La gente debe comprender por qué existen los CDR, aseguró Lázaro Abel García Gómez. Autor: Elder Leyva Publicado: 26/09/2018 | 11:32 pm
Todo el que ha ido a Gibara sabe que sus habitantes son especiales. Cuentan la historia de su ciudad con un orgullo máximo, un deseo profundo. Así es Lázaro Abel García Gómez, quien, como nadie, comprende el significado de ser gibareño, pues nació allí y eso lo inspira. A sus 20 años, es un muchacho comprometido y decidido, con misiones, acciones, proyectos e ilusiones, de las que habla con certeza y madurez. La humildad es su mejor virtud.
Haber sido elegido delegado directo al 9no. Congreso de los CDR, constituye para él un gran privilegio, sobre todo porque es el más joven de la delegación holguinera, pero también representa el resultado de su trabajo como dirigente cederista. Ahora estudia Periodismo en la Universidad de Holguín. Asumir todas estas tareas ha implicado una gran responsabilidad, un ejercicio de plena dedicación, pero tiene claro qué significa ser un líder.
Lázaro entiende su sociedad, comprende sus complejidades y contradicciones. «Me gusta comunicarme y el intercambio de experiencias con el pueblo. Para llegar a los vecinos tenemos que estar cerca de ellos, ser capaces de comprender sus problemas y, a la vez, ser portadores y explicar los inconvenientes que existen, pero siempre comprenderlos. Uno se debe al pueblo».
Tenía ocho años y se iniciaba ya como orador en Gibara. Desde la tribuna comenzaba la fuerte travesía, expresaba su sentir. Integró el proyecto comunitario Voces del audiovisual, del cual hoy es su director. «Este se dedica a la formación de valores y está integrado por niños y adolescentes. El proyecto se debe a la comunidad, porque esta es la que brinda las informaciones que se llevan a los documentales, anuncios y videoclips. Voces es una buena aventura».
Este joven prefiere no quedarse con sus conocimientos. Considera un deber socializarlos para que otros aprendan y, al mismo tiempo, nutrirse e intercambiar criterios. Esta premisa la lleva a cabo en sus tareas cederistas. Este joven cree en la organización de masas más grande del país, la sostiene, la defiende: «Hubo muchas tareas a las que se les restó importancia en el barrio, por la complejidad de los tiempos, de la situación epocal que vivimos. Existen quienes dicen que los CDR han muerto y no lo creo. Muchos de nosotros nos hemos mantenido apoyando y aportando al proceso, incluso desde cargos de dirección, para mantener viva la organización que fundó Fidel en 1960. Se hace importante revitalizar las tradiciones dentro de los barrios, volver hacia aquellas cosas que perdieron un poco de valor y que es necesario rescatar.
«Espero que en este Congreso se diseñen estrategias para que los CDR avancen y contribuyan a ese socialismo próspero y sostenible que queremos alcanzar. No solo será la voz de los dirigentes. Cada cederista, desde la base, tiene mucho que aportar.
«Es necesaria la voz de los jóvenes. A esta cita traemos ideas transformadoras para que el país y la organización las tomen en cuenta. Aquellos métodos que nos resultaban arcaicos es necesario cambiarlos. La gente debe comprender por qué existen los CDR», señala.
Este delegado también habla del futuro: «No solo es enfrentar las tareas, es prepararnos para otras mayores. Los CDR deben mantenerse aglutinando a la mayor cantidad de hombres y mujeres posibles, conformar verdaderamente una familia en el barrio. Pero tienen que ir renovando su estructura y funcionamiento, no pueden quedarse atrás».
Los cubanos, dice Lázaro, vemos al país de una forma y el mundo, claro está, de otra. «Las razones por las que luchamos debemos demostrarlas y mantenerlas cada día, y tener presente la rebeldía y el ímpetu de quienes nos antecedieron».
Para este joven lo más difícil ha sido el tiempo. «A veces muchas personas tienen la capacidad para dirigir, pero se amilanan porque les roba tiempo. Otros quieren hacer grandes cosas, pero se ven limitados por los recursos, y es cuando tienes que cambiar estrategias y proponer vías para solucionar los problemas. Algunos piensan que es imposible que un joven dirija una organización y, sin embargo uno lo demuestra cumpliendo las tareas», expresó.
Lázaro piensa que los cubanos no pueden olvidar su esencia y le preocupa que se pierdan dentro de la sociedad aquellas cosas que valen mucho como el valor humano. Le debe mucho a su familia, que ha confiado en él y lo ha guiado. Cree en su país, en la sencillez y, sobre todo, en la palabra del pueblo.