Doctora Lisbet Fuentes Vega Autor: Ricardo Tamayo Pérez Publicado: 12/12/2018 | 02:22 pm
Por el niño que traen de manos imagino que son pareja y trato de llegar hasta ellos. Vienen de prisa por el frío que corre a esta hora en la pista de aterrizaje de la terminal 5 del Aeropuerto Internacional José Martí, de La Habana. Según un reporte del Instituto de Meteorología, a las seis de la mañana de este miércoles 12 de diciembre había nueve grados Celsius allí. Apenas una hora y pocos minutos después, cuando los pasajeros y tripulantes del IL-96-300 de Cubana de Aviación descendieron de la aeronave, la sensación térmica no había variado mucho.
Logro alcanzarlos muy cerca del ómnibus que los trasladará hacia los trámites aduanales de rutina debido a los pasos infantiles que los guían. En sus manos —las que no sostienen al inquieto niño—, un gladiolo y una bandera de la Patria. En sus rostros, a pesar de la hora y del cansancio, una sonrisa. Encima de los abrigos que los protegen de las bajas temperaturas, el pullover que los identifica como colaboradores cubanos: Más que Médicos.
Los jóvenes Lisbet Fuentes Vega y Alexnois Espinosa Silva integran un nuevo grupo de galenos que regresan a la Isla después de la decisión del Ministerio de Salud Pública de no continuar participando en el programa Más Médicos de Brasil. Son de Majibacoa, en Las Tunas, pero durante los últimos tres meses y medio, ambos y el niño residieron en el municipio Pouso Redondo, estado de Santa Catarina, al Sur de Brasil.
A la comunidad más rural de este municipio llegó la doctora Fuentes Vega hace más de un año como Médico General Integral para atender a sus pobladores, esos que no pueden costear las consultas médicas, ni los medicamentos, esos a los que el electo presidente Jair Bolsonaro priva de asistencia sanitaria con su decisión. Doce meses después, su esposo y el primer descendiente de ambos, Axel, viajaron para acompañarla en tan humana labor.
De la que fue su primera misión internacionalista, la joven de 29 años destaca la acogida que tuvo por parte de las autoridades territoriales desde el primer instante. También cuánto influyó su presencia en los cerca de 24 pacientes mayoritariamente adultos mayores que recibía diariamente en su consultorio aquejados de influenzas respiratoria, hipertensión, diabetes y enfermedades cardiovasculares.
Desde su posición hizo de todo, y como el resto de sus colegas de misión, su atención no se limitó al examen clínico. No fueron pocas las ocasiones en las que tuvo que remitir a uno de estos pacientes a centros especializados a consecuencia de infartos, accidentes cerebrovasculares y descompensaciones crónicas. Tampoco las que tuvo que realizar diagnósticos de cáncer. La atención sicológica y el acompañamiento humano resultó vital para los enfermos.
De cómo lo hizo y logró cambiar los indicadores sanitarios en la zona explica que mucho le ayudaron las características del sistema de salud cubano que pone al paciente en primer lugar, y las técnicas de Medicina Natural y Tradicional tan fomentada en la Isla y desconocidas en el gigante suramericano. En cuanto los brasileños comenzaron a notar los eficientes resultados de su aplicación, la acogieron, aseguró. Ese es el consuelo de la joven especialistas en estos momentos en los que aún no sabe quién ocupará la vacante que deja su regreso.
La suya, confiesa, fue una experiencia muy enriquecedora, como profesional y como ser humano, una que no dudaría en repetir si hiciera falta. Lo ratifica la bata blanca que con tanto orgullo exhibe y el infante a su lado, ese que tanto recordaba cada vez que atendía a los únicos tres menores de la comunidad. Axel sonríe hoy en tierra cubana, y al verlo Lisbet espera que allá en Pouso Redondo, sus pacientes también vuelvan a hacerlo.