Los jóvenes y técnicos destacan en las producciones de la empresa Serconi, del Grupo Empresarial del Níquel en Moa Autor: Héctor Carballo Hechavarría Publicado: 21/09/2017 | 06:23 pm
MOA, Holguín.— Hay datos estadísticos que hablan por sí mismos y que en contraposición con lo primero que nos pueda venir a la cabeza cuando de números se trata, si los sintonizamos con la cotidianidad, nos aportan certezas que no advertíamos ni teniendo los ojos bien abiertos.
Algo así sucede frente a algunos cómputos que ofrece la Oficina Nacional de Estadísticas (ONE), y que ilustran las características singulares de la población del municipio holguinero de Moa, la cual destaca, por ejemplo, como la más joven y una de las de mayor nivel de escolaridad en el archipiélago.
Según la información del Censo de Población y Viviendas del 2012, con una población de más de 75 000 habitantes, en lo que respecta a este último indicador, los moenses sobresalen con un promedio de 10,4 grados de escolaridad vencidos, por encima de la media provincial, de 10,2.
Otro tanto puede advertirse en relación con el promedio de universitarios por habitantes, en lo que la rojiza tierra del níquel y el cobalto destaca con el 13,5 por ciento de sus pobladores con títulos en ese nivel, el más alto entre los municipios holguineros.
Lo interesante es advertir que tales logros han sido posibles gracias al trabajo de los centros educacionales, y otras instituciones, radicados dentro de ese propio municipio, donde se ha formado gran parte de su fuerza técnico-profesional, entre ellos, el Instituto Superior Minero Metalúrgico Antonio Núñez Jiménez (ISMM) y la filial de Ciencias Médicas Tamara Bunke.
Sobre estas y otras certidumbres se habló durante una exposición dedicada recientemente al desarrollo local y comunitario en Moa y que organizaron las Brigadas Técnicas Juveniles (BTJ) y el Ministerio de Ciencia, Tecnología y Medio Ambiente (Citma).
Como intuyó el ingeniero David Sosa Martín, presidente municipal del referido movimiento juvenil, el recinto principal del cabaré El Patio Español, donde sesionó la muestra, fue pequeño para reflejar la participación de los jóvenes moenses en el desarrollo económico y social, no solo del municipio, sino del país.
Haciendo futuro
Belkis García Cuenca, especialista en automatización de la Empresa de Servicios Técnicos de Computación, Comunicaciones, Automática y Electrónica del níquel (Serconi), comentó a los visitantes algunos de los proyectos más recientes emprendidos por esta institución.
Se trata de una inversión para el soterrado de fibra óptica en las empresas del grupo empresarial de Cubaníquel que reportará una mayor eficiencia en la intercomunicación de esas entidades, con un reducido costo y menos riesgos para las redes ante el impacto de eventos meteorológicos.
Con un colectivo en el que predominan los ingenieros y técnicos graduados en el Instituto Minero metalúrgico, Serconi contribuye, además, con la automatización en los hornos de reducción de la empresa niquelífera Ernesto Che Guevara.
«En nuestros talleres se diseñan y fabrican completamente termopares, o sea, sensores industriales de temperatura, que sustituyen importaciones al país. Estos aditamentos se hallan instalados no solo en las fábricas de níquel, sino en otras industrias y en instalaciones de la Unión Eléctrica Nacional (UNE), explicó García Cuenca.
El producto estrella de la división de automatización de Serconi es sin dudas el Sistema de Supervisión y Control de Procesos, conocido como Eros, el cual ha sido premiado en múltiples ocasiones y ostenta el Premio Nacional de Innovación Tecnológica en 2013.
Fue desarrollado en el año 1993 y facilita a los ingenieros, supervisores y directivos operar y dirigir cualquier proceso con eficiencia y productividad. Este sistema informático se halla instalado en diversos sectores de todas las provincias del país y en el municipio especial de la Isla de la Juventud.
