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Ahora no hay quien le haga «cuentos»

La etapa de Preparación Militar Básica de los Nuevos Soldados sigue siendo una de las pruebas más fuertes que debe pasar un joven, pero las vivencias de hoy no se parecen a aquellas anécdotas impresionantes que escucharon de generaciones anteriores

Autor:

Yuniel Labacena Romero

Cuando llegó se dio cuenta de que todo era diferente a lo que le describieron sus tíos, amigos, vecinos… Sigue siendo una de las pruebas más fuertes que debe pasar un joven, pero sus vivencias ya no se parecen a aquellas anécdotas impresionantes que escuchó y que muchos cuentan quizá para asustar, o porque realmente las vivieron.

Ahora, en esa unidad —donde el verdeolivo se ha convertido en su color «favorito» para vestir— tiene hasta pases los fines de semanas: algo impensable para otras generaciones, cuando solo con una lata de leche y otra de carne estaban internados en las lomas. Aquí el ajetreo constante de la vida militar también lo comparte con días de recreación.

«Esta ha sido una nueva experiencia. Todo es más serio, con mayor disciplina y en medio de voces de mando. Algo a lo que uno no está habituado en la casa. Los primeros días fueron intensos, pero me adapté. No solo nos formamos como defensores de la Patria, sino como hombres de bien».

Cristian Concepción Díaz es quien cuenta las anteriores experiencias. Este joven es uno de esos miles de muchachos que varias semanas atrás cambiaron su rutina hogareña para cumplir con el deber. Desde entonces ellos participan en la Preparación Militar Básica de los Nuevos Soldados, período conocido como «la Previa», y que se realiza como antesala del cumplimiento del Servicio Militar Activo (SMA).

El joven, quien hasta hace poco estudió en el Instituto Preuniversitario Vocacional de Ciencias Exactas, Vladimir I. Lenin, aseguró que este entrenamiento lo ayudó a preocuparse por su porte y aspecto, a mejorar en el tendido de la cama, en la organización y hasta crear valores morales y éticos que son necesarios para toda la vida.

«Tenemos buenas condiciones. Taquillas para nuestras pertenencias y ropa de cama que se cambia semanalmente. La decisión del pase ha sido muy buena, pues cuando uno sale coge otro aire, desconecta y viene con más energías a realizar los entrenamientos», dijo.

Esta última idea fue la más aplaudida por Cristian y el resto de sus compañeros con los cuales JR dialogó en una gran unidad de las Fuerzas Armadas Revolucionarias (FAR), en el occidente del país, en la que también comprobamos cuánto han cambiado los jóvenes con este período de preparación básica.

Allí había muchachos de Ciego de Ávila, Isla de la Juventud y sobre todo de La Habana. La mayoría provenían de la enseñanza preuniversitaria y con carreras otorgadas, por lo que estarán en el SMA durante 14 meses antes de ingresar en la Educación Superior.

Armando Jesús Cruz Leyva, de Ciego de Ávila, señaló que estas cinco semanas le han permitido crecer espiritualmente por las nuevas cosas que aprende, en un ambiente que jamás imaginó, y añade que las condiciones de la unidad son favorables como para sentirse en casa.

Cuando aquel día se reunieron con él y le dijeron que integraría un llamado especial para una Unidad de Logística de las FAR en La Habana, pensó en la lejanía y en la familia. Pero se dijo: «Pa’lante, que uno tiene que abrirse camino en la vida». Con esa energía positiva lo encontramos en el polígono mientras hacía prácticas de infantería.

«Me siento bien aquí. Si me quedo en Ciego es lo mismo. Ahora conozco La Habana, hago nuevos amigos y aprendo de otras cuestiones. Mi abuela es la que más nerviosa se pone, y junto a mi mamá siempre está preocupada por saber cómo me siento o me porto. Esta es una vida normal, pero fuerte», afirmó.

Asegura que la comida es buena y que se llena bastante. «Son pocas las veces que no dan carne. Tenemos teléfono, televisor, un gimnasio… que utilizamos según nuestro horario», aseveró el joven, a quien el «gorrión» de la lejanía aun no lo ha atrapado.

Cambio brusco, pero necesario

Aun cuando el Sol no asoma sus primeros rayos en la Gran Unidad, el ajetreo es constante. Tres campanadas anuncian a las 5:30 a.m. el de pie para los futuros soldados. Alistar las camas, hacer la gimnasia matutina y cumplir con el aseo e inspección personal es cuestión de minutos.

