En diez hectáreas al oeste de la bahía santiaguera empieza a cobrar forma la nueva terminal multipropósito del puerto Guillermón Moncada. Autor: Miguel Rubiera Publicado: 21/09/2017 | 06:31 pm
SANTIAGO DE CUBA.— Al noroeste de la rada santiaguera, en la agreste península entre los ríos Yarayó y Gascón, esfuerzo y solidaridad se empeñan hoy por el desarrollo económico del oriente cubano y de la nación toda.
Allí, con las lógicas expectativas que impone todo lo nuevo y renovador, da sus primeros pasos el proyecto para la construcción de la nueva terminal multipropósito del puerto Guillermón Moncada, inversión que se ejecuta con la empresa de capital totalmente extranjero China Communications Construction Company Ltd. (CCCC).
Se trata de una zona de desarrollo industrial con financiamiento y asesoría de la República Popular China, que busca dar respuesta a las necesidades actuales de desarrollo del puerto santiaguero y de la ciudad de Santiago de Cuba. Así lo define el ingeniero Juan Guerra Macía, director de la Unidad Básica Inversionista (UBI) Yarayó, perteneciente al Grupo Empresarial de Transporte Marítimo Portuario y responsabilizada con la obra por la parte cubana.
El especialista explicó a JR que cuentan con un crédito gubernamental chino con intereses favorables, a pagar en 20 años, que se materializa en un contrato comercial con la Compañía China Communications Construction Company Ltd. (CCCC), encargada del diseño, adquisición de los equipos y construcción.
Este es el comienzo de otras obras de la CCCC en Cuba, aseguraron los especialistas chinos Jinlong Huang, ingeniero principal; Lincai Huang, ingeniero de construcciones, y Dongsheng Kan, gerente de operaciones. Foto: Miguel Rubiera
El propósito es construir en tres años un embarcadero multifuncional con moderna tecnología, diseñado para operar unas 565 000 toneladas de mercancías al año (1 50 000 en contenedores, 195 000 a granel y 220 000 en general), lo que ratificará a la terminal santiaguera como la segunda en importancia del país.
Ubicado en unas diez hectáreas al noroeste de la bahía, colindante con la carretera de Mar Verde y el Ferrocarril central, el nuevo muelle, según detalló Guerra Macía, contará con un atraque de hormigón armado de 231,15 metros de longitud para la carga y descarga de buques, donde se introducirán, por primera vez en el oriente, tres grúas pórtico de avanzada tecnología (una de 50 toneladas de capacidad y dos de 30).
Se destacan, asimismo, dentro de los 24 objetos de obra que comprende la inversión, dos almacenes techados, cada uno con capacidad para el almacenamiento de 10 000 toneladas de mercancía, un almacén de tránsito para contenedores, la construcción de los viales internos y externos y un ramal ferroviario hasta el área de atraque que facilitará, también como una novedad en el puerto oriental, la operación directa de los buques hacia los camiones y casillas ferroviarias.
La rehabilitación del área cercana, un patio pavimentado para la manipulación y almacenaje de mercancías paletizadas, metales y carga general; una subestación eléctrica, estación de bombeo, cisterna, sistemas de redes para el suministro eléctrico, de agua, comunicaciones, drenaje, depósito de aguas negras y sistema contra incendios, la cerca perimetral y el montaje de modernas pesas vehiculares, se encuentran igualmente entre los trabajos previstos.
Como una obra integrada al proyecto, que mediante el mismo proceso ya se está negociando entre la CCCC y el Ministerio de Transporte cubano, el inversionista destacó el dragado de la bahía hasta los 13,60 metros de profundidad, con los consecuentes beneficios de calado para el canal de acceso, la dársena de maniobras y los cajones de atraque.
Una vez concluidas dichas labores, la rada santiaguera podrá recibir y satisfacer las operaciones de buques de hasta 40 000 toneladas de carga, en lugar de los de hasta 30 000 toneladas como máximo que se recepcionan en estos momentos, transformación que ubicará al puerto Guillermón Moncada como el segundo de aguas profundas de la nación.