Pero, la capacidad para innovar y aportar soluciones de Serconi es impetuosa y la misma especialista agregó que entre los nuevos proyectos en que se avanza figura la interconexión de las minihidroeléctricas del país con el Sistema Electroenergético Nacional (SEN), y en otro para la automatización del control del nivel del agua en las presas y embalses.
Además de Serconi, entre las brigadas expositoras asistieron la del Combinado Mecánico Gustavo Machín; las plantas niquelíferas Ernesto Guevara y Pedro Sotto Alba, y la de Ingeniería y Proyectos, Ceproníquel. También estuvieron organismos como Salud, Educación, Cultura y el sector cuentapropista.
Teresa Montoya, presidenta de las BTJ del Instituto Superior Minero Metalúrgico Antonio Núñez Jiménez, acudió con una selección de libros publicados por profesores e investigadores de esa casa de altos estudios y algunas de las tesis de diplomas que defendieron alumnos de diferentes carreras.
La también profesora universitaria acotó que como parte de la misión social de las BTJ, en la estimulación y facilitación de la superación técnica y profesional de los jóvenes, tampoco se dejan a un lado las insatisfacciones en el ámbito laboral.
Precisamente, uno de los últimos proyectos de investigación emprendidos por profesionales del ISMM tiene como finalidad encontrar soluciones prácticas a la capacitación de jóvenes que están desempleados, por diversas razones.
«Tuvimos en cuenta las necesidades puntuales del territorio y se hicieron profundos estudios en las comunidades. Próximamente comenzarán a impartirse los primeros cursos en nuestra universidad», informó la también segunda secretaria de la UJC en el instituto.
el colectivo de la central Diésel Eléctrica de Moa concurrió a la muestra expositiva, con algunas de sus primeras innovaciones puestas en prácticas, con las que tuvieron que ver los más jóvenes. Una de ellas está orientada al perfeccionamiento del ciclo de purificación de los residuos de combustible y aceite empleados en motores instalados en esa planta.
Otro de los organismos que asistieron al evento fue el Mined. Silvia Toirac Matos, profesora de la escuela especial Renato Oliver Galván, está complacida con la intervención de sus alumnos en el proyecto medioambientalista Ecoarte.
«Los beneficios se reflejan en las mejoras en el aprendizaje y la comunicación de los alumnos, a raíz de las visitas para conocer las minas a cielo abierto o la cooperación con la repoblación forestal de los suelos afectados por el laboreo minero», aseguró la pedagoga.
El pionero de esa misma escuela, Héctor Miguel Estupiñán, compartió los resultados de una investigación que realizó sobre las aves marinas y su protección en el municipio de Moa, la cual resultó premiada en un concurso auspiciado por el Acuario Nacional de Cuba.
Tesoro a flor de piel
El presidente de las Brigadas Técnicas Juveniles en Moa, David Sosa, confiesa que organizar un evento como este no es precisamente lo que requiere de mayor esfuerzo.
«Lo que sí requiere zapatear bastante es llegar a toda la sociedad con nuestro cometido, e insistirle a los organismos y entidades en que deben prestar la debida importancia a la formación vocacional, primero de los estudiantes de la enseñanza politécnica y universitaria, y luego en la preparación profesional de los jóvenes trabajadores», asevera.
«Lo que trasciende, y es una realidad a ojos vista —continúa diciendo— es que independientemente de las dificultades económicas, las limitaciones que causa el bloqueo, o de nuestras propias insuficiencias, hemos logrado desarrollar tecnologías propias, e incluso hacerlas competitivas.
«Se trata de elaborar lo mismo una pieza o un aditamento, para extender su vida útil, disminuir costos, incrementar la eficiencia, y causar el menor daño al medio ambiente. En eso, es innegable que el mayor tesoro con que contamos en la tierra del níquel, y en el país, son los técnicos y profesionales que ha formado la Revolución», sentenció el joven dirigente.