Leonel Macías Estrada ha puesto nuestra solidaridad hasta en... China Autor: Enrique Milanés León Publicado: 24/04/2018 | 06:59 pm
CARACAS.— El doctor Pedro Gabriel Rodríguez Castillo pone su tiempo en reversa: «La población lo veía como algo genial; muchos no concebían que un médico pudiese estar en una zona rural o en un barrio donde había tantos problemas y enfrentarlos en medio de la pobreza, ni que previnieran serias enfermedades solo con una charla. El regocijo era inmenso y las consultas, interminables, a veces sin tiempo para almorzar. Al principio hubo hasta dudas de si éramos médicos, pero la población se dio cuenta del impacto, en ella misma, de lo que hacíamos».
Hablamos de Barrio Adentro, el programa de salud que el 16 de abril último cumplió 15 años entre el abrazo de Cuba, el calor de Venezuela y el orgullo de iniciadores como este espirituano, especialista en MGI y en Medicina Interna que ahora trabaja como experto principal docente en la zona oeste del estado de Miranda.
«Mis misiones comenzaron en noviembre de 2003 y se extendieron hasta junio de 2011, en Zulia. Allí me desempeñé como médico general. Sí, trabajé en las comunidades por ocho años continuos», relata.
El médico volvió a Sancti Spíritus y después viajó a Angola, donde trabajó por dos años como especialista en Medicina Interna. De nuevo al Yayabo, pero como no pierde el camino de Caracas, está de nuevo aquí y saca del pecho, sereno, pasajes de Barrio Adentro.
«Integré el grupo formado por el Comandante en Jefe en 2003, en Cojímar. Se creó una brigada para trabajar en zonas de frontera. Fui ubicado en Rosario de Perijá, donde trabajé como especialista en MGI. Veinte médicos abrimos el camino de la misión en el estado; después vinieron cubanos con otros perfiles, creció la brigada, y cuando se levantaron los Centros de Diagnóstico Integral (CDI) ayudé a construirlos», recuerda Pedro Gabriel.
El doctor pasó al nivel secundario, pero siempre lleva dentro Barrio Adentro. «Impacta la cantidad de vivencias, satisfacciones, de utilidad a los dos países. En lo personal, fortalece las mejores cualidades, la capacidad de crecimiento frente a dificultades y casos complejos. Y uno se lleva la gratitud de los pacientes», afirma.
Pedro Gabriel sabe qué hará con todo eso en Cuba: «Te afianza la decisión de dar mejor atención allá y de ser el mejor padre, el mejor hermano, el mejor amigo, el mejor médico…».
Receta: Luchar por otros
«Esta es la escuela», afirma Jetzael Portilla Luciano, un camagüeyano del municipio de Carlos Manuel de Céspedes que en su segunda misión labora como vicejefe estadual para asistencia médica, higiene y docencia, en Miranda.
Jetzael llegó por primera vez a Venezuela en 2003 y comenzó a trabajar en la ciudad de Carúpano, del estado de Sucre. «Se iniciaba Barrio Adentro, aún se construían los servicios Estomatológicos y participé en eso, hasta que comenzamos a atender. Prácticamente abrimos la especialidad del perfil de Estomatología en el estado», afirma.
Barrio Adentro, confiesa Jetzael, le ayudó a meterse en la piel del país: «Desde el principio, cuando la misión era más integrada desde lo espiritual, porque convivíamos con los venezolanos en sus casas, logramos un rico intercambio. Las costumbres son muy diferentes, pero nos acerca el sentir humano; en eso nos parecemos mucho».
Hijo del pequeño pueblo de Céspedes, el estomatólogo valora trabajar como en Barrio Adentro, cerca de la gente: «Esa medicina te mejora a ti mismo. Estar pegado al paciente, transmitiéndole salud, ayuda como gente y como profesional. Así sentimos más nuestro el dolor ajeno», comenta.
En su opinión, Barrio Adentro está afianzado desde el momento en que los venezolanos se encargan de la atención primaria: «Fueron formados por nosotros y tienen valores que nos representan, como la solidaridad y el humanismo».
Se espera que ellos extiendan nuestro internacionalismo en otras tierras. ¿Cómo se sentiría usted si eso ocurriera?
«Para mí sería un orgullo. Fidel lo dijo: quien no sea capaz de luchar por otros, nunca luchará por sí mismo. Es hermosa la práctica de brindar con amor el amor recibido de otro».