Primeros pasos
Del sueño a la realidad, oficialmente desde el 1ro. de junio del pasado año, los trabajos en la nueva terminal del puerto santiaguero han comenzado a andar.
Desde entonces, según detalló a este diario el ingeniero Guerra Macía, se viene cumpliendo el cronograma trazado por etapas. Con la participación de expertos cubanos de la Empresa Nacional de Investigaciones Aplicadas (ENIA), se terminó la primera fase de las investigaciones geológicas, que permitió la caracterización de los suelos, tanto en la tierra como en el mar, imprescindible para poder diseñar, de acuerdo con su resistencia, el tipo de cimentación que deberán utilizar, así como la variante constructiva adecuada.
«Como resultado de los estudios geológicos, explicó el ingeniero, se determinó que el método idóneo para la construcción del atraque no era el sistema de tablestacas (elementos de metal que entrelazados unos a otros crean una cortina), como conceptualmente habíamos previsto, sino el método de estructuras de pilotes de tubos metálicos.
«Ya se aprobó la solución constructiva por las dos partes, se hicieron los diseños de modificación para la Ingeniería Básica y de Detalle, se compatibilizaron con todas las entidades desde el punto de vista logístico y definimos toda la información que llevan los proyectos, lo que se conoce como ingeniería básica.
«Como está previsto en el cronograma, desde el mes de enero se comenzó la construcción de las facilidades temporales: las viviendas y oficinas que acogerán a los técnicos y especialistas chinos que intervendrán en la obra, dentro de la misma área de la terminal, y ya se encuentra en el sitio el primer lote de equipos de construcción, importados desde México y China, para iniciar los trabajos de movimiento de tierra.
Vista general de la moderna terminal, según el proyecto. Foto: Cortesía de la UBI Yarayó.
«Ahora estamos en los análisis con las empresas nacionales que, previa contratación, deben tributar los medios y recursos para el desarrollo de la inversión, que es voluminosa».
Al decir del inversionista Guerra Macía, existen posibilidades de que se incremente el tiempo del proyecto, pues se han adoptado soluciones constructivas que así lo demandan.
«Para el acondicionamiento del terreno vamos a utilizar por primera vez en el país un novedoso procedimiento: mejoramiento del terreno por el método de precarga (sistema de compactación del terreno utilizando mechas drenantes plásticas hincadas, que facilitan el drenaje por gravedad del agua contenida en el suelo después de transcurrido un período de tiempo, por la acción del peso del material de precarga), lo cual demandará tiempo y recursos materiales, que exigirán se extienda el cronograma unos meses más».
En estos momentos se enfrascan en terminar los trabajos de ingeniería básica, comenzar la ingeniería de detalles (precisión de los proyectos), en terminar la construcción de las facilidades temporales y en comenzar la etapa de construcción y montaje, que incluye inicialmente el movimiento de tierra y la ejecución del muelle.
«Siguiendo la secuencia constructiva, para este 2016 tenemos previstos dos objetivos fundamentales: el mejoramiento del terreno y la construcción del muelle.
«Para ello, y según lo establecido en el convenio, CCCC ha comenzado las subcontrataciones con las empresas cubanas que puedan ofertarles los recursos, servicios y equipamiento que necesiten y otros serán importados, para lo cual el Gobierno cubano ha dado a la compañía china todas las facultades».
Los especialistas asiáticos por su parte, ratificaron que para esta obra, que definen como la construcción de un muelle clásico, la CCCC cuenta con el personal especializado, equipos e instrumentos de los más modernos.
Solidaridad que se concreta
La nueva terminal multipropósito del Puerto de Santiago de Cuba es una muestra de las relaciones de cooperación y amistad entre Cuba y la República Popular China.
