El pueblo de Cuba saluda al Papa Francisco en su recorrido. Autor: José M. Correa Publicado: 21/09/2017 | 06:18 pm
A una ciudad engalanada con los colores cubanos y el azul y amarillo de El Vaticano llegó el Papa Francisco a las 4:00 de la tarde sabatina, siguiendo «las huellas indelebles» del camino abierto por sus predecesores como Jefes de la Iglesia Católica, Juan Pablo II y Benedicto XVI. Más allá de ese colorido externo, le recibió un pueblo que desde horas tempranas se había movilizado y ocupaba calles y avenidas por las que circularía el Pontífice para demostrarle afecto, respeto y hospitalidad, tanto en La Habana, como lo hará en Holguín y Santiago de Cuba.
En el aeropuerto internacional José Martí el primer saludo fue de seis niños cubanos, a los que abrazó, y el estrechón de manos con el Presidente Raúl Castro, quien momentos después del pase de revista a la guardia de honor le afirmaba en sus palabras de bienvenida: «Será trascendente y enriquecedor para la Nación su encuentro con un pueblo trabajador, instruido, abnegado, generoso, con profundas convicciones, valores patrióticos, dispuesto a continuar su heroica resistencia y a construir una sociedad que garantice el pleno desarrollo, de mujeres y hombres, con dignidad y justicia».
Junto a Raúl, el cardenal Jaime Ortega, Arzobispo de La Habana, «con el corazón siempre emocionado» por la visita del Papa Francisco a Cuba, como describiría poco antes a la Radio Vaticana, encabezaba a las autoridades eclesiásticas que también le daban la bienvenida, mientras se escuchaban los lemas de jóvenes cristianos que le saludaban con júbilo.
Católicos, creyentes de otras religiones y no creyentes le acogieron con hospitalidad a lo largo de 18 kilómetros de recorrido desde la localidad de Boyeros hasta la Nunciatura, en el municipio Playa, donde el Sumo Pontífice pernoctaría durante su estancia en la capital cubana, que tendrá como evento más importante la Santa Misa que oficiará en horas tempranas de la mañana de este domingo 20 de septiembre en la Plaza de la Revolución José Martí, como también lo hicieron sus predecesores en 1998 y 2012.
En caravana de autos blancos y desde el «papamóvil» de fabricación cubana el séquito de unas 30 personas, llegado desde el Vaticano, podía escuchar los saludos afectuosos de un pueblo que aprecia y cultiva sus valores y en pleno ejercicio de libertad religiosa.
Se notaba la alegría en el rostro del Pontífice y de los prelados que le acompañaban, así como de los cubanos. La muestra es fehaciente de lo que le aguarda en Cuba durante los cuatro días de estancia, previos a su visita, también apostólica, a Estados Unidos, donde visitará Nueva York, Washington y Filadelfia. «El Papa no visita la Iglesia del país, visita al pueblo de Cuba», había dicho el Cardenal en una de las muchas entrevistas que le hiciera la prensa en los días anteriores al encuentro con Su Santidad.
La visita del Jefe de la Iglesia Católica, un hombre que muchos califican de sencillo y sus actos parecen testimoniarlo, concitó el interés de centenares de periodistas, reporteros y gráficos, llegados desde muy diversas partes del mundo, no solo para darle cobertura a la visita apostólica, sino también para conocer de primera mano lo que está sucediendo en un país que acerca sus relaciones con Estados Unidos.
Algunos esperan que, además de los espacios oficiales del programa papal en los que se reunirá con jóvenes en La Habana en las afueras del Centro Cultural Padre Félix Varela y la reunión con las familias en la Catedral de Santiago de Cuba, durante su último día en nuestro archipiélago, se produzca una posibilidad anunciada desde antes de la salida de Roma por el portavoz del Vaticano, Federico Lombardi: quien calificó de «verosímil» y «previsible» un encuentro entre el Papa Francisco y Fidel Castro durante la visita apostólica. Quizás en esos espacios privados de su agenda.