En compañía de los seres queridos y los amigos suele vivirse mejor la despedida, y si es bailando, mejor. Autor: Roberto Suárez Publicado: 21/09/2017 | 05:43 pm
Esta vez no es una encuesta, cuyos resultados, más allá de lo controversial de las muestras y los encuestados, van demostrando ser excelentes fibras para la polémica y la discusión constructiva. Tampoco es intención a esta hora presentar una propuesta extraída del rigor propio de la triangulación y la más aséptica metodología científica.
Por ello, sin ánimos absolutos ni quebraderos de conceptos que a veces sobran, o resultan fuera de contexto si se quiere debatir desde la experiencia de cada cual, el sitio web Soy Cuba —al que se puede acceder a través de la dirección www.soycuba.cu— comparte con los lectores de JR la diversidad de criterios y preferencias de decenas de foristas que acudieron hasta uno de nuestros servicios interactivos para comentar cómo les gusta despedir el año.
Y mire usted, para sorpresa nuestra allí se puede encontrar «de todo, como en botica», o casi todo, para no exagerar. Lo cierto es que una vez más se afianza el escenario hogareño como el más apropiado para el divertimento por estos días. Y lo prueba la inmensa mayoría de las opiniones; aunque eso sí: en casa, según se cuenta, hay múltiples maneras de hacer y pasarla bien. ¿Quién quita que en este instante usted se embulle con lo que les gusta a otros?
Pero, al parecer, para los jóvenes no todo queda entre cuatro paredes, o el perímetro del barrio, donde también suelen vivirse intensas emociones. A algunos les place pasear, irse a un parque o a una discoteca, hacer recuentos de las metas logradas o por lograr con los amigos, historiar los 12 meses del año con lujo de detalles, desde la última noviecita o el pretendiente de la hora cero, hasta el viaje, el correo electrónico, la llamada telefónica, la provocación por el chat de Facebook, o lo que no dio tiempo a conquistar.
Por su parte, si bien son los menos, están los que buscan la calma, la serenidad casi absoluta, la tranquilidad a más no poder, y sin proponerse mucho, dicen acostarse para que la bienvenida les llegue en compañía de la cama y la almohada. ¿Qué les parece?
Tienen la palabra entonces nuestros foristas (dicho sea de paso, los lectores verán que algunos asumen una identidad que les sirve de carta de presentación para su relación en la web, aunque ello no resta seriedad a sus criterios). La mesa ya está servida de opiniones. Los encuentros en estos minutos saben a razonamiento fiestero, a fuerza renovada, a camino largo por emprender. Desde aquí brindamos por un 2014 floreciente, con salud y alegrías para todos, y muchas energías para defender nuestros proyectos.
Como para no salir de casa
La familia es el mejor espacio, el clima idóneo para los adioses y las bienvenidas del calendario, y en el que coinciden todos para la celebración, incluso aquellos que antes o después, gustan de dar una vueltecita.
Omar Luis es un usuario de Nuevitas, quien cuenta sobre lo tradicional de esperar enero, todos juntos, en casa. «Somos una familia relativamente pequeña: mis abuelos paternos, mis padres y mi tía con su esposo. La pasamos siempre muy bien, asamos un pernil, bailamos y tomamos y, por supuesto, a la medianoche, muchos abrazos, besos y deseos de un nuevo año próspero para todos».
Por semejante cuerda, aunque más abierto a las amistades, explica otro cibernauta, identificado con el apellido de Fajardo: «Me encanta pasar el fin de año con personas cercanas y con las que me siento a gusto. La familia es importante que esté presente, pero también los buenos amigos, incluso con los que puedes compartir la mitad del mundo. Es muy lindo recibir un año nuevo con energía positiva».
Bien parecido piensa Francis91, un joven que se ha registrado de ese modo, quien habla de compartir entre los más allegados de su misma edad. «Nos reunimos el piquete y vamos pasando un rato en casa de cada uno; es muy divertido, llevo muchos años pasándolo así y hasta ahora no me aburro».
Roilán Calunga cuenta que, como ya es habitual por esta fecha, andará alegre todo el tiempo, tomando unos traguitos chiquitos, pero con medida, velando por el puerco en púa, como se dice allá en Oriente, donde él vive. A las 12 de la noche, habrá mucho escándalo y bulla; su abuela y su mamá acostumbran a tirar un jarro de agua para la calle, como parte de una tradición que siguen muchos cubanos. Asegura que, conociendo como conoce a su gente, de seguro amanecerán bailando.
