Jóvenes cubanos Autor: Juventud Rebelde Publicado: 21/09/2017 | 06:53 pm
La integración del movimiento juvenil cubano cristalizó hace más de medio siglo, cuando el 21 de octubre de 1960 se convertía en una fecha símbolo. Entonces la Asociación de Jóvenes Rebeldes (AJR), surgida en diciembre de 1959 bajo los auspicios del Ejército Rebelde, devenía la organización política de las nuevas generaciones.
Quienes hasta ese entonces militaban en las filas del Movimiento 26 de Julio, en el Directorio Revolucionario 13 de Marzo, en la Juventud Socialista, la Confederación de Estudiantes de la Segunda Enseñanza de Cuba, la Agrupación Juvenil Campesina Frank País y en agrupaciones religiosas como los Jóvenes Masones y los Boy Scouts, se agrupaban en la AJR, dispuestos a levantar el proyecto de la Revolución triunfante.
En esta primera etapa, caracterizada por una intensa lucha de clases, y en la cual la juventud ocupó un lugar destacado junto a los obreros y campesinos, la AJR fue decisiva, al integrar a los bisoños de ambos sexos, de cualquier origen social, religión e ideología, que apoyaran el programa de la Revolución, bajo la consigna Estudio, Trabajo y Fusil.
En esa integración influyeron varios factores: la unidad del pueblo en torno al Ejército Rebelde y al máximo líder de la Revolución, Fidel Castro, la defensa de la causa revolucionaria contra los ataques del imperialismo y la contrarrevolución interna, y la necesidad de organizar a la juventud para cumplir con las tareas de la nueva Cuba.
Con los cambios aprobados en la Primera Plenaria Nacional, la Asociación dejó de ser una organización semimilitar adscripta al Ejército Rebelde, para convertirse en independiente, y aglutinar a toda la juventud capaz de cumplir las tareas de la Revolución. Entonces llegó a contar con más de 20 000 integrantes, que forjaron en ella su voluntad y su entereza revolucionaria.
Durante la clausura del Primer Congreso de la AJR, que sesionó entre el 30 de marzo y el 4 de abril de 1962, Fidel propuso, y los delegados acordaron por unanimidad, adoptar el nombre de Unión de Jóvenes Comunistas (UJC). La nueva estructura juvenil asumía el desafío de convertirse en vanguardia de toda la juventud cubana.
Ese ha sido su principal empeño en estos 55 años de existencia, en los que cumplió no pocas misiones. Actualmente, la UJC desempeña su labor de representar a toda la juventud del país, para lo cual cuenta con un abanico de organizaciones estudiantiles y movimientos que aceptan, libre y conscientemente, su liderazgo y conducción política, y a los cuales orienta y controla sobre la base del respeto a su funcionamiento autónomo y a su independencia orgánica.
En estos años la Juventud Comunista devino en una importante escuela, bajo el magisterio de Fidel y Raúl, e inspirada en la tradición patriótica y justiciera de todas las generaciones de noveles revolucionarios. Lo ha hecho desde el estudio, el trabajo, y la defensa de la Patria, honrando las figuras insignias que inspiraron su emblema: Mella, Camilo y Che.
La UJC no renuncia al ansia de cumplir con aquella encomienda del Che de «hacer el hombre nuevo de la próxima centuria»; hombres de su tiempo, originales, buenos y útiles como los soñó el Apóstol; y mejores por convicción como alentaba Julio Antonio Mella. A esta nueva y provocadora época llega con el orgullo de pertenecer a un pueblo de estirpe martiana, guevariana y fidelista.
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