Respaldar y divulgar la idea de América Latina y el Caribe como una Zona de Paz, tal cual lo proclamó la Celac durante su segunda Cumbre, en 2014, en La Habana, es el propósito del 2do. Seminario Internacional en torno a ese tema, que se celebra desde este miércoles en el Instituto Superior de Relaciones Internacionales (ISRI), en la capital cubana.
Tres días de encuentros propiciarán el examen de asuntos puntuales para identificar las realidades y los desafíos de la región con el propósito de que la paz siga siendo su patrimonio.
Se trata de una reflexión necesaria y, por ende, útil, en una coyuntura marcada por la agresividad de la potencia que vuelve a hacer valer la vieja Doctrina Monroe, y por la restauración derechista que se emprende en América Latina.
Las implicaciones para la paz de la actual política de Estados Unidos será, precisamente, tema de uno de los paneles. Otros debatirán acerca de las vulnerabilidades internas de la región como zona de paz, las provocaciones que las tecnologías de la información pueden realizar a la paz, y el reto que la depredación del medio ambiente y de los recursos naturales significa para mantenerla, entre otros asuntos.
No se trata solo de la ausencia de conflictos bélicos. La convocatoria al Seminario destaca la necesidad de «una paz sostenible en la región basada en la justicia social, la estabilidad, los derechos humanos y la gobernabilidad efectiva», asentada en el Estado de Derecho.
Tan importante como los enfoques que realizarán los académicos participantes resulta la presencia aquí de líderes y representantes de organizaciones populares latinoamericanos y caribeños, así como de movimientos de paz, quienes pueden contribuir a llevar a vías de hecho el plan de acción que emanará de la cita a partir de su conclusión, el viernes.
Se ha destacado la necesidad de trabajar, sobre todo, en materia de comunicación.
En breves declaraciones a JR, Silvio Platero Yrola, presidente del Movimiento Cubano por la Paz y la Soberanía de los Pueblos —que convoca al Seminario junto al Consejo Mundial por la Paz—, se refirió a la Proclama de América Latina y el Caribe como Zona de Paz y recordó que la situación no es la misma que cuando los 33 jefes de Estado y de Gobierno de la región la suscribieron.
«Hay ahora líderes políticos en los Gobiernos que ya no actúan ni piensan igual. Y esta es una forma de reforzar la idea de la necesidad de la Proclama; por eso estamos analizando sus realidades y desafíos».
Interrogado por este diario, el embajador venezolano Roy Chaderton, director del Instituto de altos estudios diplomáticos Pedro Gual, de su país, estimó «absolutamente» oportuna la Proclama, «porque (su observancia) tiene que ser permanente. No puede haber descanso: los descansos o descuidos o negligencias significan retrocesos.
«Entonces, tenemos que poseer una “batería” inagotable que debe seguir proclamando al mundo sus verdades».
—¿Hay condiciones en Latinoamérica hoy para que la Proclama siga siendo respetada? —inquirió este diario.
—Hay mucho pusilánime; pero la Declaración existe y constituye una especie de contención; hace más difícil la tarea de la traición.