La agroindustria cañera, en el escenario actual y futuro, puede contribuir a la solución de tres grandes problemas que enfrenta la Humanidad toda: la producción de alimentos, el déficit energético y la preservación del medio ambiente, pues las plantaciones agrícolas de caña absorben el dióxido de carbono del aire y lo expulsan en forma de oxígeno, dando lugar al llamado efecto bosque, señaló el doctor Armando Nova González, investigador del Centro de Estudios de la Economía Cubana de la Universidad de La Habana, durante un taller donde se evaluó la situación actual y las perspectivas de la que durante muchos años fue considerada locomotora de la economía cubana, la agroindustria azucarera.
A lo que culturalmente representa ese cultivo en la formación de nuestra identidad, también hicieron alusión los especialistas participantes, quienes de manera muy equilibrada evaluaron las incidencias y también las oportunidades que trajo para no pocos bateyes el cierre de centrales cuando era insostenible producir azúcar, por la depresión de sus precios en el mercado.
La caña de azúcar no es solamente azúcar, enfatizaron casi todos los ponentes, que en representación de la Universidad de La Habana y el Grupo azucarero Azcuba analizaron las dificultades, los logros y potencialidades de la referida agroindustria.
«La caña es una planta con excelentes condiciones para captar, almacenar la energía solar y a partir de ella generar importantes cantidades de alimento con destino humano y animal; energía eléctrica, alcohol, biogás; subproductos como miel y bagazo; múltiples derivados de primera y más generación con alto valor agregado», subrayó Nova.
Al concluir el taller, Julio García Olivera, vicepresidente de la Sociedad Económica Amigos del País, elogió la profundidad y la transparencia con que se abordó cada uno de los temas, y expresó que la Sociedad Económica tiene una responsabilidad histórica con el destino de la agroindustria azucarera.
Se refirió a la fortaleza de contar con más de un millón de graduados universitarios en todo el país vinculados al sector, de los cuales muchos podrían contribuir al desarrollo sustentable de la agroindustria azucarera. Por eso insistió en suministrarles a estos graduados, y a otros jóvenes que se insertan como obreros, información actualizada para que puedan operar bien los procesos fabriles y evitar roturas innecesarias en las industrias.