Jinlong Huang, ingeniero principal; Lincai Huang, ingeniero de construcciones, y Dongsheng Kan, gerente de operaciones, todos especialistas al frente de la obra por la Compañía China de Comunicación y Construcción (CCCC), responsabilizada con el proyecto, manifestaron su satisfacción con el desempeño de la parte cubana en esta etapa inicial y ratificaron que Cuba es un mercado con muchas potencialidades para su entidad, con unas 500 empresas en todo el mundo, especializadas en la construcción de puertos, aeropuertos, ferrocarriles, viales, viviendas y edificios.
«La CCCC está interesada en promover y contribuir al desarrollo de la economía cubana y estoy seguro de que este, nuestro primer proyecto aquí, abrirá el camino para otras obras de la compañía en Cuba», acotó el ingeniero principal, Jinlong Huang.
El empresario asiático expresó su complacencia por construir en el puerto de la segunda ciudad en importancia cubana, que garantiza la entrada y salida de las mercancías por vía marítima de las cinco provincias orientales hasta Camagüey, en momentos en que la economía de la Isla cobra mayor dinamismo, y calificó su presencia aquí como una muestra de las favorables relaciones de amistad entre Cuba y China.
Con él concuerda el inversionista cubano, ingeniero Juan Guerra Macía. «En la parte oriental vamos a ser los iniciadores de otros trabajos que ayudarán a mejorar la economía territorial y el desarrollo en general del país».
De hecho, a tono con las regulaciones urbanísticas de la urbe santiaguera, que ubican el desarrollo portuario al oeste de la bahía y el traslado de sus operaciones hacia la zona industrial, los directivos del Guillermón Moncada ya negocian la posible continuidad del trabajo con la CCCC una vez concluida esta obra.
«Tenemos previsto en nuestros planes de desarrollo futuros la reparación del muelle Luis Felipe Mena Gil y del muelle Ro-Ro, situados en la zona 1 del puerto, y nuestra idea es continuar trabajando con la CCCC hasta lograr que sus operaciones sean similares a las que tendrá la terminal multipropósito».
Guerra Macía ponderó asimismo lo enriquecedor de la experiencia de trabajar por primera vez con un contrato comercial hecho sobre la base de normas internacionales, en el que cada una de las partes tiene definidas sus condiciones, responsabilidades y requerimientos.
Desarrollo a la vista
Agilización de procesos, incremento y optimización de las operaciones, reducción de costos operacionales, desarrollo en general, son ideas que ya cobran cuerpo por acá cuando se conocen los detalles del novedoso proyecto de la terminal portuaria santiaguera.
El ingeniero Juan Guerra Macía enfatizó que agilizar la descarga de los buques y eliminar los gastos en que incurre el país por estadía, son objetivos que dan sentido a esta inversión. «Lo que ahora se hace en una semana o diez días, con la nueva terminal debemos hacerlo entre 48 y 72 horas, por lo que reducirá costos y gastos.
La primera etapa de los estudios geológicos fue realizada por expertos de la Empresa Nacional de Investigaciones Aplicadas (ENIA). Foto: Miguel Rubiera
«La nueva inversión está asociada a la introducción de un equipamiento tecnológico que facilitará el incremento de las operaciones portuarias y condicionará que podamos operar como primer puerto para la entrada de buques comerciales, y trabajar en relación directa con el Mariel para la actividad de cabotaje. También se ampliarán las potencialidades para la inserción futura en el comercio con el área del Caribe».
Pero sin dudas, el incremento de las posibilidades para la carga y descarga de mercancías del Guillermón Moncada, y la agilización de las operaciones, son las bondades más esperadas, al decir del ingeniero Mario Sierra Osorio, director adjunto de la Empresa de Servicios Portuarios del Oriente (ESPO).
En opinión del especialista, la introducción de un equipamiento de alta tecnología, donde se incluyen las tres grúas pórticos, dotará al puerto santiaguero de facilidades de las que hasta hoy no se disponía para la manipulación de mercancías en el oriente cubano.
«Para operar los buques —explica Sierra Osorio—, hoy dependemos de las grúas que traigan las embarcaciones; por las características constructivas de nuestros muelles, Santiago de Cuba nunca tuvo, como el puerto de La Habana o el de Cienfuegos, este tipo de dispositivos, que cogen las mercancías de los barcos y las ponen a la entrada del almacén, haciendo más ágil y dinámica la descarga.
