El parque José Martí es una magnífica opción recreativa, y no solamente para el verano. Autor: Héctor Carballo Hechavarría Publicado: 21/09/2017 | 05:52 pm
HOLGUÍN.— Una niña pide con insistencia probar las «bicis voladoras», mientras el padre se rasca la cabeza y no precisamente por la travesura que los rayos del astro Rey suelen gastarse a esa hora del día.
Hay música infantil, golosinas, sonrisas a montones. Son diversas las opciones para los niños...
Maritza Reyes, joven trabajadora de la salud, nos confiesa que aunque su hijo acaba de cumplir los seis años de edad, es esta la primera vez que viene con la familia al parque El Mambisito. Su apreciación casi coincide con la cantidad de años que este espacio estuvo cerrado a causa de su precario estado constructivo, la falta de mantenimiento e incluso el embate de al menos dos ciclones, cuyas huellas parecen haber quedado borradas para siempre.
Por fortuna, la metamorfosis no ocurrió solamente en el parque de diversiones El Mambisito. En total, 11 instalaciones pertenecientes al Parque Turístico y de Recreación Popular José Martí reabrieron sus puertas tras meses de reparación y reanimación.
La buena nueva para los holguineros este verano es que el polo recreativo más grande de la capital provincial ha vuelto a cobrar vida para sumarse a las ofertas del disfrute de la población, y no solo en el actual período estival.
Para lograrlo, trabajadores de 40 entidades constructivas y una brigada de cuentapropistas se volcaron de sol a sol en una muestra, ante todo, de gran voluntad política y mancomunada cooperación.
Héctor Lázaro Suárez Sánchez, director general del Grupo Empresarial de Comercio, informó que esta constituye la inversión de mayor complejidad de las realizadas en el polo recreativo desde su inauguración, en los años 70 del pasado siglo.
Solamente el Grupo de Comercio empleó de su presupuesto para reparaciones y mantenimiento más de un millón de pesos, y de estos, 300 000 pesos convertibles.
Entre las obras reanimadas figuran restaurantes como el Rincón Campestre y su tradicional parrillada, el cabaré Flor de Teca y el bar piscina, cuya alberca, una de las más grandes del país, ya comenzó a prestar servicio.
La contribución puntual de organismos como el Citma y el Inder permitió igualmente el rejuvenecimiento de establecimientos como el restaurante del Jardín Botánico y el rescate capital del Club de Cazadores.
Como una novedosa oportunidad para disfrutar en familia se construyó el complejo Guajiro Natural, sitio para reverenciar nuestras tradiciones campesinas.
De gran trascendencia para la estabilidad de las ofertas al público y la atención a los trabajadores resultó la restauración capital del Centro de Elaboración de Alimentos.
En el José Martí marcha viento en popa la reconstrucción de otro representativo enclave, La Patana, cuyo servicio de bar fue reabierto. La «embarcación» flotante a orillas de las aguas de la presa Mayabe próximamente incluirá servicios de restaurante en su nivel inferior.
Durante la apertura de estas obras, Luis Antonio Torres Iríbar, primer secretario del Partido en la provincia de Holguín, exhortó a los colectivos de cada lugar a trabajar por brindar un servicio de excelencia y calidad y velar por la preservación de los recursos.
Y es que después de tanto esfuerzo y trabajo provechoso, de ver tantos rostros de alegría, satisfacción y expectativas que volvieron al Parque José Martí, no hay mejor respuesta.