El 13 de septiembre de 2018 se celebró en Washington un encuentro entre expertos científicos de Estados Unidos y Cuba para intercambiar sobre los síntomas de salud reportados por diplomáticos estadounidenses acreditados en La Habana. El grupo multidisciplinario cubano, integrado por nueve científicos y médicos, miembros de un panel de la Academia de Ciencias de Cuba, estuvo encabezado por Johana Tablada, subdirectora general de Estados Unidos del MINREX, y el Embajador de Cuba en Washington José R. Cabañas. El equipo estadounidense estuvo presidido por Kenneth Merten, secretario asistente principal para el Hemisferio Occidental, e integrado por personal médico del Departamento de Estado de Estados Unidos.
Previo a este encuentro, el equipo cubano había examinado la escasa información sobre los alegados incidentes entregada por la Embajada de Estados Unidos, las publicaciones realizadas por un equipo médico de la Universidad de Pensilvania, especialmente un artículo publicado por la Revista de la Asociación Médica Americana (JAMA), así como las conclusiones de las investigaciones policiales que, por separado, desarrollaron las autoridades del Ministerio del Interior de Cuba y el Buró Federal de Investigaciones (FBI) de Estados Unidos.
En la reunión, el equipo cubano recibió un resumen que describió los resultados de exámenes médicos previamente reportados en JAMA. El equipo cubano presentó su análisis de las limitaciones de este estudio y cuestionó sus principales conclusiones, así como la interpretación científica de los síntomas que se les reportaron.
Al concluir el intercambio, los expertos de Cuba constataron que la información brindada no permite sustentar las hipótesis de ataques de salud y daño cerebral sugeridas hasta ahora por el Departamento de Estado como explicación de los síntomas que, según el propio Departamento, refirieron sus diplomáticos.
En particular, reafirmaron que con la información intercambiada no es posible demostrar la existencia de un nuevo síndrome médico neurológico de lesión cerebral, ni afirmar que se haya podido producir un daño cerebral del tipo originado por golpes a la cabeza sin que se haya producido trauma craneal alguno. Esa idea es imposible.
Observaron que las evidencias médicas presentadas tienen serias limitaciones. La mayoría de los casos descritos presentan síntomas como dolores de cabeza, náuseas, mareos, trastornos subjetivos del equilibrio y del sueño, que son producidas por trastornos funcionales y enfermedades como la hipertensión, estrés, y muchas otras de alta prevalencia en Estados Unidos y en el mundo. La exactitud de los reportes pudo haber sufrido también por el intervalo promedio de tiempo de 203 días que medió entre los alegados incidentes y las investigaciones médicas reportadas.
Las pruebas neuropsicológicas, consideradas más objetivas, fueron evaluadas con criterios inusuales que, aplicados a un grupo de sujetos sanos, calificaría a casi todos como enfermos. De haberse utilizado los criterios estándar establecidos internacionalmente, solo dos individuos podrían considerarse afectados, lo cual podría atribuirse a diversas enfermedades preexistentes.
De acuerdo con lo reportado, solo se encontraron tres individuos con pérdidas auditivas ligeras o moderadas, pero cada uno con audiogramas que se corresponden con enfermedades distintas y probablemente preexistentes.
No se reportaron hallazgos indicativos de daño cerebral en las neuro-imágenes. En dos individuos se reportaron signos leves y, en otro, moderados que, según los evaluadores, no son específicos, aparecen en múltiples enfermedades y podrían atribuirse a procesos que ocurrieron antes de que estas personas viajaran a Cuba. No ha sido posible acceder a estas imágenes por los expertos cubanos.
Los estudios científicos, las investigaciones policiales cubanas y del FBI, así como la información compartida por el Departamento de Estado indican la ausencia de evidencias de cualquier tipo de ataque o acto deliberado. La delegación cubana rechazó categóricamente el uso del término «ataque» sin que exista evidencia alguna que lo sustente. Los funcionarios estadounidenses subrayaron que no tenían explicación alguna para los incidentes.
La delegación cubana expresó su voluntad de cooperación y reiteró que es de su mayor interés encontrar una explicación a los reportes descritos. Recordó que, desde que la Embajada de Estados Unidos en La Habana informó al Ministerio de Relaciones Exteriores sobre supuestos «ataques acústicos» contra algunos de sus funcionarios, en febrero de 2017, Cuba solicitó y ofreció la máxima cooperación para esclarecer lo ocurrido, y desde muy temprano sugirió la celebración de un encuentro entre expertos médicos de ambos países.
Lamentó la ausencia de acceso a la información clínica y a los médicos que evaluaron al personal diplomático que reportó síntomas de salud. Sin embargo, el equipo médico cubano considera que la celebración de la reunión constituyó un paso insuficiente, pero positivo. Hasta el momento, el intercambio científico y médico había ocurrido solamente de forma indirecta, mediante la publicación de artículos científicos, declaraciones políticas y lamentables filtraciones a la prensa.
El equipo médico cubano trasladó la invitación al equipo de investigadores estadounidenses para sostener en La Habana otro intercambio científico en el futuro próximo, en el que participen también los profesionales que atendieron directamente a los diplomáticos estadounidenses.