Entre los muchachos parece reinar el entusiasmo o la satisfacción de cumplir con el deber. El cambio brusco en sus vidas y el constante entrenamiento los marcan para siempre, como dijo el habanero José Ernesto Marrero Hernández, mientras hacía sus prácticas de tiro.

Las prácticas de tiro ocupan un lugar importante en el adiestramiento de los reclutas. Foto: Calixto N. Llanes.

No era la primera vez que se separaba de su casa, pues antes estuvo becado en una escuela de iniciación deportiva y después en un preuniversitario; quizá por eso esta etapa no le ha afectado mucho.

«Este es un tiempo necesario para nuestra formación. Lo que más recordaré serán las clases de tiro y los ejercicios en el terreno. Nunca había tenido un fusil AKM en mis manos. Primero practicamos en un simulador, para estar mejor preparados y así adquirir precisión», refirió este bisoño, quien en el béisbol se las da de ganador.

Este encuentro con la vida militar de los jóvenes cuando llegan a sus 18 años los marca para toda la vida. Es por ello que en la unidad no se olvida cada detalle que haga sentir bien a los futuros soldados, destacó Armando Jesús.

«Los miércoles en la tarde los dedicamos a la recreación. Hacemos equipos para jugar dominó, pelota, fútbol... Y vemos películas. También ponen música y nosotros mismos animamos un poco para que nuestra estancia sea mejor y no pensar mucho en la casa».

José Enrique cuenta que todos los días ven el noticiero de la televisión para estar al tanto del acontecer diario y al día siguiente debaten las informaciones, lo que eleva su nivel cultural. Manifestó que el trato de los oficiales y sargentos está basado en el respeto.

Según el teniente Pedro Vasallo Santiesteban, en los días de recreación vienen grupos musicales de otras unidades cercanas o de la Casa de Cultura de Managua y Santiago de las Vegas, con las cuales han establecido convenios para que además traigan a sus artistas.

Explicó que el pase es de lo más novedoso en esta etapa. «Los reclutas salen el sábado a las 14 horas y deben regresar el lunes antes de las siete de la mañana. Esto es una buena alternativa tanto para las familias como para la unidad. Para quienes son de otras provincias desarrollamos actividades recreativas, con películas, música, juegos… y pueden recibir visitas».

Vasallo Santiesteban refirió que en función del trabajo con los reclutas militantes se crea un comité de base de la UJC provisional y realizan varias actividades. «Nuestra formación no concibe emplear arbitrariedades, y siempre estamos pendientes de cada joven y sus necesidades.

«Aun con estos incentivos el cambio es difícil, pero la gran mayoría lo asimila con facilidad. Para que los futuros soldados se hermanen con el arte militar sin que les cause rechazo, es preciso impartir buenas clases y tener vocación por esta tarea», apuntó el instructor político.

Así, poco a poco estos jóvenes van cambiando con mucha motivación, pero sin abandonar las picardías de su edad. Ahora Cristian, Armando y Ernesto, como el resto de sus compañeros, luego de estas cinco semanas y de hacer el juramento militar, tomarán un descanso para después cumplir con el SMA, convencidos de que no es solo una razón dictada por la Ley; se trata también de una cuestión de principios y voluntad.

Una preparación necesaria

La Preparación Militar Básica de los Nuevos Soldados constituye la primera experiencia del ciudadano al ser llamado al SMA. En esa etapa reciben un intenso programa que los prepara integralmente como soldados y que se caracteriza por un riguroso cumplimiento del orden reglamentario, elevada disciplina y organización.

Según el capitán Yordanis Guerra Tamayo, en estas cinco semanas reciben siete horas lectivas diarias, en las que se destacan materias como Preparación Política, Táctica, Tiro, Infantería, Física, Ingeniería, Topografía, Reglamento Militar, Sanidad y Jurídica.

Precisó que esta etapa se caracteriza por la profundidad en la adquisición de conocimientos y habilidades para la defensa de la Patria y que luego de una comprobación de sus conocimientos que incluye todas las materias, los jóvenes se convierten en soldados capaces de cumplir con las misiones combativas.

Después de esta instrucción básica, los reclutas pasan cursos para especializarse.

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