Los rendimientos de una cosecha están condicionados en un 50 por ciento por la calidad de la semilla. Autor: Raúl Pupo Publicado: 21/09/2017 | 05:17 pm
ARTEMISA.— Producir semillas de calidad, adaptadas al clima y suelo cubanos, con rendimientos cada vez más elevados, que apunten a la soberanía alimentaria, es la labor de 87 productores de esta provincia que, mediante contratos con la Unidad Empresarial de Base (UEB) Productora y Comercializadora de Semillas, ubicada en San Antonio de los Baños, logran la totalidad de las de frijol y tomate que demandan Artemisa y Mayabeque.
Carlos Pérez López, director de esta UEB, perteneciente a la Empresa Nacional de Semillas, explicó que trabajan en la recategorización de las simientes, en busca de aquellas de mayor fortaleza genética. Laboran de conjunto con los institutos de investigaciones encargados de proporcionarles la semilla básica, a partir de la cual obtienen las registradas y certificadas que venden a las formas productivas.
Durante los últimos años han insistido mucho en elevar el prestigio de sus simientes entre los campesinos. «El 81 por ciento de las semillas que ofrecemos a las formas productivas están categorizadas, entre registradas y certificadas, un ocho por ciento por encima de lo logrado en 2012. En el caso del frijol y el tomate estamos casi al ciento por ciento», explicó Pérez López.
Insistió en que la política de la empresa está dirigida al maíz, pues aún el 20 por ciento de la semilla que ofertan es fiscalizada, y toda la que logran es en los meses de primavera, y no en invierno como debería ser.
Entre sus logros más notables destaca la introducción de variedades de frijol con rendimientos superiores a una tonelada por hectárea, tres variedades de tomate para reducir importaciones, y duplicaron la producción de semilla nacional de papa con respecto al año anterior.
En estos resultados incidió la recuperación al ciento por ciento de las dos plantas de tratamiento de semillas, y el proceso inversionista acometido en la biofábrica, ubicada en Mayabeque, donde producen las vitroplantas de plátano y malanga.
Pérez López insistió en las bondades de las vitroplantas, aún desconocidas por los campesinos del territorio. «Es una planta limpia de enfermedades, genéticamente más pura, y su precio de venta oscila entre un peso y un peso y diez centavos; sin embargo, los productores compran las posturas a otros, a un precio superior, y muchas veces con hongos», lamentó.
Precisamente esto le ha hecho pensar en acercar la venta a los productores, creando tiendas comercializadoras en algunos municipios. La primera se inaugurará antes de finalizar el año en Artemisa, y habrá otras dos: una en Güira de Melena y otra en Bahía Honda.
Está demostrado que los rendimientos de una cosecha están condicionados en un 50 por ciento por la calidad de la semilla. Sembrar entonces aquellas que estén registradas o certificadas debe ser divisa para todo productor agropecuario.