En medio de tantas opiniones juveniles que destacan permanecer entre hijos, esposos, abuelos, tíos y primos, sorprende el comentario de Carycita, la avileña, quien confiesa multiplicar las emociones y tirar su pasillo «de la sala a la cocina».
«El día 31 siempre ayudo a mi mamá a preparar las carnes, las ensaladas, los dulces; pero entre una cosa y otra me tomo mi cervecita para ponerme bien. Entonces, si me da por bailar, lo mismo invito a mi papá, a mi hermano, o a mi novio. Pero si se suelta la habladora me pongo a hacer cuentos y no hay quién me calle. No se sabe qué es mejor, aunque se me hace inevitable entusiasmarme después de un año de mucho trabajo y estudio».
Salir de noche
Fenómeno cultural propio de la región central del país, las parrandas también son un motivo de festividad de fin de año. Tonybermudez87, al parecer un joven villaclareño por lo que expone, indica que comienza la celebración el día 24, con el convite de barrios en Remedios —cuna de la tradición parranderil cubana—, y termina en la madrugada del día 1ro. en familia.
En Zulueta, un pequeño poblado del noreste de Villa Clara, la última noche de todos los almanaques se vive en medio de la fraternal pugna de dos barriadas que rivalizan su maestría artística y su destreza pirotécnica, sin la fatiga de un reloj que marque cuándo se rompe un calendario, al tiempo que nace otro.
Julito2013 refiere que ya no sabe despedir el año sin las pasiones que siempre despierta ese tipo de jolgorio, especialmente la salida de las carrozas. Y como él, todos sus coterráneos.
Para Elena Morejón, no hay nada como salir a compartir en la noche del 31, al parque o a cualquier lugar, allá en Taguasco, provincia de Sancti Spíritus, donde residen sus abuelos y año tras año va a dejarse acompañar por sus primos y conocidos.
«No me gusta quedarme en la casa, me da la sensación de que me voy a aburrir y estoy haciendo lo mismo de todos los días. Esas son horas para innovar, romper la rutina y diferenciar ese día de los demás. Y no es que yo sea más creativa que nadie, pero detesto lo repetitivo», comenta.
De tradiciones, balances y mucho más
Quizá sobresalga entre tantos comentarios desbordantes de actividad y desvelo, la manera de esperar el nuevo año de Yania Yésica, en Sancti Spíritus. Y como para gustos se han hecho los colores…
Esta muchacha, por lo que narra, disfruta la tranquilidad hasta el delirio. Prefiere una comidita en compañía de sus padres, algo de música y no más, pues si bien no le gusta la soledad, tampoco le agrada el aspaviento. Por eso opta por un buen libro o un programa de televisión, y si no le resultan muy atractivas estas propuestas, va a la cama temprano, convencida de que al despertar estará ya en un nuevo año.
Pero Lolysantiago, como se identifica esta usuaria de la Ciudad Heroína, se autodeclara una seguidora fiel de las tradiciones y costumbres que rondan la fecha. «¡Qué gozadera formamos en mi barrio todos los años! La gente con sus cubos de agua pa´la calle, algunas mujeres tirando arroz y pidiendo “que se vaya lo malo y que venga lo bueno”. No, y lo más gracioso es la maleta. Tú ves a unos cuantos con un bulto dándole la vuelta a la manzana, para que este sea el año del viaje. Yo en 2012 lo hice, pero parece que no saqué bien el pasaje (jajaja). Ya será, más tarde que temprano, pero será. No hay que preocuparse mucho por eso».
Y como para darle la vuelta a la página y cerrar la historia, María Karla sugiere lo que siempre hace ella: recapitular todo un año en pocos minutos.
«Me siento con mis amigos más cercanos y les digo lo más relevante que me haya pasado por meses, y después saco cuentas de lo más importante. Trato de acordarme, pero si de algo no me acuerdo con rapidez, eso es señal de que no fue tan importante. Cuando acabo el recuento me pongo a pensar en las cosas que me propondré para el año entrante. Por muy bien o muy mal que haya sido este tiempo, la vida sigue y por nada del mundo podemos detenernos».