El pequeño Samuel, hijo de Edel Abreu, ayuda a su padre a sembrar las posturas. Autor: Roberto Suárez Publicado: 21/09/2017 | 06:11 pm
Mientras conversábamos regaba fertilizante bajo un sol tenue, pero con una humedad ambiental que hacia sudar a borbotones. «Va a llover ahorita», dijo, sin parar de echar el material y plantar lo que no demorará tanto para convertirse en un bosque intensivo.
A Yaquelín Braduhawtei el bosque le ha dado muchas de las cosas que antes deseaba. «Soy carbonera, pero ahora siembro acacias, porque eso es pensar con luz larga», confesó esta manzanillera descendiente de barbadenses, que ahora vive feliz en Sancti Spíritus.
La carbonera Yaquelín Braduhawtei plantando el bosque de acacias.
A pocos pasos de ella, supervisaba lo que se hacía otra mujer graduada como ingeniera agrónoma y máster en Ciencias. Su nombre es Amparo Díaz. Luego de explicarme lo que es un bosque intensivo (lleva aplicación moderada de químicos y otras atenciones culturales), se presenta como la directora, desde hace seis años, de la unidad empresarial de base (UEB) Silvícola Sancti Spíritus.
De las 22 434 hectáreas que tiene esta UEB como patrimonio, algunas de ellas se dedican a la siembra de los árboles que, entre otros destinos, serán utilizados para fabricar postes y bolos que garanticen parte de la madera que el balance nacional le reclama a esta región del país, con vistas a los distintos programas de desarrollo. También una de las brigadas de esta unidad se dedica a coleccionar la semilla necesaria para los viveros del territorio.
«Con los viveros tradicionales estamos logrando una supervivencia de las plantas que oscila entre el 90 y 95 por ciento. Este y otros indicadores se han incrementado por diversas razones, pero también se debe a la aplicación de las nuevas formas de pago implementadas en las empresas, las cuales aprueban el pago de acuerdo con los resultados, según lo refrendado en la Resolución 17 del Ministerio de Trabajo y Seguridad Social», precisó.
En esta UEB la productividad del trabajo se comporta en 1 012 pesos, y los trabajadores mensualmente reciben como salario promedio 459 pesos y 30 CUC. No es casual ver en sus campos caras jóvenes como las de Alexis Román y Yorlandis González, quienes desde las siete de la mañana están trabajando para que el bosque de acacias quede plantado.
Por eso también el pequeño Samuel, hijo de Edel Abreu, ayuda a su padre a sembrar las posturas que dentro de diez años aproximadamente estarán listas para convertirse en madera, y más tarde en ventanas y puertas; y un poco antes, en hábitat de animales y purificadoras del medio ambiente.
Jóvenes en el monte
En un lugar paradisíaco de Cuba, el Valle de los Ingenios, en Trinidad, Alberto Matos Quintero, un joven de 24 años, cambió la delicada profesión de técnico informático y bibliotecario por el machete, sin sentir remordimientos.
«Mi suegro, que es jefe de la brigada, me convenció de que trabajara en el campo, porque esta zona, que es turística, ya no necesita de personas graduadas en mi perfil. Aunque llevo poco tiempo aquí y lo que más he hecho es chapear, pienso quedarme porque se gana buen dinero si se trabaja bastante», subrayó.
El ingeniero agrónomo y máster en Ciencias Forestales Robeldi Nicot Terrero, dirige la UEB Silvícola Trinidad, la que abarca un área de 37 000 hectáreas. Su formación ha sido integral, porque ha transitado por casi todas las plazas técnicas y productivas donde ha trabajado antes de tomar las riendas de esta empresa.
«Soy de Baracoa, en Guantánamo, pero espirituano por devoción. Casi todo lo he logrado aquí. Siendo todavía joven, tengo una familia hermosa; soy padre de una hija y estoy esperando la llegada de otra, y poseo una casa que la empresa me ayudó a construir. Para que las personas se entreguen completamente a su trabajo, hay que estimularlas y exigirles. Eso lo he aprendido y lo aplico con los 225 trabajadores de la empresa.
«Aquí hemos logrado buenos ingresos al vincular a los trabajadores con los resultados. Yo, que no soy el que más gana, este mes debo cobrar mil y un poco más de pesos, además de los 30 CUC.
