Una imagen de recuerdo al final del taller de cerámica impartido por Mandy Acosta. Autor: Roberto Garaicoa Martinez Publicado: 21/09/2017 | 07:02 pm
Miento si no digo que, aunque anunciamos las inscripciones a nuestro taller (Clínica del Humor II) con todo el entusiasmo del mundo, de alguna manera estábamos un poco escépticos. La lista rápidamente superó la veintena de interesados, más los amigos y colegas que anunciaron su asistencia… Aun así, la duda batía sus grises alas en nuestra redacción: «No es fácil mandarse todos los días, durante una semana, a las 2:00 p.m., desde lugares distantes, en pleno verano, con el tremendo calor y el terrible sol y sin transporte, únicamente por compartir un taller con la gente del Dedeté», nos decíamos a modo de consuelo, por si no venía nadie... y ¡bingo!
Desde el primer día, hasta la clausura el pasado viernes, fue todo un éxito. Nuestro pequeño auditorio se llenaba todas las tardes, con un entusiasmo in crescendo. El amplio diapasón de edades (entre cinco y 80 años) y de oficios (diseñadores, caricaturistas, periodistas, escritores, matemáticos, estibadores, ¡y hasta un exbailarín de Tropicana!) de los participantes, no fue un obstáculo para lograr una química total.
Las conferencias, debates, intercambios teóricos y prácticos (todos de alto nivel profesional, modestia aparte) se vieron coloreados por el interés de los alumnos y por el apoyo de algunos colegas que «nos hicieron la media», como decimos en buen cubano, pero que a la vez nos hicieron felices porque sentíamos que había valido la pena todo el tiempo y esfuerzo invertido en esta idea que desde ya queremos repetir.
Es bueno comentar, además, por lo novedoso del caso, que aunque apenas teníamos combustible, pocos ventiladores, modesta merienda, y baja iluminación, sí tuvimos transmisión en vivo para todo el mundo por vía internet, gracias al apoyo de nuestras chicas Libia y Yisell especialista y jefa de la Redacción multimedia de JR, respectivamente. Su aporte nos sirvió para constatar que muchas personas estaban en línea con nuestro taller, que ya es mundialmente famoso.
Agradecemos formalmente la ayuda que nos brindó Ares, Armando (Mandy) Acosta y Antonio Berazaín, conferencistas de lujo, que compartieron su tiempo, conocimiento y carisma en diversos encuentros.
Damos mil gracias a la dirección de JR, que como siempre nos apoya en todo lo que inventamos.
También nos agradecemos a nosotros mismos (Adán, Jape y Laz) que al decir de los participantes tuvimos la sensatez de organizar e impartir un excelente e inolvidable taller.
Mi amigo Floro, que fue uno de los presentes, me pidió encarecidamente que transmitiera su saludo y agradecimiento a su amiga Esperanza, de Cojímar, por la sugerencia de la Ruta de Andares, de la Oficina del Historiador. Esto último no tiene nada que ver con el insuperable taller pero, al igual que nuestra pasada cita, ha sido de lo mejor que ha ocurrido en este verano.