Solo con el cariñito…
Luisa Carrizo Castro cesa por un momento su andadura laboriosa por el CDI Terminal-Los Lagos para hablar con el periodista cubano. «Trabajé con Barrio Adentro desde que comenzó y ustedes estaban en las casas de los vecinos. Recuerdo que hacían censos, visitaban familias, a enfermos y operados, daban charlas de primeros auxilios. Comenzaron los CDI y me ubicaron aquí, donde estoy desde 2009».
La camarera se detiene en lo de las casas: «El venezolano siempre tenía brazos abiertos para recibirlos. Había quien les daba un cuarto, para que estuvieran cómodos, y otro departamento del hogar para la consulta».
Esta humilde hija de Venezuela tiene una aguda mirada de Barrio Adentro: «Ha crecido. Tenemos déficit de médicos venezolanos y ustedes siempre han estado dispuestos a tender la mano, han descubierto enfermedades ignoradas por otros doctores y abierto el camino a buenos tratamientos».
Luisa elogia la clase de personas que son los cubanos: «Muy serviciales. Con todos hemos tenido amistad; hay unos que nos duele cuando se van, otros nos duele un poquito menos, pero todos nos hacen falta».
¿Cómo le explicaría en el futuro a su hijo adolescente qué fue Barrio Adentro?
«Le diría que fue una etapa donde se valoró la salud del venezolano y se mejoró su calidad de vida. Que solo con el cariñito que dan ustedes la gente se iba mejor».
Una cena de misiones
El estomatólogo Leonel Macías Estrada tiene historias que contar. Por ejemplo, una misión, entre 2009 y 2011, en… ¡China! «Que una isla pequeña ayude y se inserte en esa economía gigantesca es algo grandioso», refiere antes de aclarar al periodista que no, no aprendió a decir «solidaridad» en mandarín, pero sí a ser solidario con los chinos. De todos modos, ahora este colaborador espirituano aprovecha un receso para meterse, con el periodista, Barrio Adentro en el recuerdo.
«Al llegar por primera vez a Venezuela me impactó la poca accesibilidad de los pobres a los servicios de medicina y sobre todo a los de estomatología, aún más caros. Nunca habían ido a un estomatólogo», revela.
Antes de la salida de Cuba —recuerda Leonel— Fidel despidió uno por uno a los colaboradores, les explicó todo y les hizo un retrato, estado a estado, de qué país encontrarían: «Él fue al Palacio de Convenciones, tenía otra actividad y nos dijo que, si lo esperábamos, regresaba a acompañarnos. Y a las cuatro de la mañana, cumpliendo como siempre, llegó y cenó con nosotros».
En Venezuela el estomatólogo halló, detalle a detalle, el retrato hecho por el Comandante en La Habana. Quince años después afirma que no hay diferencia con su primera misión: «La gente de los barrios más humildes nos acoge con el mismo cariño, con la misma dedicación, y nos ve como salvadores. Aprecian igual los CDI de los cubanos, los consultorios de los cubanos, la sala de rehabilitación de los cubanos».
¿Qué ha demostrado Cuba allá dentro, en esos barrios?, pregunta el reportero: «Solidaridad, altruismo. Esa es la clave del prestigio que nos hemos ganado», responde al instante.
Entre sus grandes orgullos, Leonel Macías Estrada tiene el de haber cumplido en sus misiones la palabra empeñada con aquel médico de pueblos que una vez, al borde de la misión de dos pueblos, les dijo a todos: espérenme a cenar.
¡Quédense, pues!
Con su venezolanísimo nombre, Tibisay Oliveros Mejías dice que comenzó a trabajar para Barrio Adentro en 2007, cuando fue abierta la Sala de Rehabilitación Integral Ernesto Che Guevara, aledaña al CDI Terminal-Los Lagos.
«Estamos contentos, porque si no es por ustedes nosotros no tuviéramos quien nos ayudara. Me ha servido de mucho a mí y a todas las personas de la comunidad. Por eso tratamos de apoyar lo mejor posible a los médicos para que no se sientan mal con el personal que trabaja a su lado», explica esta mujer de pueblo que es camarera, recepcionista… trabajadora «multiusos», según ella se califica.
Ha conocido a infinidad de cubanos y esta es su «foto» personal de los hijos de la Isla: «Son muy buenas personas, colaboradores; favor que le pides, favor que te hacen. Cuando no pueden te explican, pero nunca dicen no».
A la vuelta de los años, ¿cómo usted recordará esta experiencia que ha sido Barrio Adentro?:
«No quiero decir que la voy a recordar, yo quiero seguir viviéndola. Recordar es como que se van, y nosotros no queremos que se vayan. ¡Quédense aquí hasta que Dios quiera, pues!».
La trabajadora venezolana Luisa Carrizo Castro ha visto crecer de cerca el Barrio Adentro.