Para que nadie olvide cuánto ha costado el terrorismo al mundo, el dolor se vuelve a poner en pie. Ya son 39 años de recuerdos grises para las familias de las víctimas que emprendieron viaje a la eternidad. Autor: Raúl Pupo Publicado: 21/09/2017 | 06:19 pm
Quizá el 6 de octubre sea una de las fechas más sagradas para Cuba. Aunque cada día tenga su historia, hace 39 años que este amanecer se sabe distinto. Porque la aeronave CU-455 fue víctima de una de las acciones más atroces cometidas por el terrorismo de Estado contra Cuba.
Para la generación que creció recordando el dolor de otros nunca es tan fuerte el impacto como cuando se conversa con alguien que vivió esos días de angustia en los que el país latía de indignación. Y no era para menos. No fue fácil soportar la idea de que 73 vidas fueran tronchadas en la explosión del avión que tantas alegrías deportivas traía a su Patria.
Y como este día une a tantos símbolos, el mensaje enviado, esta vez desde la libertad, por nuestros Cinco Héroes luchadores antiterroristas al acto que cada 6 de octubre tiene lugar en el Panteón de las Fuerzas Armadas Revolucionarias del Cementerio de Colón, llegó en voz del joven de 17 años Nilo Jorge Prats Reyes, nieto de Silvia Marta Pereira, quien trabajaba como sobrecargo internacional del vuelo.
«Una bomba terrorista, una bomba asesina, como todas las bombas, hizo que aquel avión se convirtiera en símbolo; en símbolo del crimen y el asedio, pero también ese avión puso en el cielo la virilidad de un pueblo en medio del llanto y la ira, en medio del dolor ante la afrenta», dijeron los Cinco desde Bolivia, país que visitan por estos días, invitados por el presidente Evo Morales.
Enviaron ofrendas florales el líder histórico de la Revolución, Fidel Castro Ruz; el Presidente de los Consejos de Estado y de Ministros, General de Ejército Raúl Castro Ruz; el Instituto Nacional de Deportes, Educación Física y Recreación, la Agencia Cubana de Aviación, la Asociación de Combatientes, entre otras. También hubo una que simbolizó el amor del pueblo cubano.
Y de entre las tres generaciones de cubanas y cubanos que han crecido marcados por esta historia, Thalía Gattorno Espinosa, nieta del copiloto Miguel Espinosa, irrumpió con sus 12 años en la mañana para recordar la desvergüenza de que el autor del crimen, el terrorista Luis Posada Carriles, viva con la misma placidez e impunidad de quien ha hecho el bien.
Con el carácter de las nuevas voces, la muchacha se sumó a la lucha sin fin porque se haga justicia ante nuestra lista de 3 478 cubanas y cubanos fallecidos y 2 099 que sufrieron heridas e incapacidad por los actos terroristas perpetrados contra este archipiélago, con el apoyo explícito de administraciones norteamericanas.
La joven resaltó que esta es la lista que defendemos y que no creemos en otras como aquella de países terroristas en la que se osó poner a Cuba, como sucia afrenta. Por la justicia histórica que nunca nos cansaremos de exigir, el pasado 29 de mayo por fin esta nación fue excluida del listado. Del mismo modo en el que un día la justicia caerá sobre quienes intentaron frustrar un vuelo imposible de impedir: el que se emprende hacia la eternidad.