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Lo peor que puede hacer un revolucionario es quedarse de brazos cruzados

El Primer Secretario del Partido Comunista de Cuba, Raúl Castro Ruz, refirió que ante un problema no tenemos derecho a permanecer inertes, y mucho menos en los tiempos que estamos viviendo y ante los cambios que estamos introduciendo

Autores:

Alina Perera Robbio
Yoelvis Lázaro Moreno Fernández
Yailin Orta Rivera
René Tamayo León

La empresa estatal socialista, definida como la forma principal de gestión de la economía nacional, se encuentra en una posición desventajosa, en comparación con el creciente sector no estatal, que se beneficia por trabajar en un circuito monetario de una tasa de convertibilidad de 1 por 25, mientras que la empresa estatal se rige por la paridad de 1 por 1, esta distorsión deberá ser resuelta lo más rápido posible, expresó el Primer Secretario del Partido Comunista de Cuba, Raúl Castro Ruz, en la presentación del Informe Central al 7mo. Congreso de la organización.

Explicó que esas anomalías, sumadas al insuficiente desempeño de nuestra economía, no nos han permitido avanzar sustancialmente en la implementación de los Lineamientos de la Política Económica y Social del Partido y la Revolución, como en la eliminación de las gratuidades y los subsidios excesivos, teniendo en cuenta que no se incrementa el salario como se precisa, ni se han garantizado mercancías estables en el mercado liberado.

En este sentido, argumentó que ello ha sucedido a pesar de que se liberaron algunos productos de la canasta familiar normada y se trasladaron al mercado minorista a precios no subsidiados, pero se mantiene aún una amplia gama de subsidios.

Hizo referencia igualmente al elevado índice de envejecimiento de la población cubana, la cual, además, migra del campo a las ciudades y así se concentra su nivel de calificación. Precisó que aunque esto representa un problema estratégico que no es fácil de revertir, fue elaborada una política con 76 medidas y 252 acciones para encauzarlo, cuya aplicación será gradual, dependiendo del desempeño de la economía, y los resultados se obtendrán en el largo plazo.

El Primer Secretario del Partido recordó a los mil delegados y unos 280 invitados, que fue aprobada la política para la inversión extranjera, para lo cual se puso en vigor una nueva ley en esta materia, que brinda incentivos a los inversionistas y preserva la soberanía nacional, el medio ambiente y el uso racional de los recursos naturales.

Como parte de esta decisión, se constituyó la Zona Especial de Desarrollo de Mariel, y se aseguró el marco jurídico y la infraestructura necesaria con el objetivo de promover exportaciones y la sustitución de importaciones, favorecer la apropiación de las tecnologías gerenciales, y generar fuentes de empleo y de financiamiento de largo plazo, y la logística para alcanzar altos niveles de eficiencia.

Raúl Castro se detuvo en que sin desconocer el obstáculo que significa el bloqueo que injustamente aplica Estados Unidos a Cuba, se requiere dejar atrás prejuicios arcaicos respecto a la inversión extranjera, y avanzar en el diseño y concreción de nuevos negocios. El destino de las inversiones se ha modificado sustancialmente, si hace cinco años la esfera productiva y de las infraestructuras recibían el 45 por ciento, en 2015 acumularon el 70 por ciento.

Aseguró que en el proceso inversionista se ha incrementado el rigor de los planes, su cumplimiento y sus indicadores, a pesar de que se mantienen no pocas tensiones porque existen problemas con el aseguramiento de la fuerza calificada y subsiste la superficialidad y la falta de integralidad a causa de una incorrecta preparación de las obras, lo que conduce a dilatados plazos de ejecución y afectaciones en la calidad.

En el propósito de fortalecer el papel de la empresa estatal socialista, apuntó, se han dividido las funciones estatales de las empresariales, porque se han modificado las relaciones de los organismos con las empresas, cuyos directivos tienen mayores facultades para su gestión. Sobre este cambio, subrayó que se trata de un trayecto que madurará a largo plazo, en la medida en la que se consoliden las medidas organizativas, la capacitación de los cuadros y se supere el hábito de esperar instrucciones desde arriba.

El Presidente de los Consejos de Estado y de Ministros, en la presentación del Informe Central al 7mo. Congreso, añadió que ha continuado el avance del proceso de perfeccionamiento de los organismos de la Administración Central del Estado y de las entidades nacionales, incluyéndose en una primera etapa los organismos globales y de la esfera productiva.

También hizo alusión a la fase de implementación del experimento en las provincias de Artemisa y Mayabeque, lo que permite que las Asambleas se concentren en la atención directa en las comunidades y a los delegados y en su labor de fiscalización y control. Este empeño, destacó, ha propiciado una notable reducción de los cargos de esos órganos en provincia y municipios, sin generar inestabilidad en su funcionamiento y se fortalece su autoridad para cumplir sus responsabilidades asignadas.

Ha faltado sentido de la urgencia

En la aplicación de algunas medidas, Raúl alegó que han existido insuficiencias y deficiencias por parte de los organismos y entidades, incluyendo la propia Comisión Permanente, lo que ha ocasionando dilaciones, y algunas propuestas han adolecido de falta de integralidad o han tenido una visión limitada, sobre todo en lo relacionado con los niveles de riesgo y en la apreciación de los costos y beneficios de determinadas medidas.

Insistió en que se dieron problemas en la conducción y control de políticas aprobadas, y en la capacitación en los diversos niveles de dirección. "Sobre todo en este último aspecto, subrayó, hubo quien se creyó que elaborando un papel y mandándolo de un nivel a otro del país, ya se resolvía el problema, y cuando fuimos a ver cada uno aplicó la medida a su manera, lo que sucedió con la Resolución 17 del Ministerio del Trabajo y Seguridad Social".

Sostuvo que en algunos casos ha faltado sentido de la urgencia, cuando los efectos de la práctica no han sido los deseados y contrarios al espíritu de las medidas adoptadas, lo que se traduce en que, al no enfrentar a tiempo una desviación cuando es pequeña, luego de su masificación, la justa rectificación se convierte en un problema político. «Un ejemplo de esto lo representa el comportamiento de los precios de los productos agropecuarios, con la reaparición de la especulación y de los acaparadores, en detrimento de la población, aunque sabemos que los precios se vinculan además con un nivel de producción que tienen que ver con la satisfacción de la demanda, y que hay factores objetivos, pero no podemos quedarnos de manos cruzadas ante el manejo inescrupuloso de intermediarios que solo piensan en ganar más».

Aclaró que el reconocimiento del mercado en el funcionamiento de la economía socialista, no implica que el Partido, el Gobierno y las organizaciones de masas no cumplan su papel ante lo que dañe a la población. «Yo Partido, yo Gobierno, de cualquier nivel, me metería en cualquiera de esos problemas injustos que afectan a nuestra población. Por eso apenas se formó la discusión en el Parlamento, que recordarán los diputados aquí presentes, orienté al Segundo Secretario a enfrentar ese problema del encarecimiento de los precios de los productos alimenticios».

Hay que sacar la conclusión de esta anécdota, como de otras muchas, recalcó, que lo peor que puede hacer un revolucionario o una simple persona honesta, sea militante o no, es quedarse cruzado de brazos. «No tenemos derecho a ello, y mucho menos en los tiempos que estamos viviendo y ante los cambios que estamos introduciendo».

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