«Tenemos el ciclo productivo cerrado. Eso significa que poseemos áreas silvícolas y productivas, además de dos aserríos. También nos hemos insertado en la construcción de ranchones para el Turismo y en la satisfacción de otras demandas de ese sector en la zona. Por todo eso, anualmente, nuestros ingresos sobrepasan los tres millones de pesos», señaló.
Sin embargo, para continuar en ascenso en esta UEB y en las demás, urge solucionar algunos problemas que impiden que los recursos estén disponibles cuando se requieren, principalmente las piezas para los camiones y equipos, advirtió el ingeniero agrónomo Yaniel Bandomo Cruz.
Este joven, quien después de cumplir su servicio social en Pico Blanco cayó en la empresa como del cielo, enamorado de una trinitaria, ocupa desde hace casi diez años la dirección del Departamento Técnico Productivo de la entidad.
«Antes de llegar aquí de lo que más conocía era de la producción cafetalera, porque en Pico Blanco trabajé con el Ejército Juvenil del Trabajo en ese cultivo. Allí aprendí mucho de lo que ahora aplico en esta empresa, sobre todo cómo organizar los procesos tecnológicos y productivos, tratando siempre de que sean eficientes.
«Ahora esperamos por la llegada de un vivero tecnificado, que contribuirá a la humanización del trabajo y económicamente provocará un salto considerable, porque las posturas que se obtendrán serán de muy buena calidad. Con él se disminuirán los volúmenes de suelo que se necesitan, pues las posturas se logran a partir de sustratos como la corteza del pino o la cascarilla del café.
Con solo 18 años, Rober Luis Cabrera ha encontrado en la carpintería una razón motivadora para vivir.
«Sin la aplicación de la ciencia y técnica no hay desarrollo, pero aquí tenemos algo que también es muy significativo para salir adelante, y es la calidad de los trabajadores. Desde el carbonero y hasta el que trabaja en el aserradero sienten por todo lo que le atañe a la empresa. Ellos saben que el bosque es una mina que provee de casi todo y lo cuidan», concluyó.
La economía y el entorno
Antonio Álvarez González comenzó su vida laboral como técnico forestal en las lomas del Escambray, donde dirigió a sancionados por la ley que cumplían sus condenas trabajando en las montañas en programas forestales.
El negro, como le dicen sus compañeros, es el director técnico y de desarrollo de la Empresa Forestal Integral de Sancti Spíritus, y uno de los 16 másteres de esta entidad que, con toda intención, se formó para contribuir a que las 81 176 hectáreas que tienen como patrimonio sean prósperas.
«Contamos con 920,24 hectáreas dedicadas a los bosques productores, y con 58 467,88 hectáreas destinadas a los bosques protectores de recursos como agua, suelo y litoral, así como con 1 663 hectáreas donde se encuentran los bosques de conservación, relacionados con la recreación y protectores de la flora y la fauna.
«Aunque el territorio tiene polos productivos, tanto de arroz como de cultivos varios, que demandan tierras, podemos crecer en aproximadamente unas 10 000 o 15 000 hectáreas, si nos entregan áreas ociosas que todavía hay en la provincia.
«Aunque el encargo social reclama producir más madera para que se desarrollen muchos programas de la economía, tenemos pocos bosques productores en la provincia. También debemos seguir enriqueciendo con maderas preciosas los bosques protectores, los cuales demandan otros mejoramientos para que realmente cumplan con su función», apuntó.
Sede espirituana
De los resultados que ha alcanzado la Empresa Forestal Integral Sancti Spíritus para merecer la sede del acto central por el Día del trabajador del sector, el cual se celebra en la Isla cada 21 de junio, nos habló Alberto Esteban Hernández Bermúdez, quien hace 15 años conduce la actividad en la central provincial, pero ha dedicado a la agricultura casi toda su vida.
«Obtuvimos la sede, pero no creemos ser los únicos merecedores. Hay que ver cómo trabajan en otras provincias para darse cuenta de que volver a tener ese honor no es tarea fácil. Debemos seguir mejorando las condiciones de trabajo y de vida de los obreros en las siete UEB que tenemos. La atención y superación de los trabajadores debe ser una tarea permanente. Solo así será posible la prosperidad sostenible de la cual estamos hablando.
«Para que se nos tuviera en cuenta en la entrega de la sede, sobrecumplimos casi todos los indicadores técnicos y productivos el año pasado. En lo que va de 2015 estamos también por el camino de la eficiencia. El carbón que exportamos en el pasado año sumó 939 toneladas, y ello significó ingresos de 280 998 CUC para la empresa», precisó.