«Nosotros aquí tenemos que utilizar tractores y montacargas para llevar las mercancías desde el lado del buque hasta el almacén. Ahora podremos operar cualquier tipo de carga (contenedores, cargas paletizadas y a granel) sin ningún problema».
Asimismo, la ampliación de la profundidad de calado del canal de acceso, que facilitará que lleguen hasta el muelle buques de hasta 40 000 toneladas, según el directivo, le ahorrará al país una cifra importante que hoy se gasta en falso flete —erogaciones que están en el orden de los 2.50 dólares por cada tonelada que se deje de transportar— y va a traer otros ahorros inducidos por los llamados servicios conexos.
«Cuando yo opero un buque en dos puertos tengo que pagar flete para dos puertos, servicios de prácticos y permisos a autoridades para dos puertos. Hoy eso es constante en nuestro caso. Los buques de contenedores no pueden venir aquí a Santiago con más de 8,6 metros de calado, porque el muelle no tiene esa profundidad, de manera que tienen que ir primero a La Habana o a Cienfuegos y luego venir para acá.
«A veces descargan un nivel de contenedores en La Habana, que se nos envían entonces por tren, y viene vacío para Santiago un buque que pudo haber traído esos contenedores. Ese trasiego ocasiona un gasto doble a la economía, que debe ser resuelto cuando concluyan los trabajos y entre en operaciones el nuevo muelle, según se prevé, en el 2018».
El acceso ferroviario y del transporte automotor directo al borde de los buques y las mejoras en la capacidad de almacenaje, con la construcción de dos nuevas naves que pueden acoger unas 20 000 toneladas y un moderno sistema de entrega de mercancías, también con acceso ferroviario y del transporte al lado, son otras ventajas de la nueva terminal, que al decir de los especialistas imprimirán mayor rapidez y dinamismo a las operaciones.
«Hoy descargamos los contenedores del buque y tenemos que moverlos alrededor de un kilómetro hasta los almacenes, para luego cargarlos al tren. Con las exportaciones igual, viene el tren, tenemos que bajar la mercancía, ponerla en el patio y usar un equipo de izaje de contenedores, un equipo de transferencia para llevarlas al muelle y montarlas en el buque.
«Para todo ese trasiego tenemos que utilizar dos montacargas y tres o cuatro tractores con carretas y pagar a los operadores de todos esos equipos, al personal que cuente la mercancía aquí y allá, más el gasto de combustible, de explotación de esos equipos; todo eso encarece el proceso. Con la nueva terminal vamos a tener el acceso ferroviario al lado del buque y todo será mucho más rápido y expedito, y tendremos menos gastos».
Facilitar un mejor control de los procedimientos, modernizar y lograr una mejor organización y administración de los recursos, serán igualmente ventajas de las que dispondrá el puerto Guillermón Moncada, informaron autoridades de la empresa oriental.
Avanzados programas para la planificación de los complejos procesos portuarios serán instalados al amparo de la inversión, que además de los beneficios económicos, tendrá su impacto social, pues ya ha dado empleo a 29 trabajadores cubanos subcontratados por la empresa empleadora del Micons, como operarios, choferes y personal de servicio.
La obra, de gran importancia para la economía nacional, se inserta en el plan de desarrollo de la provincia y es un ejemplo de las posibilidades de la inversión extranjera que impulsa el país en sectores clave, a tenor con el proceso de actualización del modelo económico cubano.
La nueva instalación será un espacio eficaz para promover las exportaciones de bienes y servicios de las cinco provincias orientales y Camagüey, y favorecer la sustitución de importaciones, en una constante articulación con el comercio internacional y la economía interna.
Al mismo tiempo, la renovación de la instalación portuaria es otra de las grandes transformaciones que imprimirá aires de progreso al paseo marítimo santiaguero, que con el empeño, ya propicia el contacto de la ciudad con su entorno marino.