Estudiantes universitarios de Villa Clara y Las Tunas reconocieron en las asambleas del 9no. Congreso de la FEU que el pensamiento proactivo y la propuesta responsable necesitan acompañarse con acciones concretas Autor: LAZ Publicado: 15/06/2018 | 08:41 pm
Una ojeada filosa y escudriñadora a la Federación Estudiantil Universitaria (FEU), especialmente a sus procesos y a lo que realizan sus integrantes, caracterizaron los análisis en las asambleas 9no. Congreso de la organización en las casas de altos estudios de Villa Clara y Las Tunas.
En la Universidad Central Marta Abreu, de Las Villas (UCLV) y en la Universidad de Ciencias Médicas, también de la provincia más central de Cuba, el examen, apegado a la defensa de nuestro proyecto social, afincó en lo que ensombrece a la organización y cómo debe despojarse de la hojarasca que se aferra.
Para ello la práctica cotidiana requiere hacer más que decir, enfatizó en uno de los encuentros Luis Ángel Herrera Hernández, estudiante de Medicina. Y el aplauso que recibió confirmó que los delegados están conscientes de que «el hago» tiene que aventajar, por un buen trecho, a «el digo».
Al desmenuzar las interioridades de ese porqué, hubo coincidencia, en ambas asambleas, de la falta de un adecuado funcionamiento de la organización en la brigada, en la cual «se materializan las estrategias y líneas de trabajo, así como las convocatorias a la participación activa de sus miembros en las reflexiones fundamentales en torno a la realidad universitaria», definió Anabel Treto de la Paz, presidenta a la FEU en la Universidad de Ciencias Médicas.
Como si fuera poco, es también en ese escenario donde afloran y se conocen realmente las virtudes y los valores que caracterizan a los estudiantes. Es la brigada, en dos palabras: el alma y el corazón de la organización.
Con el fin de mejorar su funcionamiento se hace necesario aglutinar y motivar a los educandos con un protagonismo que conquiste, razonó Vladimir Hernández, alumno de la UCLV.
Hubo coincidencia en que tienen que asumir la dirección de la FEU estudiantes con liderazgo. Y hay que empezar por identificarlos en el aula. Se dijo, además, que la organización no puede ceñirse solo a la reunión, porque en realidad todos los contextos de la vida universitaria resultan vitales para el funcionamiento orgánico, como argumentaron varios delegados.
Otro razonamiento reiterado en las asambleas villaclareñas fue que a la organización le corresponde generar espacios de discusión y reflexión en las brigadas con proyectos que tengan en cuenta el interés de su membresía y que sean catalizadores de las inquietudes de los estudiantes.
Ser garantía de futuro
Los jóvenes universitarios de hoy piensan lo que dicen y dicen lo que piensan. Esta idea pudo confirmarse en los análisis generados en las asambleas del 9no. Congreso de la FEU de los dos centros de Educación Superior existentes en Las Tunas.
El tema de las nuevas tecnologías y las redes sociales devino recurrencia en los debates. Quienes intervinieron recordaron que la FEU está en el deber de dominar unas y otras para neutralizar la subversión que se lleva a cabo desde el exterior contra Cuba y proclamar las verdades de nuestro proyecto social.
Sobre esto hablaron acerca de la necesidad de que la organización busque espacios de divulgación en los medios informativos de la provincia, a los que puedan concurrir periódicamente sus directivos para dar a conocer por dónde anda la organización y cuáles son sus expectativas inmediatas.
Los estudiantes de la Universidad de Las Tunas y de Ciencias Médicas en ese territorio pusieron también sobre el tapete el tema de la ciencia, y propusieron concebir eventos científicos que incluyan a todas las carreras universitarias. También sugirieron la implementación de un sistema que les propicie a los alumnos visitar escuelas de la enseñanza media para fomentar allí la formación vocacional.
La plenaria de la Universidad de Las Tunas comenzó su sesión con la entrega de una condecoración especial al niño José Daniel de la Torre Sampier, invitado al evento, por haber salvado el busto de José Martí de su escuela cuando su localidad de Ciego de Ávila fue azotada por el ciclón Irma.