los territorios de la provincia.
Ya inicia el pico de cosecha, para el cual se estiman más de 3 000 000 de cujes de tabaco.
Baja cobertura de productos fitosanitarios.
Se continúa en el beneficio de tabaco de la campaña anterior.
Se mantiene el plan de construcción y reparación de aposentos.

Juventud Rebelde - Diario de la Juventud Cubana