La producción de medicamentos se ha visto afectada por el bloqueo. Autor: Abel Rojas Barallobre Publicado: 21/09/2017 | 06:41 pm
«Todos los seres humanos nacen libres e iguales en dignidad y derechos y, dotados como están de razón y conciencia, deben comportarse fraternalmente los unos con los otros». Declaración Universal de Derechos Humanos, Artículo 1
Tal vez no haya mejor exhortación a las relaciones respetuosas entre países (y personas), que apelar al propio carácter humanista de nuestra especie. La razón y la conciencia que nos distinguen como seres humanos debieran ser suficientes para garantizar la convivencia pacífica entre todos. Sin embargo, la Historia nos ha demostrado que no siempre es así.
El genocidio en masa que representó la Segunda Guerra Mundial fue la prueba concluyente de que deben existir leyes, derechos y principios compartidos por todos e inherentes a la humanidad, que garanticen que tales crímenes no se vuelvan a cometer. Desde su creación, los derechos humanos se han convertido en la bandera que enarbolan las naciones «civilizadas» para proclamar al mundo su compromiso con un futuro mejor.
La Declaración Universal de Derechos Humanos, suscrita en 1948, hace patente la necesidad esencial de que «los derechos humanos sean protegidos por un régimen de Derecho, a fin de que el hombre no se vea compelido al supremo recurso de la rebelión contra la tiranía y la opresión».
Estados Unidos se ha autoproclamado gran defensor de los Derechos Humanos (con y sin mayúsculas) al tiempo que censura y condena a Cuba por una supuesta carencia de ellos. Pero, mientras la Isla es Estado parte de 44 de los 61 instrumentos internacionales vigentes relativos al tema, la nación norteña ha suscrito apenas 18, algunos de los cuales, además, viola.
Sin duda alguna, las matemáticas no dan, pues quedan fuera del espectro estadounidense asuntos vitales de la ciudadanía, la defensa de la vida digna, la conciencia y la razón de los hombres y las mujeres. El respeto a los derechos humanos —variados, diversos, relevantes siempre—, son todavía una cuestión pendiente en EE. UU., en tanto en Cuba, representan un camino sin retorno a seguir hacia el fortalecimiento de la libertad y la dignidad.
Nota: Cuba también es signatario de los cuatro Convenios de Ginebra relativos a la protección de las víctimas de guerra, los dos Protocolos Adicionales, para los conflictos armados internacionales y para los no internacionales, así como el Convenio sobre el derecho internacional de la corrección.
En tanto, EE. UU. es Estado Parte de los cuatro Convenio de Ginebra, el Pacto Internacional de derechos civiles y políticos y el Protocolo relativo al estatus de los refugiados.
Salario igualitario
En Estados Unidos, una mujer gana 79 centavos por cada dólar que gana un hombre en igual puesto de trabajo. Esa brecha salarial por género es mayor para las mujeres afrodescendientes.
Desapariciones forzadas
Amnistía Internacional ha denunciado en múltiples ocasiones la falta de investigaciones para garantizar justicia por los casos de desaparición forzada de personas bajo custodia de la CIA durante el Gobierno del expresidente George W. Bush.
Respeto a la diversidad cultural
En 2005, Estados Unidos rechazó la Convención sobre la protección y la promoción de la diversidad de las expresiones culturales al tratar de introducirle 28 enmiendas a su contenido, denegadas todas de forma unánime por la Unesco. Once años después, sigue sin ratificarla.
Sindicalismo
Solo está sindicalizado el 18 por ciento de los empleados en el sector público y siete por ciento en el privado. Cada año hay 30 000 trabajadores despedidos por ejercer la actividad sindical, según la AFL-CIO, la principal confederación sindical de Estados Unidos.
Torturas
EE. UU. ha ratificado la Convención contra la Tortura y otros Tratos o Penas Crueles, Inhumanos o Degradantes desde 2005, pero se práctica por la CIA y militares en cárceles secretas y de otro tipo, bajo el eufemismo de «técnicas de interrogación mejoradas», como se reconoció en reporte del Comité Selecto de Inteligencia del Senado, en 2014.
Trabajo forzoso
Una investigación del Urban Institute de Estados Unidos, financiado por el Departamento de Justicia, desenmascaró en 2014 la existencia de «un sistema establecido para facilitar la explotación» de los migrantes, que incluye el fraude y la coacción en la contratación.
El bloqueo, un delito genocida
La Convención para la Prevención y la Sanción del Delito de Genocidio entró en vigor el 12 de enero de 1951.
En su artículo II, incisos b y c, se considera como genocidio: «Lesión grave a la integridad física o mental de los miembros del grupo» y «el sometimiento intencional del grupo a condiciones de existencia que hayan de acarrear su destrucción física, total o parcial».
•A causa del bloqueo, Cuba se ve imposibilitada de adquirir en mercados estadounidenses medicamentos, piezas de repuesto para equipos de diagnóstico y tratamiento, instrumental médico y otros insumos básicos para el cuidado de la salud de la población.
•En el sector de la alimentación existe un encarecimiento de los precios de la semillas para la producción, los fertilizantes, las piezas de repuesto para los equipos agrícolas y otros.
El Instituto de Neurología y Neurocirugía Doctor José Rafael Estrada González se vio imposibilitado de comprarle a la empresa estadounidense Medtronic estimuladores cerebrales profundos para el tratamiento de enfermedades neurológicas como el Parkinson.
La empresa FarmaCuba no pudo comprar a la multinacional Sigma-Aldrich medios de protección y productos químicos y biotecnológicos para la elaboración de medicamentos en Cuba.
LabioFam no ha podido obtener en el mercado estadounidense las materias primas MEM-A y Fetal Bovin Serum, que solo venden compañías de ese país, para producir las vacunas contra virus y bacterias que afectan el sector pecuario cubano.
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