En los años más difíciles del periodo especial, desafió el bloqueo y las amenazas que se cernían contra Cuba, brindando ayuda en la obtención de mercancías deficitarias para el pueblo cubano. Autor: Roberto Suárez Publicado: 21/09/2017 | 06:17 pm
En el día de ayer 1ro. de septiembre, en horas de la noche, falleció en la capital, a la edad de 94 años, Giustino Di Celmo, amigo entrañable de la Revolución Cubana y de nuestro pueblo.
Giustino nació en Salerno, Italia, el 24 de diciembre de 1920. Comerciante de profesión, llegó a nuestro país por primera vez en 1992, junto a su hijo Fabio Di Celmo.
En los años más difíciles del periodo especial, desafió el bloqueo y las amenazas que se cernían contra Cuba, brindando ayuda en la obtención de mercancías deficitarias para el pueblo cubano.
El 4 de septiembre de 1997, Fabio fue víctima de un acto terrorista en el vestíbulo-bar del hotel Copacabana en la capital que segó su vida y devino símbolo para los jóvenes cubanos y del mundo.
Bajo la pena y el dolor por el asesinato de su hijo, Giustino Di Celmo ─veterano de la Segunda Guerra Mundial, luchador antifascista y hombre de paz─, decidió vivir definitivamente en Cuba y dedicó los últimos años de su vida a la denuncia de los actos terroristas contra nuestro país desde las más diversas tribunas; no cesó de abogar por la solidaridad internacional con Cuba y el levantamiento del bloqueo genocida impuesto por el gobierno de Estados Unidos. Fue un abanderado en la batalla por la liberación del niño Elián González durante el secuestro por la mafia de Miami, y el regreso definitivo a la Patria de los Cinco Héroes cubanos que cumplieron cruel e injusta prisión en cárceles norteamericanas.
Plenamente identificado con los principios y la obra de la Revolución, luego de la pérdida de su hijo, por voluntad expresa, solicitó su ingreso en las filas del Partido Comunista de Cuba, condición excepcional que le fue concedida el 30 de septiembre de 1997.
Con su ejemplo, Giustino cautivó el cariño y la admiración del pueblo. Su nombre quedará inscripto como ejemplo de solidaridad con nuestra Patria.
En atención a la voluntad de sus hijos, su cadáver será cremado y, con posterioridad, repatriado a su país de origen.